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Los componentes del grupo Ponte a la Cola posan en el salón de actos del instituto Andrés Laguna. Antonio Tanarro

Ponte a la Cola: las pasiones que despierta el teatro

El grupo repasa cómo fueron sus inicios a raíz de una obra juvenil contra el maltrato

luis javier gonzález

Segovia

Lunes, 1 de abril 2019, 12:32

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Un apuesto médico inglés es el epicentro de un entuerto familiar. Su novia es la hija pequeña de una familia tradicional; su abuela es la paciente. Todo el árbol genealógico femenino babea ante su presencia. Una vez desarrollado el follón doméstico consiguiente, una vecina se presenta en casa y pregunta por el atractivo británico. Abuela, madre e hija responden al unísono: «¡Ponte a la cola, guapa!». Esa frase del desenlace fue la primera línea del guión de 'Ponte a la cola', la obra fundacional de Sergio Mínguez que da nombre al grupo de teatro homónimo que él encabeza. La compañía forma desde 2013 a adolescentes y adultos en el escenario del instituto Andrés Laguna, que estrena esta tarde, a las 20:00 horas, 'Las bicicletas son para el verano'.

La casa de Sergio, en la travesía de los Pelaires, en honor a los tejedores de paños, es el laboratorio de ideas del grupo y sede de muchos ensayos de Ponte a la cola. No solo es la sede social de la compañía, sino su lugar de reunión para analizar texto, leer y tomar chocolate caliente en invierno. Hay una pizarra en el ático donde han diseccionado hasta la última palabra de decenas de guiones. Él ve una progresión muy grande en la zona, auspiciada por la iglesia de San Millán. «Era una zona fea, con una discoteca conflictiva y el 'after' de La Escuela. Siempre ha habido mucha droga en ese barrio. Últimamente está cada vez mejor, pero se podría iluminar más y hacerla un poco más agradable, sobre todo por la noche».

Desde los siete años

Sergio entró al teatro con siete años en el colegio Diego de Colmenares y representaba clásicos como 'Don Quijote de la Mancha'. Así llegó al instituto Andrés Laguna, donde actualmente es profesor de teatro. Entonces, con 15 años, una experiencia personal afianzó para siempre su relación con los escenarios. Un grupo de amigas cercanas vivió una situación familiar de malos tratos por parte de su padre; su reacción fue escribir una obra, 'Rosa roja', que estrenó en el teatro del instituto. «Fue muy importante ver sobre el escenario una obra que había escrito yo rodeado de amigos». Representar una obra con 16 años no fue su única barrera superada. Aún recuerda el día que se metió en el despacho de Clara Luquero, entonces concejala de Cultura, para que el Ayuntamiento patrocinara la obra. Y lo consiguió. «Hicimos una pancarta publicitaria muy interesante», sonríe.

Al año siguiente escribió 'Ponte a la cola', una comedia sobre una familia tradicional y sus dos hijas, que representaron durante tres años. Las hermanas Matilde y Ana Álamo se convirtieron entonces en dos pilares para acompañar al grupo de adolescentes de 'Rosa roja'. «Para nosotros era un lujo tener a gente que había hecho teatro. Ya era una cosa más seria», rememora Sergio. La obra se representó en el Andrés Laguna, en varios lugares de Segovia y en decenas de pueblos.

Así se formó la compañía, en julio de 2013, como iniciativa de Sergio y otros compañeros como Álvaro Martín, Mario Álvarez, Ángela Armendáriz o Marian San Pablo. El núcleo de la siguiente obra, 'Un ángel caído', la más longeva de la compañía, que sigue representándose seis años después. Sergio da vida a Ángel Villanueva, un hombre que se ha quedado viudo muy joven y que genera una trama por su herencia. La obra se ha representado en más de un centenar de ocasiones por la ciudad y la provincia. La compañía recuerda una especialmente multitudinaria en la plaza de Navalmanzano, con unas 1.500 personas. Se trata de una obra que, según estimaciones aproximadas, podría haber visto uno de cada cinco segovianos.

Unos sesenta actores

El grupo ilustra su progresivo avance en cuanto a obras producidas y a representaciones. El núcleo que lo gestiona está en torno a la docena, con unos 60 actores y actrices a su cargo. El año pasado hicieron 50 representaciones,todo un avance respecto a un calendario que en 2014 apenas alcanzaba la decena. Su receta es ser muy activos. «Somos un grupo que movemos desde hace años cuatro, cinco o seis obras simultáneamente. Tener un abanico, ofertar obras muy distintas, hace que te reclamen más. Y ahora estamos moviendo cerca de 15a la vez».

Por el camino, el tránsito de una compañía «plenamente cómica» en sus inicios a su cercanía al drama. Prueba de ello es que el estreno del año pasado fue 'María Pineda', de Federico García Lorca. También obras de Arthur Miller como 'El descenso del monte Morgan' o 'Morir', de Sergi Belbel. «Nos encanta la comedia, pero nos gusta utilizar los dramas y el cúmulo de emociones para trasladar al espectador, desde un punto más inestable, una idea más profunda».

El grupo de teatro del Andrés Laguna estrena hoy 'Las bicicletas son para el verano'. El 3 y 5 de mayo, en la muestra de teatro del instituto, verán la luz 'Caídos del cielo', una historia de María Pedrero sobre las personas sin hogar. El broche lo pondrá un clásico como 'La gata sobre el tejado de zinc', de Tennessee Williams, el 31 de mayo y el 1 de junio. Ponte a la Cola organiza cursos anuales, tanto para adultos como para adolescentes, y las obras sirven como colofón y de germen para seguir representándolas después. 'Arturo Ui', estrenada el año pasado, fue premiada en Ávila, galardonada con el premio Buero Vallejo de Castilla y León y quedó en tercer lugar en la fase nacional.

Sergio lleva cinco años impartiendo clases en el Andrés Laguna y tiene un grupo de 30 alumnos, de entre 12 y 18 años, que se subirá hoy a los escenarios y representará 'Las bicicletas son para el verano'. Además, hay dos grupos de adultos –desde 17 años hasta 75– con dos días de clase a la semana. Muchos ya son fieles y forman parte de la compañía. Representarán 'Caídos del cielo' y 'La gata sobre el tejado de zinc'. «No hay ningún requisito, solo tenemos muchas ganas». La compañía ayuda también a la distribución de otros grupos locales. Después de los estrenos primaverales llega la temporada estival, con actuaciones por toda la provincia en una frecuencia de cuatro o cinco representaciones semanales. Tanto las del curso anterior como otras obras propias. La compañía hace también una labor de representación para dar a conocer a actores o dramaturgos.

El teatro representa un valor incalculable en la formación personal. «El simple hecho de que los chavales estén cuatro o cinco horas a la semana desconectados de los móviles ya es algo importante. Que estén mirando a otros compañeros, a otras personas con las que se tienen que comunicar de tú a tú. Y hablar de pasiones, no del gol que ha marcado Messi». Un concepto, el de las pasiones, que Sergio, de 25 años, ve como un reto para los 'millennials'. «Son muy pasionales con los dedos, pero cada vez les cuesta más mirar a los ojos y decir un 'te quiero'».

Sus clases están centradas en la técnica de la escuela madrileña William Layton y en la expresión corporal. «Intento trabajar la naturaleza de las emociones. No uso una regla, a uno le puede generar una emoción interna el hecho de ver unas hojas caídas sobre el suelo y otros tienen que partir de algo interior, como la pérdida de un padre». De ese diagnóstico sobre qué emociones controla o no cada uno parte una enseñanza esencial: el teatro ayuda al sujeto a conocerse. «Es saber qué podemos aportar a los personajes y, sobre todo, lo que los personajes nos van a aportar a nosotros».

Diplomatura en cine

Sergio lleva esa filosofía a otros campos. Termina este año su diplomatura en cine y está trabajando en una adaptación de 'El bosque de la felicidad', de David de la Cruz, que está inmersa en el proceso de producción y será la última película que se estrenará de Terele Pávez, fallecida en 2017. Cuenta con Ángela Molina, Nicolás Coronado o 'El Langui'. La compañía da cursos de cine, se estudia producir cualquier guión de cortos o largometrajes –algo que también planean hacer con grupos de música- y Sergio imparte en MUCES el curso de iniciación a la cinematografía. Sus actores y actrices, como Matilde Álamo y Silvina Caruana, están en series como 'Las chicas del cable', 'La valla' o 'En alta mar'.

El grueso de los miembros adultos de Ponte a la cola viene de amigos o grupos que se han juntado para obras de teatro. «Ver el teatro de forma más profunda es muy distinto a interpretar un personaje con un texto. En adultos ves mucho más la evolución que en niños». Sergio cita a Silvia, una alumna que ha pasado a ser amiga, como uno de tantos casos para los que el teatro tiene una función terapéutica. «Nos permite parar a diseccionarnos. ¿Y en qué momento de nuestro día hacemos eso si no es en el teatro?».

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