El cierre de plazas en Nueva Segovia indigna a comerciantes y desata el caos vecinal
Algunas tiendas y locales hosteleros sopesan el cierre por el desplome de la facturación al perder más de la mitad de la clientela
El avance de las obras de renaturalización de las plazas en Nueva Segovia han obligado a suprimir decenas de plazas de aparcamiento y restringir el ... paso de los vehículos por diferentes espacios del barrio segoviano, así como eliminar zonas de carga y descarga o modificar los itinerarios de autobús. Los problemas de movilidad han tenido su impacto entre los vecinos, que tildan de «caos total» el desarrollo de este proyecto de forma simultánea en cuatro puntos del distrito; y entre los comerciantes, que lamentan un desplome en la facturación. Algunos de los afectados barajan cerrar sus negocios mientras duren los trabajos, previstos hasta diciembre, en un intento de combatir la pérdida de rentabilidad.
«Está la cosa muy revuelta, la gente está muy enfadada», asegura el presidente de la Asociación de Vecinos San Mateo de Nueva Segovia, Francisco Fernández. En un principio, el cierre total de las plazas Tirso de Molina, Calderón de la Barca, Fernando de Rojas y Bécquer al paso de vehículos estaba previsto el 10 de septiembre. Sin embargo, los cortes de tráfico finalmente han sido escalonados y se han sucedido los días 8, 10 y 15. El proceso se iba a completar este miércoles con la extensión de la prohibición de aparcamiento a Bécquer, pero los plazos no se han cumplido. Por el momento, el Ayuntamiento de la ciudad no ha aclarado los motivos.
«Los vecinos están muy molestos, no en cuanto que arreglen las plazas, sino por haber hecho las obras en todas a la vez: ha sido un caos»
Francisco Fernández
Asociación de Vecinos de Nueva Segovia
Los vecinos han tenido que adaptarse a los cambios. «Están muy molestos, no en cuanto que arreglen las plazas, sino por haber hecho las obras en todas a la vez: ha sido un caos», subraya Fernández. Las amplias aceras que antes eran frecuentadas por multitud de personas que desayunaban en bares y hacían la compra diaria en las tiendas de la zona residencial ahora permanecen prácticamente vacías durante toda la jornada. No sucede lo mismo en las calles, ya que la circulación se ha disparado al haber conductores que «dan vueltas continuamente» en busca de un sitio para aparcar.
Al mediodía de este miércoles, era difícil encontrar un estacionamiento libre en los alrededores de las diferentes plazas, a lo que se une el colapso de tráfico que atascaba las avenidas principales. Estos inconvenientes han tenido su repercusión en la actividad comercial. La treintena de establecimientos que se reparten por las plazas, principalmente en Tirso de Molina, prestan servicio a los vecinos del barrio, pero «muchos clientes vienen de fuera», coinciden. «Al no poder aparcar, deciden no venir y se van a otro lado, lo está perjudicando en gran medida a los comerciantes», advierte el presidente de la asociación vecinal.
Los responsables de negocios continuamente intercambian percepciones acerca del impacto que están teniendo las obras. Apenas se cumple una semana desde que comenzaron las labores para la renaturalización de las plazas de Nueva Segovia y el balance es desalentador en la mayoría de los casos. El descenso de la clientela tiene su reflejo directo en la caja. «Estamos haciendo un 25% de lo que hacíamos normalmente», reconoce Yassine Sadguin, al frente del bar El Soto. «Tengo dos sueldos fijos, hay que pagar los impuestos, los gastos de luz... pero no vendemos nada: estamos pensando en cerrar a partir de la próxima semana», confiesa. No sería el único local en tomar esta decisión.
Caída de ingresos
La situación que viven los comercios es crítica. «Tranquilamente he perdido un 50% de la facturación, es deprimente e indignante, es una impotencia que no puedes con ello», relata Rosa Sanz tras el mostrador del estanco ubicado en Fernando de Rojas. «Estamos completamente aislados y totalmente indefensos, no sabemos nada sobre los trabajos; yo me marché de aquí un día a las 14:00 horas y cuando volví por la tarde me encontré toda la plaza vallada», especifica.
Ha habido problemas con la carga y descarga. «Los repartidores se las han tenido que apañar como buenamente han podido», indica Seila Gilarranz, propietaria de la farmacia de Tirso de Molina. Las propias trabajadoras del comercio han tenido que dejar el coche lejos o llegar andando. Y más dificultades presentan los clientes, que «están acostumbrados a venir en coche, sobre todo si tienen que comprar algo voluminoso, como pañales, y ahora no pueden», añade. «Es verdad que ha pasado poco tiempo, pero estos primeros días están siendo un poco flojillos», matiza la farmacéutica, que teme la coincidencia de las obras con las guardias.
Los comerciantes no se oponen al proyecto de renaturalización, quienes asumen los ruidos y levantamiento de polvo que implican las tareas de demolición del asfalto. No obstante, al igual que los vecinos, consideran que extender las obras a todas las plazas supone un importante perjuicio para la movilidad y accesibilidad de los segovianos. «Es una locura; llevo en el barrio desde que se empezó a construir y abrí todos los días durante la pandemia, y sinceramente no he visto algo así en la vida», puntualiza Rosa Sanz.
«A mí no me importan los ruidos, me importa que venga la gente. Lo suyo sería haber hecho una plaza y luego otra, o no toda la plaza de una vez, se puede hacer una mitad», considera el hostelero Yassine Sadguin. Los comerciantes no descartan proponer mejoras al Consistorio, como es la posibilidad de aparcar por un máximo de tiempo. «Lo que critican es que no se les haya tenido en cuenta», resume el portavoz vecinal.
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