El canon turístico por alojamiento «no es para nosotros, ningún pueblo está masificado»

Asume la tarea global de desestacionalizar las visitas, que los madrileños no vengan solo en San Isidro sino también en marzo, pero el vaso de los alojamientos está lejos de desbordarse. «Cuando sales de las cuatro fechas grandes, es difícil llenar los sitios. Todo ingreso está muy bien para los ayuntamientos, pero si al final va a ser una pega para que la gente venga no tiene mucho sentido», apostilla.

Figueredo esgrime un aumento progresivo en las pernoctaciones, pero la batalla está muy lejos de considerarse ganada. «Tenemos que ser sensatos. ¿Qué nos va a aportar la tasa? Yo creo que nada». Y lo justifica porque el turismo es a fin de cuentas una competencia entre destinos por los mismos viajeros. «Otra cosa es que lo ponga todo el mundo. Te subes al carro y ya está. Si lo haces tú solo, te va a penalizar», piensa el diputado provincial.

Pone el ejemplo de Pedraza, que señala como el pueblo más cercano a ese umbral de la masificación en Segovia, en parte por su idiosincrasia –limitaciones y atractivos al mismo tiempo como un único acceso o un casco urbano estrecho– tras los fines de semana de los populares Conciertos de las Velas. «Está saturado, pero si vas hoy puedes comer donde quieras y circular tranquilamente. No es una saturación de continuo, sino algo puntual», afirma.

El contraste de modelos turísticos entre Segovia y, por ejemplo, Palma de Mallorca no puede ser mayor. En una isla pernoctar es casi una obligación, mientras la provincia es un destino cercano para casi siete millones de madrileños, que cuando pernoctan lo hacen por voluntad, no por necesidad. Incluso en un escenario potencial en el que la Junta apostase por aplicarla, cree que pasaría desapercibida en la mayoría de municipios por la falta de alojamientos.

Ve útil la herramienta en grandes ciudades como San Sebastián o Madrid. «Es que hay noches que no tienes nada por debajo de 200 euros, ni en un piso de Airbnb. Pero esto no es el caso de ningún pueblo de la provincia. Nuestros estandartes turísticos son el gastronómico, la naturaleza y el patrimonial. Hay mucha gente que no pernocta porque estamos muy cerca de Madrid. Para unos pocos que se quedan, ¿encima les ponemos la tasa? Yo creo que no es para nosotros».

Figueredo, alcalde de El Espinar, hace cálculos con su localidad, con un buen número de alojamientos distribuidos en sus diferentes núcleos. «¿Qué vas a cobrar? Un euro. Si sacas 3.000 euros a final de año no es nada para un ayuntamiento y estás poniendo pegas para que la gente venga», reflexiona.