Alertan de que las mujeres en prisión sufren una «doble victimización»

El magistrado juez del Juzgado de Vigilancia Penitenciaria, Andrés Encinas, consideró que en el ámbito de la prisión «se vive con discriminación», dado el bajo número de mujeres que ingresan respecto a los hombres. Por ello, abogó por «redundar en un mejor tratamiento hacia ellas», pero lo que sucede en la actualidad «es al contrario», apuntó. Las mujeres que entran en prisión sufren «una doble victimización», ya que «van a cumplir la pena y ya dentro se ven discriminadas a la hora de acceder a tratamientos», como argumentó el magistrado.

Así lo manifestó ayer minutos antes de participar en el III Congreso Internacional sobre '(Des)Igualdad y Violencia de Género' que se celebra en la Universidad de Salamanca hasta hoy y que reúne a un elenco de expertos en la materia a nivel nacional e internacional.

Andrés Encinas impartió la conferencia sobre 'Mujer y prisión' y habló del «panorama desolador», ya que se han reducido los medios y a ello se une el bagaje de violencia de género y maltrato que llevan las mujeres que ingresan, por lo que el cumplimiento y la ejecución de la condena se hace «más penoso», señaló.

Durante sus declaraciones a los medios, el magistrado destacó que la institución penitenciaria «está hecha por y para los hombres», por lo que surgen discriminaciones de tratamiento, ya que «las cárceles y los módulos no están adaptados a las mujeres». En muchas ocasiones los programas de tratamiento que existen llegan difícilmente a ellas.

Respecto al módulo de respeto mixto puesto en marcha en la cárcel salmantina de Topas hace unos meses, dijo que «es un pequeño avance». Se trata de un pequeño grupo de hombres y mujeres que conviven durante el día y por el momento según destacó «está funcionando bastante bien» y la experiencia se ha implantado también en cárceles como la de Zuera en Zaragoza. Por su parte, Andrés Encinas instó a ampliar este programa, ya que a su juicio «son pocas las personas que se benefician».

En Salamanca, explicó que hay cerca de una treintena de mujeres y no hay distinción de módulos de respeto, por lo que no pueden acceden a los tratamientos terapéuticos para superar los temas de adicción así como los problemas mentales, que como señaló «se dan en un gran porcentaje de las personas que cumplen condena en prisión». Por ello, remarcó la «doble penalización» de las mujeres al ingresar en prisión.

El magistrado juez del Juzgado de Vigilancia Penitenciaria, Andrés Encinas, sostuvo que el perfil de la mujer que ingresa en prisión está entre los 40 y los 60 años, la mayoría desempleadas, que tienen una carga «a veces de ser madres con hijos y con experiencias en las que previamente no ha habido convivencia», también se dan situaciones de malos tratos, no solo de pareja, sino dentro de la unidad familiar u objeto de abusos. Esas mujeres cuentan con un nivel cultural bajo, «apenas un 4% tienen estudios superiores», indicó y también hay que añadir el consumo y el trauma que supone el encarcelamiento y alejamiento de los hijos. A pesar de que existen 'unidades madre' en Salamanca, en otras ciudades no se dispone y «se les hace difícil salir del camino». Además, añadió que la situación económica, al estar desempleadas, muchas veces las lleva a incidir de nuevo en la actividad delictiva. En ese sentido, habló de un perfil de la mujer que comente delitos contra el patrimonio, robos, hurtos con penas pequeñas, o tráfico de drogas con menudeo o venta en domicilio.