Los patateros esperan que el fin de la campaña del sur reanime los precios

La excelente patata de Salamanca se queda en el terreno, mientras que en las grandes superficies de distribución se está comercializando patata de fuera. Ésta es una de las cuestiones que en opinión del agricultor Juan del Pozo está provocando que la patata no tenga demanda. «Mientras que los salmantinos vamos a comprar a los Mercadonas, El Corte Inglés y otra serie de supermercados, ellos no están vendiendo la patata de aquí, porque están comercializando tubérculo lavado y aquí no lo hay», aclara. No obstante, Del Pozo duda si es que estas marcas no han recibido la llamada de los representantes de los agricultores, algo que considera necesario.

Este agricultor no es el único que busca la solución en la distribución, pues en la Mesa de la Patata en la que se sentó él mismo el pasado 1 de septiembre ya se hablaba de los grandes márgenes que existen entre el precio que se paga al agricultor y el que paga el consumidor en las tiendas.

En su caso, Guillermo González, secretario general de UPA en Salamanca y voz de La Alianza UPA- COAG, considera que la administración debería intervenir para obligar a la distribución a que diera al productor de patata entre cuatro y seis céntimos por kilo para evitar que éste perdiera dinero.

Son posibles soluciones a un año duro para la patata, en especial para la de Castilla y León y con principal ahínco en la de Salamanca. Según Juan del Pozo, el arranque de la patata en Castilla y León está muy retrasado, pero es Salamanca la provincia que menos patata ha sacado.

El presidente de Asaja, Luis Ángel Cabezas, indica que solamente se ha recogido el 10%del tubérculo cuando otros años a estas alturas ya se había sacado el 60%. «La situación es crítica, con lo que se paga a los agricultores que han sacado no se cubre ni el 50% de los costes de producción». Este dato es confirmado en Cantalpino, la capital de la patata, donde el almacenista y agricultor Vicente García dice estar pagando entre 3 y 5 céntimos por la patata que se encargan ellos de sacar. «Si nos la da sacada el productor, pagamos unos 7 céntimos el kilo», avanza. No obstante, manifiesta que «el precio varía mucho si se trata de patata temprana o de media estación;de si es patata redonda o alargada».

No hay movimiento

La patata goza de mucha calidad, así lo confirman en la Cooperativa Aranpino, donde sorprendentemente en plena campaña de cosecha no hay movimiento. Cuando otros años suelen cargar una media de 20 camiones diarios, en esta cooperativa los empleados aprovechan el tiempo para la preparación de la maquinaria. Mientras tanto, la mayoría de parcelas de patatas ya tienen sus plantas listas para ser extraídas.

Uno de los socios de esta cooperativa comenta que ya le ha dicho un vecino de Arabayona de Mógica que va a arar la parcela de patatas sin sacarlas. El caso es que lo que se está pagando cubre, a duras penas, los gastos de recolección.

El agricultor Juan del Pozo considera que se podrían tomar una serie de medidas para ofrecer un poco de respiro al asfixiado productor de patata. Una de ellas es el fomento del consumo de la patata de la mano de los almacenistas. La segunda sería la activación de una necesaria ayuda a los productores de patata por parte de la Administración. Por ejemplo, propone la concesión de créditos al 0% para que los agricultores puedan hacer frente a los pagos que tienen pendientes de amortizar con las cosechas de patata que nunca llegarán. También propone que se consiga la interprofesión.

La aludida interprofesión se refiere a un acuerdo entre la Administración, la distribución y los consumidores, regulado por la mencionada Administración. El objetivo sería regular el mercado de alguna manera con el fin de evitar que sobre o falte patata. Este agricultor explica que la interprofesión ya funciona en los países europeos con resultados muy satisfactorios tanto para productores como para consumidores e intermediarios.

Veto ruso

Otra de las soluciones posibles es la que plantea el agricultor y responsable de la sectorial de regadíos en Asaja, Antonio García Sierra, quien considera que el agricultor productor de patata debería de ser indemnizado con 2.000 euros por hectárea. Dicho importe debería ser reclamado a Europa en concepto de gastos de producción de la patata por el problema del veto ruso.

Por su parte, Guillermo González propone movilizaciones, pero sin detener la extracción de la patata, sino con protestas ante la distribución. Este agricultor y representante sindical lamenta que el más perjudicado es siempre el agricultor, «que le tienen como un tirinene», puntualiza. González considera que en esta problemática, «el más perjudicado es el productor, ya que la gran distribución continúa manteniendo los beneficios y los almacenistas tampoco acumulan pérdidas, pero el cultivador es el que siempre pone de su bolsillo».

En el almacén de patatas Vicente García, donde se encuentran ensacando patata, tampoco hay mucha alegría; por un lado, porque sus propietarios son agricultores; por el otro, porque «si la patata no se vende, nosotros tampoco ganamos», aclara Vicente García. En este momento, explican que está en venta todo tipo de patata, tanto ciclos cortos como semitardíos y tardíos. Otro problema es que se han juntado los ciclos cortos de julio y agosto con los largos y medios de septiembre y octubre, según este experto. Además, García subraya la importancia de los meses de septiembre y octubre, momento en el que debería de haber muchos agricultores extrayendo patata. Y cuenta que la patata de Francia ya ha empezado a entrar en zonas del norte como Cataluña y estima que en un mes estará aquí.