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El Real Valladolid rescata un punto de la nada
El equipo de Sergio demuestra haber ganado en madurez en tan solo unos meses y conquista un punto que sabe a victoria ante un Real Madrid que dominó sin acierto
El punto que mereció hace un año y se escapó sin saber muy bien por qué, lo ganó esta vez el Real Valladolid en un ... partido de bagaje ofensivo pobre que, sin embargo, resaltó una nueva virtud del equipo de Sergio. La madurez que tanto se echó en falta la temporada pasada en el recién ascendido, le ha venido por arte de magia. No ha incorporado años a su vestuario, tampoco tablas en Primera, y sin embargo este Valladolid demuestra que sabe bucear en aguas turbulentas. El punto que rescató en el Bernabéu es un claro ejemplo.
Real Madrid
Courtois; Carvajal, Varane, Sergio Ramos, Marcelo; James (Vinicius, minuto 57), Kroos, Casemiro, Isco (Jovic, minuto 69), Bale y Benzema (Lucas Vázquez, minuto 88).
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Real Valladolid
Masip: Moyano (Waldo, minuto 59), Kiko Olivas, Salisu, Nacho; Pedro Porro (Antoñito, minuto 80), Míchel, San Emeterio (Anuar, minuto 84), Óscar Plano; Enes Ünal y Sergi Guardiola.
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Árbitro: Pablo González Fuertes.Amonestó a Kroos por parte de los locales y a San Emeterio y Waldo por los visitantes.
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incidencias: Segunda jornada de Primera División, disputada en el estadio Santiago Bernabéu ante 65.000 espectadores.
Hay crónicas que se escriben antes incluso de que el balón eche a rodar, y las visitas del Real Valladolid al Bernabéu se suelen amoldar al patrón del 'jugamos como nunca, perdimos como siempre'. Un golpe de casualidad, un segundo de talento, un momento de enajenación arbitral,... Y los tres puntos, da igual lo que pase en los noventa minutos restantes, se quedan en la capital del reino.
No fue éste el caso. Sí el del año pasado, donde un rebote –ni siquiera un brote de calidad ni un arrebato de inspiración– acabó con un más que notable partido del Real Valladolid. Por entonces, el equipo de Sergio echaba los dientes de leche y pagó su inexperiencia con una gran actuación pero sin más premio que con una palmada en la espalda.
Un año después, y prácticamente con los mismos mimbres, más la presencia de San Emeterio notable presencia– y la discontinua de un Porro falto de minutos, la sensación se fue al extremo contrario. Un equipo entregado a su suerte, sufridor –no dominador, como hace un año–, y hasta sometido cedió por completo el mando a su rival sin más consuelo ni argumento que saberse fuerte atrás, replegado y unido en sus líneas como si de pegamento se tratara. En ese escenario, el Real Valladolid fue dominado, desbordado incluso, por un rival tan machacón en su juego como falto de acierto.
Las ocasiones, 14-2 en tiros a la pruerta en la primera parte, fueron locales. Se las repartieron James, Bale y Benzema sin que ninguno se mostrara atinado. Probablemente, salvo Benzema, el tándem que han formado Bale y James seguían preguntándose sobre el campo –y hasta pellizcándose– si las carreras por el Bernabéu eran cosa todavía de pretemporada. Los dos estaban fuera y se habían convertido, sin más méritos que hace un mes, en los elegidos para desatascar al Madrid de Zidane.
Disparos cruzados, remates de cabeza, lanzamientos de falta,... Nada. Romos. Sin acierto, el partido parecía encaminado a ese minuto en el que se rompiera el cántaro, bien por insistencia o bien por un segundo de fortuna o de talento.
Enfrente, ni rastro del equipo que sumó en el Villamarín en el estreno liguero. Líneas juntas, Salisu dando otro paso adelante en su consolidación como relevo de Calero, y una flagrante y preocupante falta de creación en la línea de medular.
El equipo de Sergio dedicaba todos sus esfuerzos a defender por detrás del balón, muy cerquita de Masip, y ninguno a llevar balones con garantías al dúo formado por Ünal y Sergi Guardiola.
El partido demandaba un cambio que no se produjo al descanso. Waldo, el único capaz de romper líneas y llevar el balón hasta los dominios de Courtois, esperaba su turno en el banquillo.
Porro y San Emeterio, las dos novedades con respecto al debut en liga, cumplían con lo encomendado en la pizarra. El primero trataba de hacer la pinza para sujetar a Marcelo, y poco margen le quedaba para llegar a la línea de fondo. El segundo salió dispuesto a hacer todos los kilómetros que hiciesen falta para sellar la portería de Masip.
Antes de enfilar el túnel de vestuario ambos dejaron un último apunte a su hoja de servicio. Especialmente Porro, que tomó el carril en el cambio de Moyano para que Waldo y Plano tuvieran más libertad de medio campo hacia adelante.
Los chispazos llegaron en el último cuarto de hora. Había recurrido Zidane a Jovic en busca del gol que no llegaba cuando el serbio mandó el primer balón que tocaba, de cabeza, al larguero.
Era el minuto 70. Y en el 82, Benzema caza un balón al borde del área para cruzar ajustado al palo izquierdo y batir a Masip. La lógica se había impuesto. Y la misma que dio la espalda hace un año al Valladolid le hizo un guiño en un tramo final trepidante en el que rescató un punto e incluso pudo rescatar los tres. Hubiera sido demasiado premio a un partido pobre ofensivamente, pero tambien hubiera dado la razón a un equipo que en el último año ha madurado a marchas forzadas.
Guardiola, que le había quitado instantes antes el gol a Ünal a centímetros de la portería cuando el turco lo tenía todo a su favor, cruzó en la salida de Courtois tras un extraordinario pase entre líneas de Plano que, al igual que en el Villamarín, volvió a erigirse en vital de necesidad en los instantes finales.
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