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Nunca tan pronto y de forma tan calamitosa. Así será el descenso del Real Valladolid a Segunda División, salvo milagro de esos de final inesperado ... en películas que siempre terminan con buen sabor de boca.
En Zorrilla difícilmente habrá ese epílogo de 'Comieron perdices y vivieron felices', y en el vestuario lo saben, pese a que quieran agarrarse a clavos que ya están más que oxidados. Para muestra, las lágrimas de Raúl Moro tras la derrota en Mestalla; o la desolación de Javi Sánchez... El último tren de la permanencia pasaba por ganar en el campo valencianista por lo menos para cambiar el paso.
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Pero es que este Real Valladolid no tiene andares para la Primera División, pero no los tiene ni para cogerle el aire en la categoría, incapaz de competir con nadie. Ni se acerca a los números de los peores equipos blanquivioleta en Primera del siglo XXI. Se echa de menos los números de la peor época de Sergio, del destituido Pacheta, de Djukic... Hasta los de la temporada de final agónico de Mendilibar, Onésimo y Javier Clemente. Lo de este año no tiene paragón, como una mala pesadilla para el club, para el equipo y para todos los que rodean al Real Valladolid, con una imagen hecha añicos allí por donde pasa.
No es de extrañar que en la grada se lleve ya semanas pidiendo la llegada de un 'especialista' en situaciones límite como lo sería el técnico de Barakaldo, que ya se dejó querer en la entrevista de El Norte de Castilla previa al partido con el Athletic Club en San Mamés.
Las lágrimas de Moro son de «impotencia», explica. De un equipo que no compite ni con los de 'su' Liga, aunque está no esté por nivel deportivo en Primera División, esa es la realidad que duele en el vestuario. Los números –como el algodón– no mienten: 16 puntos, 18 goles a favor y 62 en contra en 27 partidos. Números de equipo desahuciado en el mes de marzo, con más de dos meses de competición por delante.
En la grada y en el club dolió el último descenso con Paulo Pezzolano no en el banquillo hace dos temporadas (2022-2023). Dolió por cómo se dio con todo a favor para ganar al Getafe, y no poder pasar del empate a cero en Zorrilla ante el equipo azulón. Pero se llegó con vida a la última jornada, incluso sin depender de terceros... Hoy parece una quimera, a once puntos de la salvación, y después de que el penúltimo, el Valencia CF, se mostrase muy superior el pasado sábado, pese al espejismo de un resultado ajustado.
Puestos a comparar, la jornada 27 ya marcó un antes y un después en la última aventura del Pucela en Primera hace dos temporadas. El equipo blanquivioleta cayó goleado en el Santiago Bernabéu (6-0), y Pezzolano sustituyó a Pacheta como revulsivo. El resto es historia. Pero entonces el equipo tenía... ¡28 puntos! Los números no engañan.
Los precedentes son todavía menos halagüeños... Buena parte de la afición pidiendo la destitución de Sergio González en la campaña 2020-2021, y el equipo ostentaba en la jornada 27... ¡26 puntos! Otra vez los números, o el 'puntaje' que diría Manuel Pellegrini. Sobra recordar, que en ambas ocasiones en el Real Valladolid bajó a Segunda, pero lo hizo en la última jornada. Es más, en la última bocanada de Sergio como entrenador, el equipo se fue al pozo en la última jornada ante un Atlético que necesitaba ganar para ser campeón de Liga.
Lo mismo ocurrió en la campaña que terminó con Clemente en el banquillo. El equipo tuvo que visitar el Camp Nou con los de Guardiola jugándose ser campeones con el Real Madrid... Todos esos equipos blanquivioleta –con más o menos apoyo de la grada, más o menos preciosistas– compitieron hasta el final. Lo de esta temporada no se recuerda en Zorrilla, con la sensación de equipo defenestrado desde hace semanas, con tres entrenadores en el banquillo y un cambio de cromos en el mercado de invierno en el que el equipo ha quedado todavía más debilitado.
La frustración de buena parte de la plantilla del Real Valladolid es evidente, así como del cuerpo técnico, con un cambio de discurso de terminar lo más dignamente posible la competición en una temporada en la que todo ha salido del revés, y en el que tampoco ha ayudado todo el ruido relacionado con la venta del club, y que el pasado viernes el propio Ronaldo puso en parada técnica.
A punto de consumarse el tercer descenso en cinco años, desde el propio club ya se lanza el mensaje de «reconstrucción», pensando en el futuro más inmediato.
Eso sí, habrá que ver con qué director deportivo en las oficinas, ya que en los descensos anteriores, Ronaldo se cargó de manera inmediata a Miguel Ángel Gómez, y tampoco empezó la temporada en Segunda Fran Sánchez, al que el agujero de Kenedy aún le devora en su currículum.
Domingo Catoira no parece que vaya a tener mejor suerte, sin acierto en la actual temporada, en la que cabe dilucidar si el despropósito de equipo se debe solo a la parcela deportiva, a la económica o a ambas.
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