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Amador Matallana, con los bomberos instantes después de ser rescatado del ascensor. Alberto Mingueza

«Lo primero que hice tras ser rescatado del ascensor fue llamar a Palencia»

Amador Matallana, atrapado durante cinco horas dentro del elevador del edificio en el que reside en Valladolid, es palentino «del centro de la ciudad», donde tiene a su familia y amigos

Martes, 29 de abril 2025, 22:40

A su pareja la tenía muy cerca, subiendo y bajando escaleras hasta la entreplanta en la que quedó atrapado para informarle de lo que iba ocurriendo e insuflarle ánimos. Así que Amador Matallana, el hombre de 35 años que el pasado lunes pasó encerrado más de cinco horas en el ascensor del inmueble número 25 de Arco de Ladrillo en la capital vallisoletana, donde reside desde el pasado verano por cuestiones laborales, lo primero que hizo tras ser rescatado por los bomberos de Valladolid fue llamar a Palencia. Quería tener noticias de sus padres, palentinos como él y que residen en la capital del Carrión. El apagón de luz generalizado en España le había dejado atrapado en el elevador del edificio y no sabía cómo estaba su familia. Había estado en Palencia el domingo, pero la falta de suministro eléctrico en todo el país un día después dibujaba una situación alarmante, más sin tener noticias de los suyos.

«Más que por estar encerrado en el ascensor, tenía preocupación por no poder contactar con mis padres, porque no sabía si estaban bien, así que lo primero que hice nada más ser rescatado fue llamarles y hablar con ellos», señala Amador Matallana , 'Tito', un apodo transmitido de generación en generación en su familia. Palentino «del centro de la ciudad, de la zona de la Catedral», este hombre de 35 años mostró una calma digna de elogio, viendo cómo los bomberos de Valladolid iban agotando todas las opciones de sacarle del ascensor mientras el tiempo pasaba y pasaba. «No suelo hacer caso de los bulos, porque entras en pánico rápidamente y es contraproducente», agrega Amador Matallana, que quedó atrapado en el elevador cuando volvía de hacer una pequeña compra en el supermercado aprovechando su descanso.

«Había hecho una pequeña compra, productos como detergente, masas para hacer pizzas... No tenía para comer nada más que unas barritas energéticas, que al final fue comiendo por aburrimiento. Agua sí que tenía, porque lograron pasarme una botella, pero aguanté sin beber para no tener necesidad de orinar. Tenía la luz de la pantalla del móvil, que tenía bastante batería, y todos los vecinos me acompañaron, me iba enterando de forma gradual de lo que iba pasando», recuerda Amador Matallana, que dejó su Palencia natal hace más de diez años para trasladarse a León y que desde el pasado verano reside en Valladolid debido a su trabajo. «Pero voy a Palencia cada dos por tres», agrega 'Tito', que aprovechó también los primeros momentos tras su liberación para contactar con sus amigos palentinos, leoneses y vallisoletanos.

El problema para rescatar a Amador Matallana residía en el propio ascensor, ya que hace año se cambió de un sistema manual a uno automático que necesita corriente para poder funcionar y en ese momento no se disponía de ella. Además de necesitar electricidad, el elevador disponía de un motor integrado en la parte superior del camarín, lo que dificultaba la tarea de poder desbloquearlo. La única manera de sacar a este palentino de 35 años consistía en introducir la corriente al edificio a través del generador de los bomberos, pero tras varios intentos de arrancarlo sin éxito, se valoró una última opción: tirar la pared abajo. Opción por la que terminaron por decantarse los bomberos tras recibir la aprobación del presidente de la comunidad.

Mazo en mano y tras hacer llegar a Tito por un hueco una manta para cubrirse, comenzaron a golpear la pared con fuerza para abrir un boquete por el que pudieron finalmente sacarle de esa jaula oscura en la que se convirtió el ascensor de su portal durante más de cinco horas.

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