Si de algo podemos sentirnos orgullosos los alcaldes de la gran mayoría de los municipios, en cualquier parte del mundo, es de ayudar a mantener y mejorar el legado que nuestros antepasados y que tenemos el deber de hacer que lleguen a futuras generaciones para su disfrute y su uso.
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Y digo uso porque cualquier tipo de patrimonio, tanto material como inmaterial, no sirve de nada si no se le da una utilidad y ya puestos, tenemos que intentar que también genere riqueza económica y social.
En Frómista, además de un impresionante patrimonio, Ayuntamiento, empresarios y vecinos, llevamos muchos años apostando por que tanto los peregrinos como los visitantes venidos de todo el mundo puedan disfrutarlo y ver arte, paisaje, un canal con un tramo navegable gastronomía tradicional y bien hecha y otros muchos atractivos. No en vano, son más de 200.000 personas cada año las que incluyen en su escapada el acercarse por nuestro entorno con el mejor ejemplo de arquitectura románica como principal reclamo. Abierto además TODOS los días del año. Los recursos patrimoniales no son de cada pueblo, son de todos y todos debemos cuidarlos y disfrutarlos.