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La creciente necesidad de espacio adicional en los hogares de Palencia ha impulsado una notable demanda de trasteros, consolidando este segmento como un activo en ... auge en el mercado inmobiliario local. A medida que las viviendas reducen sus dimensiones y el volumen de pertenencias personales se incrementa, la búsqueda de soluciones de almacenaje externo se ha intensificado, generando una escasez de oferta que dispara el interés y la cotización de estos pequeños espacios.
David Gutiérrez, de la inmobiliaria Ingucasa, es testigo de primera línea de esta ebullición al ver cómo los 650 metros cuadrados que antaño albergaban la emblemática juguetería Andérez se están transformando rápidamente en un laberinto de trasteros listos para alquilar.
No es el único punto de la ciudad de Palencia donde este negocio florece. En las inmediaciones de la estación de trenes, cuarenta trasteros esperan comprador, mientras que en la calle Nicolás Castellanos, la Avenida Valladolid o el popular barrio de La Puebla, el alquiler de estos codiciados espacios se ha convertido en una constante.
Los trasteros no solo son muy solicitados, como señala Gutiérrez, sino que también se perfilan como una inversión segura. Su coste de adquisición es significativamente más bajo que el de otros activos inmobiliarios, y en las promociones de nueva construcción, aquellos trasteros que exceden la demanda de los propietarios de viviendas se venden de forma independiente, volando con la misma rapidez que un garaje.
Un ejemplo claro de esta tendencia lo aporta Mónica González, de Promueve Palencia. En una de sus promociones en la Calle Las Monjas, la adaptación de un local a una veintena de garajes y otra veintena de trasteros tuvo «una salida inmediata. Se vendieron todos», asegura.
Pero, ¿a qué se debe esta repentina efervescencia por los metros cuadrados extra? «Cada vez tenemos más cosas, las casas son más pequeñas y más caras, y la gente no te deja los sitios como antes para que guardes las cosas», resume Félix García, que alquila garajes y trasteros en un local de la calle Valentín Calderón, un espacio dedicado a este negocio desde hace tiempo.
A García, su experiencia en el local de Valentín Calderón le da una perspectiva particular, ya que sus 12 plazas de garaje están ocupadas mientras que de sus 6 trasteros solo hay dos alquilados. Reconoce que «la demanda que hay en el mercado le hizo ser más optimista».
Sin embargo, el fenómeno es innegable en otras zonas. El propio García señala que en zonas como Padre Claret o La Puebla, «el negocio resulta y tiene tirón». En La Puebla, en concreto, «se alquilan más de cien trasteros», asegura. Una necesidad impulsada por la abundancia de edificios antiguos, con viviendas de pequeñas dimensiones que obligan a sus residentes a buscar soluciones de almacenaje externas.
A esto se suma el auge de nuevas tendencias, como el uso de bicicletas, que en ocasiones no caben en los pequeños trasteros existentes en los edificios. «Ahora está de moda moverse en bicicleta y en algunos es imposible meterlas», explica David Gutiérrez.
Negocio rentable
Para el propietario de Ingucasa, el negocio de los trasteros es incluso «más rentable que el de los garajes». Un trastero, con un precio medio de adquisición de 6.000 euros y un alquiler medio de 50 euros al mes, resulta en su opinión muy rentable tanto para alquilar como para vender.
Sin embargo, la oferta es el gran cuello de botella porque apenas hay. Por eso, como apunta Gutiérrez, no es habitual que particulares pongan trasteros en venta o alquiler a través de inmobiliarias. «Lo más habitual es que el que quiere alquilar un trastero lo ponga en el portal del edificio», sostiene.
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