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Actividad en la Plaza de Abastos este martes, con la escalera para abrir manualmente las verjas de los peustos. Marta Moras
El comercio recupera la normalidad tras el apagón en Palencia

El comercio recupera la normalidad tras el apagón en Palencia

La actividad diaria vuelve a las tiendas, a la Plaza de Abastos y los supermercados con más ventas «por si acaso vuelve a ocurrir»

Miércoles, 30 de abril 2025, 07:24

Puertas abiertas de par en par, verjas subidas, luces en el interior y hasta música. La vuelta a la normalidad en el comercio palentino, tras el apagón que este lunes dejó a Palencia sin luz durante unas cinco horas -de 12:30 a 17:30 horas- y más en algunas zonas de la provincia, como en el norte que hasta las 22 horas no se recuperó la electricidad, ha seguido su curso sin colas, sin fallos en los datáfonos y sin ansias por adquirir productos como el agua, el pan o latillas para bocadillos.

«Es un día más», afirmaba la panadera Marta Obeso de la Plaza de Abastos, mientras señalaba el pan que aún quedaba sin vender en la estantería de madera. «Están viniendo los clientes de siempre, a comprar las mismas piezas que otros días. Parece que nadie está adquiriendo de más para congelar o para tener por si esto vuelve a ocurrir», continuaba. El día anterior, el lunes, vendió todo el pan rápidamente, en cuanto se fue la luz de la Plaza de Abastos y la gente comenzó a darse cuenta de la amplitud del problema. «También pude vender todo lo que no era necesario pesar, como magdalenas, bizcochos y también muchas latillas, que era día de comer bocadillos», agregó.

El ambiente y la actividad de este martes era muy distinto al día anterior, cuando solo se encontraba a algún que otro cliente en los pasillos vacíos y oscuros, buscando pan o cualquier alimento para comer sin tener que cocinar. Cierto es que la mayoría de los establecimientos estaban cerrados, ante la imposibilidad, entre otras cosas, de pesar los productos y también de cobrarlos si no era en efectivo. Al principio, los comerciantes del mercado pensaron que se trataba de un problema propio y hasta fueron a mirar el cuadro de luces, pero pronto llegaron las noticias de que era algo a nivel nacional e internacional.

Otro problema llegó a al hora de cerrar cada puesto, de bajar cada persiana metálica al ser, la mayoría, eléctrico, por lo que fue necesario subirse a la parte de arriba con ayuda de una escalera y bajar las verjas de forma manual. Esa misma escalera estaba este martes aún siendo utilizada, al tener que subirse también manualmente las persianas porque estaban sin los frenos (que se quitaron el día anterior para poder bajarlas) y la verja de alguno de los puestos sufrió desperfectos en alguna lama metálica.

Los comerciantes retornaron al mercado de Abastos cuando volvió la luz, por la tarde, «para comprobar y revisar todo, además de apagar las luces que se quedaron encendidas», argumentó el presidente de la Plaza de Abastos, Israel Tapia, quien explicó que «todos los productos aguantaron sin problema porque las cámaras mantienen el frío, no se abrieron y mantuvieron la temperatura porque además fueron pocas horas».

Los comerciantes de la Plaza de Abastos de Palencia perdieron la mitad de la jornada del lunes, aunque bien es verdad que es un día bastante flojo de ventas. «Se nota que la gente, hablo en mi caso, compra más porque dicen 'voy a llevar algo por si acaso' o 'compro también un envasado, por si nos ocurre lo mismo'«, reconocía Tapia sobre las ventas en su puesto, Embutidos Luciano, en una Plaza de Abastos que recuperó la normalidad desde primera hora de la mañana. Eso sí, seguía siendo el tema más comentado entre clientes y comerciantes.

Los supermercados tampoco perdieron el género a pesar de estar cinco horas sin electricidad. Sí que es verdad que algunos tuvieron que cerrar al no poder vender y otros, como Mercadona, pudieron permanecer abiertos y continuar dispensando agua, pan, embutido, latillas y leche, sobre todo. Este martes había normalidad absoluta, pero cierto es que los carros iban más cargados de lo normal, con el «por si acaso» como motivo.

Las tiendas de alimentación y las panaderías, que este lunes acumularon grandes colas, funcionaban como un día más y con la mayoría del género repuesto. En El Huerto de Baudilio, por ejemplo, destacaba los estantes vacíos del pan de molde y también de las lechugas, que se agotaron el día anterior, pero «todo lo demás, con normalidad absoluta». Y las barras de pan, los panes redondos o los bollitos seguían esperando ser comprados, sin grandes colas ni bolsas con varias piezas como ocurrió el día anterior.

El pequeño comercio, por su parte, vivió la jornada del apagón expectante. Muchos vendedores esperaron un rato en las propias tiendas, esperando que se restableciera la luz para seguir trabajando, pero como se dilató en el tiempo, los que pudieron cerrar optaron por irse, mientras otros esperaron con sus establecimientos abiertos y sus verjas o puertas eléctricas sin funcionar hasta que todo volviese a la normalidad. «Tengo dos persianas metálicas, una de llave y otra eléctrica. Después de esto, no la vamos a cambiar. Lo antiguo sí que sirve, es útil», reconocía Ángel Iglesias, presidente de Fecopa, sobre su librería. Este apagón también sirvió para subrayar y reivindicar la importancia de las monedas y los billetes, del dinero como tal, con el que se podía seguir adquiriendo productos o tomando algo en la hostelería cuando la electricidad se había ido. «Los datáfonos funcionaron en cuanto volvió la luz, con normalidad absoluta y la gente pagó con tarjeta como siempre», reconoció, por su parte, Ruth Villamuza, de Piequeño.

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