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11.000 escolares de Infantil y Primaria vuelven al colegio en Palencia
La aplicación de los protocolos de seguridad por parte de los colegios se entremezcla con la emoción entre los niños y la incertidumbre entre las familias
e. bengoechea y j. m. díaz
Palencia
Miércoles, 9 de septiembre 2020, 12:36
Tras medio año sin pisar el patio, muchos días de incertidumbre, una víspera de nervios atacados y unas horas de sueño peor encajadas en la ... última noche que en los últimos meses, los alumnos de los colegios de Palencia (11.000 de Infantil y Primaria) han vuelto a una cierta normalidad y han vivido las emociones propias de cualquier inicio del curso a pesar de las mascarillas que ocultan a medias sus rostros, las flechas que marcan sus pasos y tantas otras medidas contra la pandemia.
Los colegios palentinos, supervisados y coordinados por la Dirección Provincial de Educación, han trabajado en las últimas semanas minuto a minuto para ponerse al día y garantizar a sus alumnos y a las familias la seguridad que la comunidad educativa espera y ansía. Todos estos días atrás y más en la jornada de este miércoles, los directores de los centros y los profesores se han metido en la piel de docentes, padres, niños, psicólogos, médicos y un sinfín de profesiones para hacer la entrada lo más ordenada y segura posible.
En el colegio Maristas de Palencia, donde su patio, como en muchos otros, parece un circuito con señalizaciones de entradas y salidas, esperaban a los alumnos el nuevo director del colegio, Javier Pozo, y también el director de Infantil y Primaria, Julio Huerta, así como varios docentes. Enfundados en batas blancas, repartían saludos, información y consejos a todas las familias y alumnos, que se seguían debatiendo entre la incertidumbre, la novedad, la curiosidad y también la emoción del reencuentro.
Por su parte, en el colegio La Salle, el primer día de clase transcurrió escalonadamente, con los niños llegando por turnos para no coincidir en las horas de entrada y, puede que por primera vez, con los padres más nerviosos que los pequeños. Una valla en el patio marcaba el punto y final a la entrada de los mayores y dejaba el resto del espacio para que los profesores organizasen las filas de sus respectivos alumnos. «Hay que evitar el tapón, hay que evitar el tapón», señalaba Beatriz Marín, orientadora de Infantil, tratando de que los padres dejasen a los niños y saliesen del patio por el recorriendo marcado (también en el patio y también para los padres) con sus flechas para entrar y para salir. Todos los estudiantes y sus progenitores se habían estudiado el plano del patio, que enviaron ayer desde la dirección del centro, con las filas de cada clase y los horarios de los cursos.
Este año, junto con el almuerzo y el estuche, los niños tienen que portar en la mochila un neceser, con gel, mascarillas de repuesto (aunque el centro prevé comprar 400 todos los meses) y pañuelos de papel. «Anda, te han puesto gafas este verano», le decía Daniel a su amigo, al que no veía desde marzo. Reencuentros sin abrazos y con las sonrisas escondidas debajo de la mascarilla. Y hasta despistes, ya que muchos niños pensaban que seguían en la misma clase del año pasado, al no haberse podido despedir de ella, ni poner punto y final al curso presencialmente. Besos a los padres con la mascarilla de por medio y corriendo a su fila, que ya ha comenzado el nuevo curso.
Otro de los ejemplos de horario escalonado para el acceso al centro en este primer día de clase ha sido el colegio Blanca de Castilla de la capital palentina, que ha citado con quince minutos de diferencia a los alumnos de Infantil y Primaria, en función de los diferentes cursos. Y para garantizar aún más la distancia interpersonal y favorecer ese concepto de los 'grupos burbuja' se han servido de las diferentes puertas de acceso con las que cuenta el edificio. Así, mientras que los alumnos de cuarto, quinto y sexto han entrado a las 9:00, utilizando entradas diferentes, los de primero, segundo y tercero han sido citados a las 9:15 horas y los pequeños de Infantil, a las 9:30.
La entrada se ha desarrollado con normalidad y cierta fluidez, puesto que algunos padres han optado por no acercarse hasta la puerta y despedirse de los niños a cierta distancia del punto de acceso para evitar aglomeraciones, tal y como había solicitado la dirección del centro.
Tras la entrada, los alumnos se han dirigido a los diferentes patios para formar hileras junto a sus tutores, que les han conducido hasta las nuevas aulas, por unos recorridos específicos que deberán seguir el resto del curso.
En este primer día, los alumnos únicamente ha acudido al colegio con una pequeña bolsa en la que debían llevar su propio 'kit covid', con una botella de agua, un pequeño bote de gel hidroalcohólico y unos pañuelos de papel. Asimismo, se ha solicitado a todos los escolares que entreguen a sus tutures un sobre cerrado con dos mascarillas, ante posibles pérdidas o deterioro de las que deben llevar obligatoriamente durante toda la jornada.
El centro, como el resto de los colegios, ha elaborado un protocolo propio de seguridad e higiene que ha sido facilitado a todas las familias, en el que figuran no solo las medidas sanitarias, sino también las nuevos procedimientos de acceso, los puntos y horarios de entrada y salida, los movimientos interiores, los lugares asignados para el recreo o las rutinas de limpieza de manos que se han establecido.
Además, en algunos centros, como el colegio público Modesto Lafuente o el Tello Téllez, todos los alumnos han sido sometidos a la entrada al examen de temperatura con el termómetro.
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