La Alcaldía de Valladolid en un baldosín
«Si yo fuera el alcalde, además de hacer todo lo que ya hace y tapar como fuese el pseudo debate del soterramiento, sobre todo entre algunos de los suyos, intentaría por todos los medios que Saravia, Bustos y Sánchez sigan donde están»
Los resultados de las elecciones del 13 de febrero, las corrientes de intención de voto generales y la crisis en el Partido Popular han ... alterado el contexto político que impactará –veremos hasta qué punto– en las municipales de Valladolid de mayo de 2023. Si la alcaldía de la capital ha dependido en las últimas citas electorales de un resultado ajustado, ahora quizás el horizonte se aprieta todavía más. Hay aspectos que conviene valorar.
Si analizamos los votos de cada fuerza y sus porcentajes en las últimas cuatro citas con las urnas, junto a las municipales de 2015, cuando Óscar Puente fue elegido alcalde, nunca había existido mayor distancia entre la suma de sufragios de PSOE más Valladolid Toma la Palabra (VTP) y la de las tres fuerzas de corte liberal, centro derecha y extrema derecha, PP, Vox y Cs: son catorce puntos de distancia. Es verdad que fueron autonómicas, es verdad que no caben extrapolaciones directas, es verdad que intervienen otros muchos factores, como la abstención. Pero la realidad es tozuda: PSOE más UP-IU-AV (coalición donde se incluía la concejala María Sánchez) sumaron un 40% de respaldo, frente al 54% de PP más Vox y Ciudadanos. ¿Pero qué tienen de especial esos datos? Dos detalles. La candidatura de UP-IU AV, con el leonés Pablo Fernández como cabeza de lista en Valladolid, obtuvo en la capital nada menos que el 20% de todas las papeletas que introdujeron los castellanos y leoneses de toda la comunidad por esa opción. En la ciudad de León recibieron un 4%. Por tanto, las personas suman incluso en unas autonómicas. Salvo que consideremos irrelevante la participación de la edil encargada de medio ambiente y desarrollo sostenible, María Sánchez, como número dos en esa lista. El segundo detalle tiene que ver con Ciudadanos. Los naranjas lograron en la ciudad un 25% de todos los votos que obtuvieron el 13F en toda Castilla y León. Habrá que concluir, de nuevo, que los nombres pesan. No por casualidad, Francisco Igea es el único procurador que ha conservado el partido de Inés Arrimadas. Como consecuencia de ambas circunstancias, tampoco es descabellado aventurar dos derivadas. Una, que alguno o todos los ediles de VTP acaben formando parte de la lista que se presente en mayo del 2023, a pesar de que por estatutos no podrían. Los estatutos deberían servir al partido, no al revés, y parece claro que, con el clima político y tendencias actuales, o mucho cambia la cosa o una lista de caras nuevas puede acabar en desastre. Los de Manuel Saravia llevarán por entonces 8 años gobernando, representan perfiles de gestión y el electorado no tiene por qué entender que aquellos con los que están conformes les sean excluidos por una cuestión formal. Y la segunda derivada, que Francisco Igea acuda al rescate de Ciudadanos en Valladolid como candidato. Eso no implica que deje su escaño en Las Cortes. Al menos hasta que no se conozca el resultado, como hizo Edmundo Bal en las autonómicas de la Comunidad de Madrid. Pero imaginemos que Ciudadanos logra uno o dos concejales, imaginemos que son decisivos... A estas alturas, nadie duda de que Igea es el único activo de Ciudadanos. Si yo fuera el alcalde, además de hacer todo lo que ya hace y tapar como fuese el pseudo debate del soterramiento, sobre todo entre algunos de los suyos, intentaría por todos los medios que Saravia, Bustos y Sánchez sigan donde están, pues es muy arriesgado prever que sus 17.000 votos de 2019 vayan a acabar en el morral del PSOE.
Quedan Vox y el PP. Abascal solo necesita viento de cola. ¿Y el PP? En una carta como esta afirmé que a Conrado Íscar, actual presidente, no le quedaba otra que proponerse como candidato. Sin embargo, hoy la cosa podría cambiar. De hecho ha cambiado mucho. Suena con fuerza, y sería una decisión inteligente y acertada, el nombre de Jesús Julio Carnero. El expresidente del PP provincial y de la Diputación, actual consejero en funciones, seguramente deberá cederle a Vox la cartera de Agricultura en el gabinete de Mañueco. Eso le dejará margen para armar un proyecto de oposición a Puente que pueda apoyarse en los resultados de Vox. Veremos si desde otra consejería, como la de Presidencia, o desde dónde.
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