Arropar a la familia de Esther y descubrir la verdad
Editorial ·
«Si, como parece, no nos encontramos ante una muerte accidental en el lugar que fue hallada, habrá que incriminar a la persona o personas implicadas y detenerlas para que caiga sobre ellas todo el peso de la ley»
El trágico desenlace de la desaparición de la joven Esther López en Traspinedo no por esperado y temido deja de producir una profunda conmoción y un dolor terrible en todas aquellas personas, cientos, que han seguido el caso con máxima preocupación desde hace semanas. Sobre el terreno, participando masivamente en varias batidas y con un seguimiento diario, al minuto, de cuanto tenía que ver con el caso, la vecindad de toda la comarca se ha volcado en la búsqueda de la joven desde muy poco después de que aquel 13 de enero ella dejara de dar señales de vida. Su cuerpo inerte ha sido hallado hoy muy cerca de donde se le perdió la pista, en una zona rastreada con anterioridad en más de una ocasión, lo cual abre un buen número de interrogantes respecto de lo ocurrido.
Ahora es momento de acompañar y arropar a su familia, a sus padres muy especialmente, a sus allegados y a sus amigos. Llegan días muy complicados. Llegan días de duras emociones para cuantos están sufriendo más directamente esta triste pérdida, sobre todo por lo que implica despedirse de un ser querido fallecido en estas circunstancias. Por eso conviene actuar con respeto y empatía hacia ellos.
Hay que dejar también que los cuerpos y fuerzas de seguridad del Estado, a los que hay que felicitar por la entrega y esfuerzo con que se han empleado estos días en la búsqueda de la chica, sigan aplicándose en su trabajo para resolver todas las incógnitas que aún oscurecen la verdad de lo sucedido. En paralelo, desde los poderes públicos todos los esfuerzos de nuestra dirigencia, además de para mostrar las debidas condolencias sin más valoraciones ni apostillas, deben concentrarse en apartar cualquier juicio político o partidista –que por desgracia otras veces surge de manera espontánea– hasta que no avance la investigación y pueda conocerse con mayor certeza lo que causó la muerte de Esther. Todo apunta, por el momento, a que no nos encontramos ante una muerte accidental en el lugar en el que ha sido hallada. Si fuera así, habrá que incriminar a la persona o personas implicadas y detenerlas. Para que caiga sobre ellas todo el peso de la ley.
