Aquí no para el tren
«Las soluciones son diversas, pero cuando uno se baja la gorra –por interés– hasta que le tapa los ojos, es complicado distinguirlas»
El ministro Puente empieza a tener más enemigos en la península que la representante israelí entre el público eurofan. El alcalde de Segovia se ha plantado en la sede de Renfe ... para pedir explicaciones por la próxima supresión de paradas de los trenes de alta velocidad. Como Óscar está, con razón, al cuidado de Osquítar jr. y de la recuperación de la madre, no atenderá a estos menesteres. Pero le deben están pitando los oídos en Dolby Surround. Su delfín hasta el fin, Álvaro Fernández, anda al frente del asuntillo y, como redaños no le faltan para dar explicaciones y mantenerse en sus trece a pesar de carros y carretas, veremos por dónde sale el sol. Es curioso que a tipos con el progresismo y, supuestamente, la defensa de los lugares menos afortunados en el reparto de dones por bandera se la refanfinfle tanto aprobar una medida abiertamente insolidaria con Castilla y León (y no sólo con nuestra comunidad). Por supuesto, el alcalde, como es su deber, tira para casa y defiende su estación capitalina y sus frecuencias. Y, por supuesto también, en el Ministerio no escuchan a un regidor de provincias de un partido rival, al contrario de la nítida comunicación con el mandamás de Vigo, que es un señor con muchas luces y carnet de compañero.
No se puede entrar en harina sin señalar la barrabasada que se va a cometer por diferencias temporales pírricas. Luego a los políticos (a todos, pero ahora hablamos de los que tienen la vara del poder) se les llena la boquita hablando de combatir la despoblación y el centralismo, pero cuando repartimos las cartas –de un sistema público, que no se olvide– queremos que el tren salga de mi casa y no pare en ningún pueblucho de baja estofa, que tengo prisa. No sé si lo creerán, pero consulto a empleados con conocimientos versados y no contaminados por las siglas, y me dicen que el despropósito ferroviario que se va a cometer con Zamora, Puebla de Sanabria y otras localidades conllevará un ahorro de… en torno a quince minutos. A uno se le queda cara de Alfredo Landa cuando notaba que le tomaban el pelo, que es lo que alguien está haciendo aquí pensando que no nos estamos dando cuenta. Y habrá que ponerle nombre a él y a su cuadrilla, pedirles que expliquen con luz y taquígrafos las diferencias de trayecto de una manera y de otra, y digan si por poco más de diez minutos piensan dejar a la gente de ciertas localidades en la cuneta, nunca mejor dicho.
Además, hablando de tan corto lapso, podríamos incidir en otras maneras de reducir esperas o mejorar el servicio. Hay cuatro trenes diarios a Madrid desde Vigo. Digo yo que si aumentaran en un par de frecuencias, los viajeros dispondrían de una oferta con más oportunidades y no clamarían por esos minutos que son, exactamente, los que tardan en bajar del coche porque veinte pasajeros hacen cola tan apresurados que bloquean la salida.
Las soluciones son diversas, pero cuando uno se baja la gorra –por interés– hasta que le tapa los ojos, es complicado distinguirlas. Hay comarcas que van a perder una periodicidad que da vida o movimiento a su entorno. Les dicen que no van a bajar las plazas, pero la mentirijilla viene con la inclusión de trenes que doblarán la capacidad previa. Esos emplazamientos no necesitan asientos, sino opciones que les están arrebatando. Una más: las mejoras en infraestructura, sobre todo en lo que ahora es vía única, harán bajar los tiempos a corto/medio plazo. Pero claro, lo queremos todo para ayer. Y cuando eso se finalice, ¿le dirán al fulano de Vigo, el del carnet, que el tren parará de nuevo en Zamora? Denle una vuelta: más frecuencias, aunque haya menos trenes a 300 km/h, y verán como las quejas disminuyen.
A finales de los 80, Billy Crystal y Danny DeVito hicieron una comedieta llamada 'Tira a mamá del tren'. No sé si el ministro y su adlátere tendrán pensado pasearse por alguna de las localidades a las que han dejado sin este supuesto privilegio que otros lares, con más enjundia y escaños a la hora de apoyar gobiernos y pactos, pueden disfrutar. Si van, no tendrán que preocuparse por que les espere lo mismo que a la madre del film. Al fin y al cabo, por allí ya no para el tren.
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