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El Mercedes de Hamilton. Afp
Spa-Francorchamps, la última fiesta del verano
Mundial

Spa-Francorchamps, la última fiesta del verano

La Fórmula 1 vuelve a la acción en uno de los circuitos más técnicos, divertidos y espectaculares del calendario

David Sánchez de Castro

Madrid

Viernes, 30 de agosto 2019

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Hay circuitos que están en todas las listas de imprescindibles para los fans, pilotos, ingenieros y periodistas de la Fórmula 1. Históricos como Mónaco, Monza o Silverstone, descubrimientos recientes como Singapur o Bakú y trazados donde el espectáculo está garantizado, como es el caso de Spa-Francorchamps. Entrar en el circuito de Bélgica supone hacerlo en uno de los más técnicos y divertidos. Sea la carrera que sea, hay garantía de espectáculo. Su sinuoso recorrido, lleno de cambios de rasante, con cuestas y curvas legendarias como la del Eau Rouge finalizado en el Raidillon o el 'Bus Stop' hacen de Spa uno de los insustituibles. Llegarán carreras como Vietnam, pero nadie le quitará la magia de este circuito inmerso en el corazón de los altísimos bosques de las Ardenas belgas, donde huele tanto a ciclismo como a gasolina desde tiempos inmemoriales.

Es el mejor lugar para que el Gran Circo se ponga en funcionamiento tras varias semanas de parón veraniego. Con noticias y rumores del mercado de fichajes de fondo, los pilotos se han enfundado sus monos para una carrera en la que puede pasar de todo. Desde ver a un Racing Point luchando por el podio, hasta que McLaren de la campanada y se cuele entre los mejores por un ansiado sitio en el cajón del domingo.

Pocas dudas hay de que Spa separa a los buenos pilotos de los mejores. Rara es la carrera en la que acaban todos, y mucho más frecuente es verles empanzados en la grava (porque este circuito tiene escapatorias que sí penalizan) cuando no contra el muro. En las últimas 17 carreras, el coche de seguridad ha salido en once. La conclusión es evidente. La temible subida del Eau Rouge, ese doble rasante con un cambio de alturas en una chicane que se toma a ciegas, sólo se hace a fondo si la confianza y la comunión entre coche y piloto son absolutas. Por eso hay corredores como Lewis Hamilton que lo hacen y otros como Lance Stroll que no.

En el primer bloque se puede meter a Carlos Sainz. El madrileño está cuajando una temporada de menos a más, y después de las excelentes sensaciones de las carreras previas al descanso estival, tiene el medidor de optimismo al 100% de cara a la cita belga. Contrariamente a lo que esperaban sus detractores, Sainz y McLaren se han convertido en la referencia de la zona media de la clasificación. Ahí donde no están los Mercedes, Ferrari y Red Bull están los coches naranjas, normalmente con el español por delante. Es el gran objetivo a mantener en Spa y en lo que resta de campaña: ser la cabeza de ratón.

«Todavía quedan muchas carreras y estoy seguro de que vamos a tener alguna bonita batalla con nuestros máximos rivales. Bélgica es una pista increíble y una de mis favoritas. Siempre disfruto al correr allí. Es un circuito único, con curvas muy especiales como Eau Rouge y Raidillon. El ambiente es increíble y hace que el fin de semana sea uno de los más especiales del año», destacaba un siempre correcto Sainz en la previa de la carrera.

Sainz tiene con Bélgica una relación de amor odio. Por un lado, no puede evitar sentirse enamorado de una pista legendaria. Por otro, es uno de sus circuitos 'malditos': sólo ha puntuado una vez, en 2017, cuando acabó 10º con Toro Rosso. Este fin de semana será también una prueba para Lando Norris, que se lesionó durante sus vacaciones y tiene una pierna inmovilizada. Salvo imprevisto de última hora, se subirá al MCL34 con normalidad durante las sesiones del fin de semana.

El box de Ferrari con el coche desmontado.
El box de Ferrari con el coche desmontado. Afp

Spa, la última de Vettel

Si hay un piloto presionado en el paddock, ese sin duda es Sebastian Vettel. El alemán ha visto cómo Max Verstappen le pasa por encima (le ha ganado en las últimas cinco carreras) hasta adelantarle en la clasificación general.

Fue aquí donde Vettel ganó su última carrera. Un año en blanco para el hombre que iba a revolucionar el corral y que poco a poco se ha ido hundiendo en lo que muchos han venido a llamar el 'síndrome Fernando Alonso' por las similitudes que hay entre el lustro del español vestido de rojo y la actual época del alemán. El líder de Ferrari ocupa la cuarta posición del Mundial, lejos de las opciones no sólo de título, sino de victoria. De optar a pelear por victoria con Mercedes se ha visto detrás de Max Verstappen, que además este fin de semana contará con una evolución del motor Honda para su Red Bull. A Vettel le toca apretar los dientes… mientras por detrás le aprietan las clavijas.

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