«¿La renovación? Mi contrato con los estudios de Ingeniería da para unos años»
Manuel García, extremo zurdo del Recoletas Atlético ·
Ha hecho de la necesidad virtud. Llegó como joven con aspiraciones y el destino le ha deparado la titularidad en Asobal, donde cumple con crecesLlegó casi por la puerta pequeña al Recoletas Atlético Valladolid en el verano de 2018. La lesión de Fernando Hernández a finales de la campaña anterior obligaba al club a fichar un extremo zurdo que completase a Jorge Serrano y lo encontró en un jovencísimo jugador del Villa de Aranda, entonces un club acuciado por una crisis deportiva. Así pues, Pisonero le incorporó al Recoletas como una apuesta de futuro. La cuestión es que a la baja de Fernando se le unió una grave lesión de Serrano, lo que dejó el extremo derecho en manos de la tercera opción. Toda una oportunidad envenenada. Pero Manu García, que ya había debutado en Asobal en los felices tiempos del Villa de Aranda, demostró el carácter y la calidad necesarias para asumir el riesgo y ofrecer todo un recital de pundonor, esfuerzo y acierto.De fichar asumiendo el rol de joven con futuro, a titular por necesidad. Y en la presente temporada le ha vuelto a ocurrir. Comparte puesto con Jorge Serrano, pero el madrileño ha vuelto a tener la fatalidad de una nueva lesión que ha dejado a Manu García al frente nuevamente del extremo zurdo. Y el arandino vuelve a evidenciar que sabe asumir la responsabilidad sin ningún tipo de alharacas. Hace su trabajo lo mejor que sabe y lo hace muy bien.
–De fichar como suplente a titular por necesidad debió ser un salto complicado.
–Cualquier jugador, cuando sale a la cancha, intenta siempre hacer su trabajo lo mejor posible. No lo pensé demasiado, comencé a jugar y a intentar ayudar al equipo. Fue por la lesión de un compañero, algo que nunca se desea. Simplemente te toca jugar y sales a jugar.
–¿Ha comentado la situación con su 'alter ego', Jorge Serrano?
–Por supuesto. Jorge me ayudó en todo cuando fiché por el Recoletas. Más que un compañero es un amigo y el primero que desea su pronta recuperación soy yo. No existe rivalidad entre nosotros, somos compañeros de puesto.
–¿Imaginaba este rol cuando fichó por el Recoletas?
–En absoluto. Incluso me parecía un sueño que un equipo como el Recoletas se fijase en mí. Ya había jugado en la Liga Asobal con el Villa de Aranda y tenía algo de experiencia, pero Valladolid era un escalón superior.
–En poco más de un año su mejoría ha sido notable ¿se debe a Pisonero, Ollero o a su trabajo?
–Desde luego que a todos. El trabajo en los entrenamientos se nota y nosotros entrenamos muchas horas. El hecho de entrenar con buenos jugadores te hace ser más bueno. Además contamos con entrenamientos específicos para cada jugador y puesto y creo que personalmente que me han venido fenomenal para progresar.
–¿En qué aspectos puede mejorar todavía?
–¡En todos! En técnica de lanzamiento, que es mi caballo de batalla, en el aspecto físico, en el táctico. Siempre se puede aprender, tanto de los técnicos como de los compañeros. Y sobre todo trabajando y practicando. En este sentido los entrenamientos específicos son fundamentales. Y también la confianza.
–Ante la falta de recambios, se ve obligado a jugar los partidos prácticamente completos, ¿le puede pasar factura?
–Quizás en algunos momentos puntuales puede faltar un poco el oxígeno, pero a los 22 años se puede con casi todo. De todas formas, desde el banquillo siempre me preguntan si voy bien, y cuando se puede me dan relevo en defensa.
–La temporada pasada anotó 73 goles y en la presente lleva 13, ¿es una obsesión del extremo marcar?
–Es primordial. Desde el extremo no podemos llevar el ritmo de juego, ni la dirección, tenemos una acción limitada y lo que te piden es que cuando te llegue la pelota seas capaz de marcar.
–En este sentido usted parece de hielo ya que anote o no, apenas cambia el semblante.
–Bueno, quizás soy un poco más introvertido que otros compañeros, pero cuando fallo la procesión va por dentro.
–En diciembre jugará la Copa Asobal, todo un lujo.
–Por supuesto. Será la primera vez que participe en una competición de esta categoría y por supuesto que es especial. Es una suerte poder jugar por un título y más aún en Huerta del Rey y ante nuestra afición.
–¿Donde está su techo deportivo?
–No tengo ni idea. Juego porque me gusta y llegaré hasta donde me lleve el balonmano. No tengo ninguna intención de parar. Me gusta entrenar y jugar y lo haré hasta que el cuerpo aguante en cualquier categoría.
–Tiene ficha con el filial y contrato con el primer equipo.
–Es una cuestión de cupos. Como somos varios jugadores menores de 23 años, el club puede convocar a 16 jugadores si pertenecemos al filial, en lugar de a 14. Siempre es una ventaja y por eso tenemos ficha con el equipo filial, aunque a todas luces estamos en el primer equipo.
–Acaba contrato esta temporada, ¿le han hablado de renovar?
–No, aún no..., pero mi contrato está firmado con la UVa y tengo para unos pocos años (risas). Estudio Ingeniería Electrónica y estoy a caballo entre primer y segundo curso. Así que todavía tengo para unos años aquí. Ya me han dicho mis padres: «Primero, la carrera».
–¿Sigue las peripecias del Villa de Aranda?
–Por supuesto que sigo al Aranda. Allí aprendí a jugar a balonmano y tengo muchísimos amigos. No descartó en absoluto volver a jugar allí en un futuro. Y les deseo la mejor de las suertes para esta temporada.
–Le tira mucho Aranda...
–¡Claro! Mi padre es de Coruña del Conde, un pueblecito junto a Aranda, donde suelo pasar los veranos. Aranda es como mi casa, allí me he criado y tengo la mayoría de los amigos.
–¿Cómo ve el inicio de temporada del Recoletas?
–Creo que, a pesar de los resultados, hemos hecho un buen comienzo. Creo que vamos de menos a más y el trabajo de los entrenamientos comienza a ofrecer frutos.
–Pero parece que no acaban de enganchar un partido completo.
–La competición es muy complicada y cada vez vamos asimilando mejor las propuestas del entrenador. Es cierto que tenemos altibajos, pero quizás se debe más a la juventud de la plantilla y a esa falta de madurez que nos hace cometer imprecisiones y precipitaciones. El año pasado también sufrimos algo parecido en la primera vuelta. Teníamos un punto de ansiedad por hacerlo muy bien en Huerta del Rey y fallábamos. Creo que eso ya está superado y poco a poco ser irá viendo el mejor Recoletas.
–El sábado juegan en Pamplona ante Anaitasuna, al que la temporada pasada endosó 9 goles entre los dos partidos.
–Anaita tenía un gran equipo y este año se ha reforzado bien. Atraviesan un mal momento, pero su posición en la clasificación no refleja el potencial de su plantilla. Será muy complicado, pero iremos a por el triunfo.

En residencia, sin redes ni series
A sus 22 años, Manu reconoce que no le obsesionan las redes sociales. «Solo tengo Instagram y tampoco lo utilizo mucho. No me llaman la atención las redes sociales y se pierde mucho tiempo». Y tampoco es muy amigo de las series pero afirma que le gusta mucho más el cine y leer, «aunque ahora lo que más leo son los libros de Ingeniería Electrónica», comenta entre risas. Con vitola de introvertido, Manu se muestra como un joven con la cabeza bien amueblada y que conoce sus prioridades. «Estoy alojado en la residencia Río Esgueva, que creo que tiene todas las comodidades para los deportistas. Quiero acabar la carrera aquí en Valladolid y si puedo, seguir jugando al balonmano». ¿Y aspira a fichar por un equipo grande? «El Recoletas ya es un equipo grande», zanjó.
Sus datos
-Lugar y fecha de nacimiento: 16 de abril de 1997, en Burgos.
-Trayectoria: Comenzó a jugar en la cantera del Villa de Aranda. Debutó en Asobal en 2014-15 jugando cuatro partidos. En la 2015-16 llegó a jugar 9 partidos. En la 2016-17 disputó 29 partidos. Fichó por el Recoletas en 2018-19, donde lleva 86 goles anotados en Liga.
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