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Robert Durst, en una imagen real durante el juicio. AFP
Tres asesinatos sin sentencia

Tres asesinatos sin sentencia

DKiss estrena este sábado 'El crimen de Robert Durst', un documental que repasa un caso que conmocionó a EE UU

Julián Alía

Sábado, 16 de noviembre 2019, 00:07

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Cinco días pasaron desde la desaparición de su esposa Kathleen hasta que Robert Durst fue a denunciarlo a comisaría, allá por 1982. Sin embargo, toda la investigación sobre su posible paradero no acabó llevando a ningún sitio y el caso quedó cerrado. Pero 17 años después, cuando la policía halló muerta a Susan Berman, la mejor amiga de Durst, por un disparo en la nunca, la investigación se retomó. Además, poco después apareció el cadáver, desmembrado y sin cabeza, de un vecino, Morris Black, al que un niño y su padrastro vieron flotando mientras pescaban.

Se trata de un caso que intrigó a la población estadounidense durante años, y que, de la mano de DKiss, llega este sábado a las 22:00 horas a la audiencia española. 'El crimen de Robert Durst' es un especial de dos episodios que se adentra en la historia de un heredero inmobiliario acusado del asesinato de tres personas de su entorno, y por lo que actualmente se encuentra en prisión a la espera de que se defina su sentencia, más de 37 años después del origen de los hechos.

El programa cuenta con entrevistas exclusivas de personas muy allegadas a las víctimas, así como de personalidades que estuvieron involucradas en el caso. El hermano, la cuñada y amigas de Kathleen, el abogado defensor de Durst y la exmagistrada, Susan Criss, que presidió el juicio en el año 2003 por el asesinato de Morris Black, son algunos de los que prestan testimonio en los dos episodios, en los que también participan expertos legales y periodistas que han seguido el caso desde su inicio, como la analista legal Beth Karas, la periodista Diane Dimond, la reportera Jane Velez-Mitchell y el reportero del 'The New York Times', Charles Bagli.

La primera entrega comienza con la desaparición de Kathleen, y su amiga Gilberte Najamy detalla cómo poco antes le había dicho: «Si algo sale mal, si me ocurre algo malo, sospecha de Robert». Tanto fue así, que habían quedado para cenar al día siguiente en Nueva York, y Kathleen no apareció. Pero a pesar de que Durst fuese el principal sospechoso, que incluso había llegado a tirar las pertenencias de su mujer a la basura, como si supiese que no iba a volver, no tenían pruebas suficientes como para acusarlo. «No tenemos cadáver, no tenemos escenario del crimen, no sabemos cómo murió», dice la abogada Beth Karas en el documental. Y, finalmente, el caso quedó en un cajón.

Se retoma la pista

No fue hasta 1999 cuando el investigador Joe Becerra recibió una llamada de un preso de Westchester (Nueva York) al que había encerrado por exhibirse desnudo delante de niñas. En realidad, solo le ofreció una especulación sobre lo que podría haber pasado a Kathleen, pero Becerra, que desconocía el caso, pidió los documentos y los estudió, llegando a obsesionarse con él y a reactivarlo.

Al investigar la empresa inmobiliaria familiar, Becerra descubrió que el padre de Robert lo había desheredado y por alguna razón éste desaparece del mapa. Es en este punto cuando entra en escena la amiga íntima del principal sospechoso, Susan Berman, a quien describen como «un manojo de fobias andante», ya que tenía fobia a morir, no cruzaba puentes, ni conducía por ciertas calles. Becerra quería hablar con ella porque así lo había pedido la familia de Kathleen, que siempre consideró que el culpable de su desaparición había sido Durst. Pero una mañana de Nochebuena, días antes de que se pudiese concretar la cita, Susan apareció asesinada.Por si fuera poco, a este crimen se le suma la aparición del cuerpo descuartizado de un vecino de Robert, Morris Black, que vuelve a poner a Durst en el punto de mira de la policía. Ya detenido, Robert Durst confesó su culpabilidad.

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