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Lou Marini y Lluís Coloma llenan de funky y swing la segunda jornada del XXIII Universijazz
Este segundo concierto suscitó un entusiasmo y una respuesta de público notablemente mayores a las de la primera jornada
Segunda jornada de Universijazz, el Festival Internacional de Jazz de la Universidad de Valladolid, que cambió de tercio sustancialmente tras el arranque del martes a ... cargo de The Cooker.s. El saxofonista estadounidense y exintegrante de los Blues Brothers Blue Lou Marini y el pianista Lluís Coloma pasaron revista a los temas que componen a su trabajo de estudio conjunto, 'We like to groove!', el cual viera la luz a mediados del pasado mes de marzo.
Con el previsible arranque del tema propio homónimo que bautiza al mismo álbum, Marini comandó sin apenas esfuerzo y con vertiginosos dedos sobre las teclas de su saxo el ADN de este concierto destinado a revolucionar la edición de este certamen en el Patio de la Hospedería de San Benito: swing y funky con toques de rock y boogie-woogie acompasados por el guitarrista Kid Carlos, el contrabajista Manolo Germán y el batería Arnau Julià.
Este segundo concierto suscitó un entusiasmo y una respuesta del público notablemente mayores a las del lunes, tanto a la hora de los aplausos como en el retumbar de las filas de butacas del patio en los sutiles y rítmicos acompañamientos durante los temas de los pies de la concurrencia. Marini y Coloma se atrevieron, tras su poderoso comienzo. con un estándar, 'Comin' Home Baby', el tema de Mel Torné también popularizado, entre muchos otros, por Michael Bublé, que atacaron con riesgo pero emergiendo victoriosos en un combate de virtuosismos donde triunfaron tanto en conjunto como en sus respectivos momentos en solitario.
El conjunto volvió a los temas propios con 'It's about time', compuesta por el propio Marini, en la que el músico no solo dedicó sus primeras palabras en español al público, también entonó la primera melodía cantada de la noche. La canción, a pesar de venir cantada correctamente por el artista, se encuentra por debajo de sus virguerías cuando dedica sus labios y garganta a la lengüeta y al tudel, y así el tema funciona, en el disco, como puente desde las dos primeras pistas a las dos siguientes, de las más conseguidas del álbum; 'Boogie Brown' y 'Embrujo'.
Este último tema, composición de Coloma, fue otro de los hits de la noche, con ciertos problemas iniciales en la caña del saxofón de Marini, reseca por las altas temperaturas de Valladolid, pero que tras la oportuna humidificación el conjunto encaró sin mayores problemas. 'Boogie Brown', a continuación, fue el esperado éxito que todo el que la hubiera escuchado previamente en su versión de estudio podía intuir que iba a resultar.
Orden estricto
Siguiendo estrictamente el orden del álbum, la siguiente melodía fue la balada 'Farewell my love', pieza lenta de singular e indiscutible belleza pero acaso rupturista en exceso con los ánimos cultivados en el Patio de la Hospedería de San Benito por el conjunto hasta ese momento. El paréntesis, obvio, no era más que una suerte de carrerilla mental para los temas que estaban por venir, aunque la sentida composición cosechó uno de los aplausos más tibios de la velada.
La agrupación volvió a encarrilar ánimos y fervores con el clásico 'Rockin' Robin'. Coloma, que no estuvo exento de momentos afortunados, voló sobre esta pieza, como sus dedos sobre el piano, con tamaña altura que bien podría haber rivalizado con Novecento, el peculiar protagonista de 'La leyenda del pianista en el océano'. Y es que la vitalidad del pianista, a sus más de 50 años. nada tiene que envidiar a las ostentaciones de otros jóvenes músicos de éxito internacional, como Luca Sestak.
'Magical Journey' sirvió a Marini para sustituir su inconfundible saxo por una flauta travesera, y 'No Scuffle Shuffle', aunque impecable y más cercana al rock, no parecía añadir nada nuevo o que no hubiese sorprendido ya antes a lo largo de la velada. Cuando parecía intuirse que dos «canciones puente» estaban precalentando el ambiente para algo más grande, la banda optó por saltar al último tema del disco, la pieza con tintes de blues 'Ain't nobody's business', que se lució en una travesura entre el pianista y el resto de la banda, tocando notas sueltas de manera arrítmica para deleite del público.
Para la despedida, «los luises» reservaron la pieza más conseguida de su disco. El estándar 'Mona Lisa', popularizado, entre otros, por Nat King Cole, parecía iniciarse de manera engañosa con su particular fraseo pausado, pero la banda pronto volvió a enderezarla pasándola por su particular tamiz y ritmos trepidantes, logrando así lo más rotundamente difícil: aportar algo nuevo, y valioso, a uno de los clásicos más versionados del género. En los bises, Marini lanzó un último guiño a los Blues Brothers con 'Sweet home, Chicago'.
Como preámbulo al concierto de Lou Marini y Lluís Coloma, José Luis Gutiérrez, director artístico del festival, improvisó unas variaciones con su saxo tenor en torno a 'Historia de un amor', como homenaje a su padre Carmelo.
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