La Sinfónica de Castilla y León estrena ‘Entfaltung’, de Óscar Colomina

Es el tercero y último de los estrenos de la Orquesta Sinfónica de Castilla y León en esta temporada. El compositor catalán Óscar Colomina ha escrito Entfaltung, una obra de diez minutos que se relaciona con el resto del programa formado por Brahms y Prokofiev. Jaime Martín, director principal invitado de la OSCyL, será el encargado de dirigir el concierto

Oscar Colomina es actualmente profesor de orquestación en la Royal Academy of Music y en la Menuhin School de Londres. Desde ayer supervisa el ensayo de su obra.

«Entfaltung significa despliegue, desarrollo, apertura. La pieza muestra un núcleo sonoro desplegándose poco a poco. El material melódico va ganando peso durante el transcurso de la pieza, culminando en un solo de viola que ofrece al público una conexión directa con el concierto de violín que lo sigue», explica quien fuera violinista antes que director. Colomina ha coincidido con algunos miembros de la OSCyL en la Joven Orquesta Nacional y en Londres. «Estoy muy contento de que mi música esté en tan buenas manos». También ha sido director de la JovenOrquesta de Salamanca, su primera experiencia como titular durante casi un lustro.

«En las agrupaciones jóvenes puedes vivir momentos de autenticidad, intensidad y de unidad de intención maravillosas que quizá algunos profesionales han olvidado. La titularidad da una continuidad en el trabajo entre director y ensemble que es valiosísima. Fue apasionante diseñar la programación, y sobre todo llevarles a los chicos a solistas de calibre internacional, que aparte de colaborar con ellos en un concierto les ofrecían masterclases gratuitas. Tengo la suerte de ser compañero de grandes profesionales en Londres que aceptaron venir por los gastos; de otra manera la orquesta no lo hubiera podido financiar».

Colomina ha sido también profesor invitado del Real Conservatorio de la Haya-School for Young Talent. Si se le pregunta por las diferencias entre la enseñanza musical española y la foránea, señala como principal diferencia que «en otros países de nuestro entorno, la educación musical, tanto los programas como los docentes, está mucho más imbricada con la actividad profesional real de la música, hay más intercambio y mucha más flexibilidad para compaginar la carrera artística y la docente. El sistema español parece que esté diseñado a perpetuarse a sí mismo (a generar gente con título que a su vez opositará y vuelta a empezar) más que a profesionales activos. Generalizo: hay muchísimos profesionales de la docencia que son magníficos profesores y que luchan para que esto cambie».

Otro de los problemas que percibe desde fuera es «la enorme descapitalización de talento. Generaciones enteras de músicos españoles que se han ido a estudiar al extranjero encuentran todo tipo de trabas para poder regresar y trabajar en España. Conozco casos de gente que, tras haber terminado su carrera en centros de reconocido prestigio mundial, no pudo convalidar sus estudios. También hay profesionales establecidos que considerarían regresar a España si el sistema de contratación no fuera tan caduco».

La energía del podio

Como compositor se considera deudor por igual de «Bach, Mozart, Beethoven, Brahms, Mahler, así como de Bartók, Stravinsky, Messiaen, Ligeti, Dutilleux o Berio». En cuanto al podio, «dirigir a los clásicos siempre me energiza, me llena de alegría. No veo distancia entre lo que ellos hicieron y lo que Nono o Birtwistle están haciendo. Hay pocas cosas que me den tanta alegría como el proceso de estudiar, anotar, y dirigir repertorio de calidad, sea de la época que sea. Uno ve que no hemos cambiado tanto».

Entre sus compromisos actuales, Colomina afronta «la obra obligada para finales de 2016 en Londres para el Concurso Internacional de Violin Yehudi Mehunin». Ha recibido encargos del festival de Aldeburgh y del Schubert Ensemble.

Además de ser su noche, será la de la joven violinista noruega Vilde Frang (1986), amadrinada en 2003 por la violinista alemana Anne-Sophie Mutter y debutante con Mariss Jansons a sus doce años.