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Francisco Igea y Alfonso Fernández Mañueco, escoltados por sus consejeros, se dirigen a a la rueda de prensa conjunta. ICAL
Castilla y León

Mañueco e Igea escenifican una unión a prueba de injerencias externas

Arrimadas anuncia el voto contra la moción de censura en Castilla y León a pesar de las andanadas del PP nacional, que invita a los cargos de Cs a sumarse al bando popular

Antonio G. Encinas

Valladolid

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Jueves, 11 de marzo 2021, 12:22

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Alfonso Fernández Mañueco y Francisco Igea, presidente y vicepresidente de la Junta, PP y Cs, unidos en matrimonio político por intervención de las ejecutivas nacionales hace algo menos de dos años, ocuparon sus atriles bendecidos por Inés Arrimadas. La líder de Ciudadanos había asegurado en la Cope, a primera hora, que «en Castilla y León» su formación votará «contra la moción de censura» presentada por el PSOE. «Al señor Tudanca se lo dirá la propia Arrimadas la semana que viene», llegó a presumir Igea, dado que la visita anunciada por la presidenta de Ciudadanos parece haberse acelerado tras los acontecimientos en Murcia y Madrid y la moción en Castilla y León.

Mañueco e Igea simbolizaron un «no hay fisuras». Cordialidad y buenas palabras del uno hacia el otro. Incluso cuando le preguntaron al vicepresidente por su foto en una terraza con diez integrantes de su partido. «Si hay una persona especialmente maniática y escrupulosa con las normas es el vicepresidente», intervino Mañueco. Previamente, Igea había desvelado su conversación durante la mañana de ayer, cuando los acontecimientos se empujaban unos a otros. «Tuve una reunión a primera hora con el presidente y sus palabras fueron: 'Mira, Paco, pase lo que pase no convocaré elecciones porque la gente no lo entendería'. Y esta es la realidad. Y es la diferencia de una persona que pone por delante a sus ciudadanos».

El foco de la cuestión, sin embargo, no está en el PP. Es Ciudadanos quien tiene la llave de todo lo que pueda pasar. Un partido al que Teodoro García Egea, secretario general del PP, ha declarado la guerra tras la moción en Murcia, su territorio. Ha invitado, de hecho, a los cargos de Cs a incrustarse en el PP. Javier Maroto, senador del PP por Castilla y León, animó incluso a Toni Cantó a dar ese paso, después de que el actor y político de la formación naranja criticara la decisión de su partido en Murcia. Preguntado por si esta guerra abierta entre PP y Cs a nivel nacional puede condicionar lo que ocurra en Castilla y León, Alfonso Fernández Mañueco se limitó a decir que no tenía «datos para saber si las relaciones están rotas o si se pueden reconducir».

Los dos dirigentes trataron de ceñir la cuestión en todo momento a Castilla y León, a un pacto de gobernabilidad «que funciona». Optaron por alejarse del ruido de la moción de Murcia y, especialmente, de la decisión de Isabel Díaz Ayuso en Madrid. Incluso cuando las opiniones sobre la situación en Castilla y León colisionaban claramente con lo ocurrido en esos territorios. Por ejemplo, Mañueco habló así de la posibilidad de haber convocado elecciones en Castilla y León. «Es una irresponsabilidad una moción y lo habría sido una convocatoria anticipada de elecciones». Cuestionado por si era entonces una irresponsabilidad la decisión de Ayuso, replicó: «He adoptado una decisión pensando en las personas de Castilla y León, en la situación en Castilla y León. Nada más lejos valorar lo que ocurre o pasa en otras comunidades autónomas». Algo similar le ocurrió a Francisco Igea cuando se refirió a la posibilidad de que la moción saliera adelante aquí con apoyos de Podemos, Por Ávila, UPL y procuradores díscolos de Cs. «Me preocupa mucho, pero mucho, qué sería de esta comunidad en esas circunstancias, con un Gobierno con esas personas apoyadas en una especie de tutifruti por el que pasa Podemos..», dijo. Le preguntaron entonces si ese mismo término, tutifruti, era aplicable al Ayuntamiento de Murcia, donde su partido, Cs, apoyará un Gobierno con Podemos y PSOE. «No me he referido a Murcia», contestó.

Para Igea y Mañueco la decisión del PSOE es una urdimbre de Ferraz, de Iván Redondo, asesor áulico de Pedro Sánchez. «[Tudanca] Se había metido en un sitio al que le habían metido, un callejón sin salida en el que tenía muchísima dificultad para dar la vuelta. Ayer les dijeron 'preséntala, a ver si a río revuelto pescamos algo'», aseveró Igea. Y en la misma idea abundó Mañueco. «El señor Tudanca actúa al dictado de Ferraz para una estrategia con origen claro en el entorno del señor Sánchez, y no mira por los intereses de las personas de Castilla y León, sino por los intereses de Ferraz. Ni tan siquiera se tiene que hablar con el señor Tudanca para explicar la moción sino preguntar en Ferraz para que expliquen el porqué de su presentación».

Presidente y vicepresidente defendieron su gestión, trataron de restar importancia a la moción y trasladar la atención de nuevo al día a día, en vano, y simbolizaron con la puesta en escena una unidad de acción que cuenta con el beneplácito de las direcciones nacionales. «Trasladé a las más altas instancias de PP y Cs mi vocación y compromiso por estabilidad y confianza en este Gobierno unido y sólido», llegó a decir Mañueco.

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