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Francisco Igea, Carloota Amigo y Fernández Mañueco, en el último pleno de las Cortes regionales. Carlos espeso
Ciudadanos apuntala junto al PP el control de dos capitales y cinco diputaciones

Ciudadanos apuntala junto al PP el control de dos capitales y cinco diputaciones

El partido naranja exprime al máximo sus 12 escaños regionales y 28 concejales en las 9 capitales de Castilla y León

Antonio Corbillón

Valladolid

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Jueves, 11 de marzo 2021, 07:11

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Francisco Igea es amante de parafrasear a Winston Churchill. Tras las elecciones del 26 de mayo de 2019, fue capaz de sacar una buena derivada a la frase más famosa del político inglés. Aquello de 'nunca tantos debieron tanto a tan pocos' se pudo transformar, forzando un poco eso sí, en un 'nunca tantos sacaron partido a (no) tantos votos'.

Finalizado el recuento, el todavía partido de Albert Rivera superó raspado los 200.000 votos (205.800). Solo uno de cada diez electores totales de la región le confió su voto, un 15% si contamos votantes reales. Supuso un avance significativo respecto a las autonómicas de 2015 (140.000) aunque lejos de convertirlo en un partido de gobierno.

Pero el avance de Ciudadanos se sumó a una novedad en la hasta entonces monolítica vida política de la región. El PSOE vencía en unas elecciones al PP por primera vez en más de 30 años.

Por eso, aquel «lo que quieran» que le ofreció a Ciudadanos el candidato popular, Alfonso Fernández Mañueco, sonó a pánico escénico ante la posibilidad de que la derecha tuviera que abandonar el colegio de la Asunción (sede de la Presidencia).

Y Francisco Igea, una vez más pragmático al más puro estilo de su admirado 'premier' inglés, supo tomarse al pie de la letra el ofrecimiento de Mañueco, después de pegar un viraje de 180 grados a sus argumentos de campaña. En uno de sus últimos mítines llegó a prometer que «había llegado la hora de acabar con 34 años de clientelismo y soberbia en Castilla y León».

Finalmente, ni vuelco electoral, ni fin de esos 34 años 'clientelares', ni tercera vía de color naranja. Los electores concedieron a Cs solo 12 de los 81 escaños de las Cortes regionales. Pero fueron suficientes para exprimir ese «lo que quieran» en un gobierno PP-Cs después de cinco semanas de negociaciones.

Protagonismo

El 2 de julio de 2019 se firmó ese pacto que garantizó a Francisco Igea la vicepresidencia y portavocía del Ejecutivo regional y cuatro de las 10 consejerías a sus huestes. Igea, sobre cuya expansiva forma de hacer política pivotan las ansias de descabalgarlo de muchos, se reservó además un triple papel: a la vicepresidente y el portavoz se sumó la de consejero de Transparencia, una cartera nueva creada por él mismo.

Además su grupo se hizo con las consejerías de Sanidad (Verónica Casado), clave ante la pandemia sanitaria; Empleo e Industria (vivió la primera crisis de gobierno y hoy la ocupa Carlota Amigo) y Cultura (Javier Ortega).

A rebufo del acuerdo autonómico llegaron los pactos municipales y provinciales. Aquí, el rendimiento que Cs supo dar a los 143.500 votos que logró en las 9 capitales de la comunidad (un 40% más que en 2015 con 106.000 papeletas) rozó en algún caso el paroxismo. La traducción práctica es su presencia ejecutiva en dos ayuntamientos como Salamanca y Palencia (este último con la alcaldía).

Fueron tiempos frenéticos en cada feudo, con particularidades y anécdotas que no se habían vivido nunca. Un encaje de bolillos (sillones) todavía más complicado que el logrado en el Gobierno autonómico. En algunos casos, las negociaciones, contactos y presiones desde las sedes centrales a los ediles naranjas y de otros partidos minoritarios como Vox se prolongaron hasta minutos antes de constituirse los ayuntamientos el 15 de junio de 2019.

El PSOE había ganado en seis de esas capitales, aunque solo en Soria tenía garantizada la mayoría absoluta. Del resto, Ciudadanos ayudó a los populares a apuntalar Salamanca (único en el que fueron la fuerza más votada) y arrebataron a los socialistas su triunfo en Palencia a costa de entregar el bastón de mando al candidato de los naranjas.

De esta forma, Mario Simón es el único alcalde capitalino de Ciudadanos, una gestión que debe defender con tres de los 25 concejales y poco más de los 5.100 votos logrados.

Una jugada similar en el Ayuntamiento de Burgos se saldó con un inesperado fracaso. El pacto a tres bandas entre PP, Vox y Ciudadanos debía entregar la vara a Vicente Marañón, uno de los cinco ediles de Cs. Se rompía así con la lógica de las mayorías en la segunda capital con victoria más contundente de los socialistas (le sacaron cuatro asientos a los conservadores).

Sin embargo, los dos ediles de la ultraderecha aguantaron la presión de su sede central en Madrid. Hasta que se produjo la votación no se confirmó el triunfo del socialista Daniel de la Rosa. Los anuncios, desde el minuto uno, del tripartito de hacer una moción de censura nunca han llegado a cuajar.

En cambio, el partido dejó pasar la oportunidad de ser decisivos en León, donde su líder Gemma Villarroel maneja cuatro asientos. El PSOE, que empató a ediles con el PP, gobierna en minoría junto a los leonesistas de UPL y Podemos. Ciudadanos suele quejarse del «ninguneo» que les aplica el alcalde, José Antonio Díez.

Peso provincial

En lo que respecta al poder provincial, los acuerdos entre conservadores y naranjas aseguran a estos últimos tocar poder en más de la mitad de las diputaciones: Burgos, Soria, Zamora, Valladolid y Segovia.

La casuística también es amplia. Si en el poder municipal el pacto con la derecha les permite presumir de feudo en Palencia, en el ámbito provincial le tocó este 'rondo' a Zamora. Allí, se sienta en la cúpula de su Diputación el naranja José Francisco Requejo, su único diputado, que logró el apoyo de todo el PP. Provincia de contrastes ya que en el Ayuntamiento gobierna con mayoría absoluta el único alcalde que le queda en una capital española a Izquierda Unida, Francisco Guarido.

Por contra, en la administración provincial burgalesa se repitió el mismo fracaso que en el consistorio. Los tres votos de Cs han sido necesarios para quitarle el control al partido con más asientos:el PSOE. Pero la exigencia de ocupar la presidencia contó con el enrocamiento del veterano César Rico, que llevaba ocho años en el cargo. Su continuidad no ha puesto sin embargo en peligro la gobernanza conjunta.

En Soria, el único diputado naranja, Santiago de Gregorio, hizo presidente al conservador Benito Serrano. Mientras en Segovia sus dos votos también apoyaron a los populares. Algo que también ocurrió en Valladolid, aunque el PP ya tenía mayoría.

El sesgo naranja también ha decantado ayuntamientos importantes de la región. En Laguna de Duero y Arroyo de la Encomienda, los dos mayores municipios de Valladolid tras su capital, dos independientes gobiernan gracias a sus pactos con PP y Ciudadanos. También en Aranda de Duero, sus tres concejales anularon la victoria de los socialistas.

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