Mañueco apoya a Quiñones, que se reivindica: «Hay mucho trabajo por delante y estaré dando el máximo»
El consejero de Medio Ambiente se someterá este miércoles a una proposición no de ley que pide su reprobación y destitución, pero salva la primera ofensiva de la oposición
Mañueco apoya a Quiñones, dice, así de escuetamente, «lo apoyo», pero en realidad Quiñones respalda a Quiñones, después de un Pleno en el que escapó ... de la ofensiva de la oposición. Le preguntó Igea a Mañueco. «Señor presidente, para que nos entienda la gente, ¿apoya usted al consejero Suárez-Quiñones?». «Sí, lo apoyo». Y ya. Mañueco ni siquiera intentó escenificar ese respaldo quedándose a escuchar la primera intervención de su consejero, la respuesta de Quiñones a la pregunta de Nuria Rubio, que como vicesecretaria general es la cara del líder autonómico del PSOE, Carlos Martínez, en las Cortes. Los aplausos de la bancada popular a las intervenciones del titular de Medio Ambiente comenzaron tibios, de dejar caer palma sobre palma en vez de chocarlas con el entusiasmo habitual con el que se cierran filas. Solo hubo que comparar con el volumen que alcanzaron los aplausos cuando intervino el consejero de Movilidad, Sanz Merino, uno de los pocos que tenían algo que responder al margen de Quiñones. Le bastó una alusión a Óscar Puente para recibir una ovación. Quiñones, acostumbrado a amparar sus respuestas en el fárrago legislativo, con referencias a decretos y normas, como magistrado que es, quiso mantener un perfil bajo de entrada para después rebatir las críticas con los datos más convenientes.
Y la verdad es que el PSOE se lo puso fácil. Desgranó preguntas provinciales. Qué hizo la Junta en Zamora. Qué hizo la Junta en Ávila. Qué hizo la Junta en Palencia. Qué hizo la Junta en Salamanca. Como si buscaran su pedacito de titular provincial, su clip de vídeo para su público en cada territorio. Lo que desenfoca un poco el global. Y claro, como el operativo es autonómico, Quiñones inundó de datos la primera respuesta y acto seguido se limitó a replicar, con algún matiz, el mismo esquema discursivo. Con dos tesis principales. «[Los incendios] Estuvieron en muchas ocasiones fuera de capacidad de extinción, inabordables», por un lado. Y por otro, que nunca antes había habido tantos medios de manera simultánea dedicados a intentar apagar fuegos forestales en España. «En León han trabajado más de 1.500 profesionales,92 medios aéreos, 60 autobombas, 57 bulldozers, 22 camiones… Un despliegue sin precedentes en España en la historia de la extinción de incendios forestales».
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Y eso que el consejero de Medio Ambiente empezó con un atisbo de acto de contrición. «Hay que reconocer que entre todos no hemos pedido obtener un mejor resultado, lo que nos obliga a todos a trabajar para ser más eficaces». Es un atisbo porque ese «entre todos» pretendía mutualizar la responsabilidad política, dado que en la campaña contra el fuego también participaron los medios proporcionados por el Gobierno. Pero a medida que avanzaba la sesión Quiñones se sintió más cómodo. Así, cuando Rubén Illera (PSOE) le preguntó por el parque natural de la Montaña Palentina para a continuación llevarle de nuevo al asunto de los incendios, esta vez por la parte que le tocaba, Quiñones replicó con sarcasmo: «No intuía que a usted también le habían encargado hablar de incendios», le replicó, dado que la pregunta era «¿cómo valora el consejero las actuaciones de la Junta para garantizar la adecuada prevención del parque natural Montaña Palentina?». Así que le barrió a datos sobre las inversiones de la Junta en el parque natural.
Quiñones centró sus explicaciones en la extinción, pero la clave estaba en otro sitio: en la prevención y en la responsabilidad política de quien ha manejado la Consejería de Medio Ambiente durante los peores incendios de la historia en la comunidad autónoma. Solo Nuria Rubio lo intentó por esa vía. «En León hubo incendios que no tuvieron recursos hasta pasados cuatro días y cuando llegaron los equipos aquello era inabordable. Hubo fuegos que se reactivaron hasta tres veces porque no había retenes. Mientras usted pedía más medios al Gobierno, había operativos autonómicos parados», atacó. Y siguió por el intento del PP de darle la vuelta al relato político. «Se inventaron un puesto de mando en Palacios del Sil, que no ardía, pero era el único de la zona donde había un alcalde del PP. No ha tenido la decencia de visitar ni una de las zonas afectadas por las llamas», acusó, y le echó en cara sus «28 días de silencio».
Pero faltó contundencia en el ataque político de la oposición. También en Vox, que decidió dejar esa batalla para otros y se perdió en cuestiones menos relevantes que obtuvieron la respuesta de otros consejeros, como Gonzalo Santonja o Carlos Fernández Carriedo y permitieron a Suárez-Quiñones aprovechar el falso llano para coger aire. Hasta el punto de que este miércoles, cuando se debata la proposición no de ley que pide a Mañueco que repruebe y destituya a Quiñones, aún no está claro si Vox se abstendrá o votará contra el consejero. Con esta táctica, cuando Carlos Menéndez (Vox) preguntó por la autorización concedida a una empresa en la que trabajaba el hijo de Quiñones, la respuesta le correspondió al portavoz del Ejecutivo, Carlos Fernández Carriedo, que empleó su mejor tono de portavoz curtido desfacedor de entuertos y enterrador de polémicas: «Los miembros de la Comisión de Ética son los mismos que estaban en la anterior legislatura y en la anterior, nosotros no vamos nombrando o cesando a los miembros de esa comisión en función de la composición del Gobierno».
Quiñones comenzó a sentirse cómodo, hasta el punto de echar la culpa al PSOE de no hablar de los incendios intencionados. «Es su responsabilidad ayudar a parar esta lacra», le dijo a Fernando Pablos. Luego replicó a Alicia Gallego (UPL) cuando esta le echó en cara la falta de prevención hablando de normativas y de lo que puede hacer cada administración, incluidos los ayuntamientos, por luchar contra los incendios forestales. «Como no miremos todos a nuestras responsabilidades, esto no tendrá solución, y hablamos de la Administración del Estado, Junta de Castilla y León diputaciones, ayuntamientos…». Lo que dijo al principio. «Entre todos».
Pablo Fernández, de Unidas Podemos, le hizo la novena pregunta de la tarde -llevaba la cuenta el propio Quiñones- y fue el más directo. «Usted debería dimitir porque lleva años recortando la prevención, más del 90% en los últimos 10 años, y del presupuesto de este año solo ha ejecutado el 48%. Lleva años privatizando el operativo. Lleva once años para actualizar el Infocal», acusó. Quiñones, que escuchó otras preguntas de medio lado o mirando de reojo, se puso frente a él y le sostuvo la mirada durante toda la intervención. «Es usted un cadáver político que va a arrastrar al PP en la provincia de León. Le hemos denunciado ante la Fiscalía para que rinda cuentas de su catastrófica gestión», concluyó Fernández. Y la respuesta de Quiñones, casi a modo de conclusión, fue una retahíla de las actuaciones pendientes para reparar los daños provocados por el fuego. «Hay mucho trabajo por delante, en el que estaré al máximo», remató.
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