Consejero que cotiza a la baja, asesor que se sube al tren
Arranca el curso político en Castilla y León con elecciones de fondo, tierra quemada a mansalva y el interrogante de hasta cuándo va a aguantar el Gobierno de Mañueco con Suárez-Quiñones encerrado en el despacho
Encerrado bajo llave. Así mantiene Alfonso Fernández Mañueco al consejero Juan Carlos Suárez-Quiñones, titular de Medio Ambiente y responsable de la prevención y la ... lucha contra los incendios. Con todo lo que ha ardido en Castilla y León este mes de agosto. O quizás por eso. Y porque hay elecciones en seis meses. Y porque además, gran parte de lo que han asurado unas llamas que oficialmente han causado tres muertes se ha quemado en León.
Una provincia fatigosa en resultados electorales para los populares, decisiva en un escrutinio ajustado, y en la que Mañueco justo acababa de reforzar la figura de Suárez-Quiñones a finales de julio nombrándole presidente provincial del partido, en sustitución de la actual portavoz del PP en el Congreso, Ester Muñoz.
Puente impulsa al consejo de administración de Renfe Viajeros a Ismael Bosch, que fue su jefe de Gabinete y responsable de redes sociales en el Ayuntamiento de Valladolid
Sin dimisión propia ni cese del presidente, el magistrado en excedencia que fuera delegado del Gobierno de Rajoy en la comunidad es en este momento un 'Moisés' de la política. Igual que al paso del patriarca bíblico se abrían las aguas del Mar Rojo, en torno al consejero castellano y leonés se instaura una zona de exclusión palpable y gélida.
No es opinión. Se ve. En una agenda oficial que pasó de reflejar una actividad pública considerable hasta el 10 de agosto, a la nada. Y en cómo apareció el día 29 tras dos semanas sin dar señales, en el pleno de los incendios. Solo, mientras una procesión de senadores, diputados, alcaldes, presidentes de diputación y consejeros que no cabían en un autobús de dos pisos desembarcó en las Cortes para escenificar el apoyo al presidente de la Junta. Entre esa legión de correligionarios no estaba el consejero.
Tampoco acudió el miércoles a Riaño, donde fue la vicepresidenta de la Junta, Isabel Blanco, la que se acercó a hablar con alcaldes afectados por los incendios. Hasta este mes de agosto, Blanco no le habría quitado el sitio en esa reunión a Suárez-Quiñones, que como consejero leonés y aspirante a encabezar la lista autonómica en la provincia no se perdía acto de la Junta en días laborales ni entrega de premios o ferias variopintas todos los fines de semana.
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Aquellas certezas en el futuro político del dirigente leonés son humo hoy, fruto del balance de los incendios, de las críticas a la planificación de la Junta en el operativo de prevención y lucha contra el fuego y del micrófono y las cámaras informativas que el 10 de agosto, en Gijón, grabaron ese «tenemos la mala costumbre de comer a mediodía, una costumbre que algunos cumplimos». Fue la respuesta del consejero al ser interpelado por disfrutar de una feria gastronómica, mientras en León ya se estaban desalojando poblaciones por el fuego que asolaba Las Médulas. Vecinos desesperados resumían ese día su desolación con un «nos han dejado arder» que señalaba a la Junta.
Así arranca un curso político tensionado en Castilla y León, por las elecciones a la vista y por las hectáreas negras de tierra quemada. Con el interrogante de hasta cuándo va a aguantar el Gobierno de Mañueco con Suárez-Quiñones encerrado en el despacho oficial, con el efecto dominó que atañe a la dirección del PP en León, con el consejero al timón. Un partido que lleva tres presidentes provinciales en tres años.
El futuro político de Juan Carlos Suárez-Quiñones cotiza a la baja. Cada testimonio de ciudadano que ha perdido su casa, su modo de vida, sus recuerdos en los incendios, es una enmienda a la totalidad a la empatía cero de ese «tenemos la mala costumbre de comer».
Y como no hay cara sin cruz ni políticos sin asesores, agosto ha cerrado calendario con el ministro Óscar Puente incorporando al consejo de administración de Renfe Viajeros a quien fuera su jefe de Gabinete y responsable de redes sociales en el Ayuntamiento de Valladolid, Ismael Bosch, cuya trayectoria laboral va pareja a la política desde sus tiempos de militancia en las Juventudes Socialistas.
Veterano y conocedor de los entresijos del partido y de las administraciones, su nombramiento en Renfe ha sorprendido incluso entre cargos socialistas. Correos, Feve, Paradores Nacionales, Renfe... destinos que premian a políticos en horas bajas y a asesores incombustibles.
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