La falta de agua en Las Cogotas pone en peligro los cultivos más tempranos

«Estamos todos a la espera». Así define el presidente de la Comunidad de Regantes del Río Adaja, Juan José Rodríguez, la situación que sufren en la actualidad los agricultores La Moraña, comarca situada en la zona norte de la provincia de Ávila. Muchos de ellos se encuentran ante la tesitura de tener que plantearse si este año van a sembrar o no. «A día de hoy no tenemos garantizado agua para el riego, ni siquiera para el consumo humano en Arévalo, Medina del Campo, Olmedo y otros pueblos que se abastecen de Las Cogotas, que son más de 80.000 habitantes», añade.

Contactos con Junta y CHD

En años anteriores, la comunidad de regantes empieza a suministrar agua a mediados de marzo, época en la que suelen comenzar los cultivos más tempranos, como la cebolla o la remolacha. «Para empezar a sembrar tenemos que tener garantizado que hay agua para ellos», señala el presidente de este colectivo. De hecho, afirma, ya les han ofrecido renovar los contratos que tradicionalmente se cierran antes de la siembre y muchos no están firmando porque no saben si podrán cumplirlos.

No les sirve de nada que el problema se solucione en mayo porque a esas alturas ya no se pueden sembrar cebollas, por poner solo un ejemplo. No pierden la esperanza. Tal y como dice Juan José Rodríguez, «este pantano se llena con mucha facilidad» y bastan dos meses recibiendo entre 10 y 15 hectómetros cúbicos para contar con agua suficiente para regar el año pasado la los agricultores gastaron 27 hectómetros cúbicos-.

Por si esto no sucede, ya han mantenido algún contacto informal tanto con la Junta de Castilla y Lcón como con la Confederación Hidrográfica del Duero (CHD). En el primer caso, la comunidad de regantes ha planteado que se baraje la posibilidad de flexibilizar ciertas condiciones necesarias para recibir la PAC u otras ayudas. En el segundo, abordaron el asunto del canon que tienen que pagar anualmente por un servicio que, si no cambia la situación, no están recibiendo. Rodríguez afirma que han encontrado «buena disposición» en ambos casos.

Críticas

Aunque reconoce la principal causa de esta situación es que está siendo «un año sequísimo», el presidente de la comunidad de regantes recuerda que han tenido «algún enfrentamiento» con la CHD en meses anteriores porque consideraban que se estaba permitiendo la salida de demasiada agua. «Ahora ya lo han reducido, pero han estados tres o cuatros meses soltando bastante más de lo que deberían continúa-. Eso no nos hubiera solucionado el problema, pero ayudaría».

También critica a la Asociación Cultural La Alhóndiga, de Arévalo, «que han recogido 900 firmas para que se tire más agua y pretenden una trasvase del Adaja al Arevalillo, todo esto en un año en el que el pantano está prácticamente seco». Desde este colectivo se afirma que solo piden que, cuando sea posible, el río Arevalillo tenga un caudal ecológico.

Malas perspectivas

A últimos de febrero, la cebolla y a mediados de marzo, la remolacha. Carmelo Arenas López, un agricultor de Palacios Rubios (Ávila) con una explotación de más de 200 hectáreas, teme que no pueda cumplir su calendario habitual de siembra. En abril, además, es el turno de la patata, la zanahoria y el maíz. «Todos estos cultivos peligran porque ahora mismo no tenemos agua para regar», afirma.

Este socio de Asaja reconoce que la situación es «bastante mala» y «no hay buenas perspectivas» teniendo en cuenta que el embalse de Las Cogotas tiene actualmente 13 hectómetros cúbicos y solo se activará el regadío cuando pase de 20. «Como no llueva, no sé qué vamos a hacer este año, porque los gastos, como la amortización de las obras de regadío, son fijos», afirma, criticando que, durante varios meses, se ha soltados «más agua de la cuenta» del pantano.

José Luis Senovilla, también de Palacios Rubios y también de Asaja, tiene la vista puesta en la sierra de Ávila. Ahí es donde tiene que llover o nevar en los próximos días para que el nivel de Las Cogotas suba. «A día de hoy, no tenemos agua».

«La situación ahora mismo es de pena», afirma este agricultor, que cuenta con 60 hectáreas de regadío en las que siembra maíz, alfalfa y algo de patata. «No hay solución, solo queda esperar a que llueva y si no, dejar en barbecho las tierras», añade. Coincide con Carmelo Arenas en señalar que «las perspectivas son malas».