Condenan a una clínica de estética y a un doctor sin título por las secuelas sufridas por una paciente

El Juzgado de Primera Instancia número 4 de León ha condenado a una clínica estética de León capital y al doctor J. C. R., sin titulación en cirugía plástica, a indemnizar con 12.149 euros a M. R. D. P. N., como consecuencia de las secuelas sufridas tras la práctica de una blefaroplastia, es decir, la restauración del párpado o de una parte de él mediante la aproximación de la piel inmediata, según la sentencia tramitada por los servicios jurídicos del Defensor del Paciente.

Según el comunicado remitido por el Defensor del Paciente, el doctor demandado y condenado no consta «de ninguna manera» que disponga del título de cirujano plástico en España, donde sólo tiene homologado el título de Medicina, así como una especialidad de cirugía plástica en La Habana (Cuba), a pesar de lo cual «se dedica a intervenir alegremente», denunciaron.

Las secuelas de la mala evolución sufrida por M.R.D.P.N., informa Ical, son la retracción de la lámina anterior de los párpados inferiores y el ojo seco por exposición día y noche, lo que ha llevado a consultar con multitud de oftalmólogos y cirujanos plásticos en busca de «una mejoría que nunca llega».

En la actualidad, la afectada sufre secuelas estéticas, funcionales y anatómicas graves que requieren su corrección mediante tratamiento quirúrgico especializado complejo. Esas secuelas se estima que son fruto de «falta de medios físicos y humanos» por «insuficiencia» de experiencia y cualificación acreditada de los médicos el I. D. E. G. D. L., que son la causa de «una praxis no sujeta a la Lex Artis según el estado de la ciencia y el conocimiento de las especialidades de cirugía plástica, estética y reparadora o en la especialidad de oftalmología», además de un cuadro de ansiedad y depresión tratado con medicación.

Los hechos se remontan al 22 de octubre de 2009, cuando la paciente fue intervenida para «mejorar la mirada y aspecto global de su cara», sin estudio previo, liberando y extirpando el exceso de piel y músculo orbicular. Seguidamente, se le extirpó la grasa en cantidad «adecuada» para eliminar las bolsas palpebrales.

Según el consentimiento informado entregado a la paciente, no se establece que el cirujano tenga la titulación recogida para intervenir de cirugía plástica, estética y reparadora, ni se establecen «ningún tipo de riesgos personalizados», algo que «falta a la verdad», ya que establece que se acepta que eventuales complicaciones de tipo «genérico o personales» no podrán ser achacables a la intervención del médico o de su equipo, que garantiza la «máxima seriedad y capacidad profesional» necesaria para la intervención.