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Vecinos de Olmos de Ojeda, en el teleclub./ FOTOS DE GONZALO ALCALDE CRESPO
PALENCIA

El cobrizo románico de La Ojeda

Olmos de Ojeda es cabecera de un extenso término municipal que agrupa a ocho pedanías

GONZALO ALCALDE CRESPO

Sábado, 4 de julio 2009, 03:00

Hay un color que domina sobre los paisajes naturales del Valle de la Ojeda, un geológico tono cobrizo que lo impregna todo: tierras, montes, caseríos y hasta los singulares monumentos románicos que se pueden ver desperdigados por el extenso término municipal del que es cabecera Olmos de Ojeda. De él también forman parte las pedanías de Amayuelas de Ojeda, Moarves de Ojeda, Montoto de Ojeda, Pisón de Ojeda, Quintanatello de Ojeda, San Pedro de Ojeda, Vega de Bur y Villavega de Ojeda.

Olmos instala su casco urbano sobre la fértil horquilla que organiza el río Burejo y los arroyos del Luncar y de Cozuelos. Si damos un paseo por el pueblo, veremos que, atalayada en un alto, domina su iglesia parroquial de San Miguel, de origen gótico. Un poco más abajo, el Ayuntamiento y frente a él, una ajardinada y plácida plazoleta casi recién inaugurada. Cerca de ella también percibiremos -porque con su torre fuerte quiere hacer competencia a la de la iglesia- el soberbio palacio barroco de Tomás Rodríguez de Monroy, que fuera capellán mayor de la catedral de Toledo y oficial del Santo Oficio de la Inquisición, allá por el siglo XVII.

Sin alejarnos mucho de Olmos y a tan sólo medio kilómetro, localizaremos la Granja e iglesia de Santa Eufemia de Cozuelos (no confundir con el pueblo de Cozuelos de Ojeda), una de las joyas del románico de esta zona. Su origen es prerrománico y el monasterio que allí existió fue por varios siglos posesión real. En él estuvo instalada una comunidad de monjas Comendadoras de Santiago, que posteriormente se trasladarían al monasterio de Santa Fe de Toledo. El monasterio y su granja fueron vendidos a principios del siglo XIX a la familia Alonso de Mier, y posteriormente a los Díaz de Bustamante, actuales propietarios, a quienes hay que felicitar por revitalizar, restaurar y preservar para la contemplación esta magnífica obra del románico palentino.

Pero la joya del románico cobrizo de La Ojeda la podremos contemplar en la cercana pedanía de Moarves de Ojeda, donde casi al mismo borde de la carretera que lo atraviesa se ubica una de las obras maestras del románico europeo, la fachada meridional de su iglesia parroquial de San Pedro. En ella destaca el imponente friso del conjunto escultórico conformado por un Pantocrátor central con los símbolos del Tetramorfos, y los dos grupos de seis apóstoles bajo arcadas pentalobulares sostenidas por columnillas. Conforman un conjunto escultórico de gran belleza, al que se une el tintado cobrizo de su piedra, que todavía acrecienta más su especial carácter y personalísima belleza.

Este templo está catalogado como Bien de Interés Cultural, y en su interior también merece destacarse el arco toral románico apeado sobre capiteles vegetales, la pila bautismal recientemente restaurada y dos imágenes del siglo XIII de Vírgenes con el Niño, conocidas como la Virgen de la Encina y de las Tormentas.

Pero por los alrededores todavía hay más que ver. En Amayuelas de Ojeda, la iglesia parroquial de la Asunción, que conserva escasos vestigios románicos (espadaña y ábside), y donde en pleno monte se localiza la ermita de Santa Marina, con restos del más puro y antiguo románico rural de la zona.

En Montoto, la iglesia de San Esteban; en Pisón, la también románica de San Pelayo, lo mismo que en Quintanatello de Ojeda o San Pedro de Ojeda, que además de su iglesia parroquial tienen dos ermitas más. O también Vega de Bur y Villavega, donde sus iglesias parroquiales ya son de tiempos góticos, aunque conservan algunos vestigios románicos.

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