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JAVIER PÉREZ ANDRÉS
Viernes, 19 de junio 2009, 03:34
P osiblemente sea una de las bodegas más originales y coquetas de toda la Ribera del Duero. Está al pie de la N-122, enclavada en el lugar que alguien denominó un día 'la milla de oro'. Es un edificio moderno, cuyo arquitecto tuvo la osadía de elevar las cepas al techo de la bodega, donde siguen su ciclo vegetativo con toda naturalidad. Es la bodega Hacienda Abascal, que pertenece al Grupo Haciendas de España y que es la demostración del sueño de un ledesmino, Víctor Redondo, por convertir el vino de calidad en el conducto para convertir la bodega y el viñedo en un producto cultural y turístico dotado de instalaciones capaces de ofrecer alojamiento, restaurante y, en este caso, café. De ahí que el River Café que anuncia el prestigioso cocinero Sergi Arola desde la torre -con cartel publicitario incluido en las inmediaciones de la bodega- destaque notablemente en el paisaje. Lo más sorprendente es que puedes tomar un café sentado en lo alto de la bodega y rodeado de viñedos. Lo más curioso es que a un metro de la mesa, y al mismo nivel, se comparte espacio con cepas, igual de exuberantes que las del suelo natural. La visita a esta bodega ribereña, situada junto a Vega Sicilia, haciendo frontera con la bodega Villacreces, encajonada entre el río Duero y la carretera de Peñafiel, es una opción en solitario. Es un buen plan para cualquier día del año, que puede convertirse en una estancia porque cuenta con alojamientos de exquisito diseño. Tiene un restaurante -la cocina lleva el sello de Arola- y una terraza que invita a la degustación de un tinto de la casa.
Esta bodega tiene muchos mensajes que pueden confundir al visitante, pero que son señas del grupo de vinos, y se cuelan conceptos como 'Durius', 'Marqués de la Concordia' o 'Haciendas de España', que forman parte del proyecto colectivo, modélico en diseños hoteleros y alimentarios tan sorprendentes como éste, 'river café' y bodega, situado en el kilómetro 391, en el municipio de Quintanilla de Arriba (Valladolid). La bodega se llama Hacienda Abascal y tiene el sello del Duero. Un activo importante, además del cocinero estrella y el enólogo: las jóvenes que atienden al visitante que aparece en la sala y en el comedor. Todas son de Quintanilla y conocen el mensaje del Duero.
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