Borrar
El secretario de la Fundación Las Edades del Hombre, Gonzalo Jiménez, posa en el mirador con vistas al río Duero y la vega de Toro, muy próximo a la Colegiata.
Gonzalo Jiménez Secretario general de la Fundación Las Edades del Hombre

«Las Edades han convertido el patrimonio en seña de identidad común de un pueblo»

Destaca la «bella temática» de la edición transfronteriza de Toro, que recupera la presencia del arte contemporáneo y aprovecha la tecnología

Alicia Pérez

Lunes, 18 de abril 2016, 13:12

A falta de confirmación de la fecha para la inauguración de Las Edades del Hombre en Toro, que se pretende a finales de abril, los trabajos en la Colegiata y la iglesia del Santo Sepulcro están en una fase muy avanzada, previa a la llegada de las piezas y el inicio del montaje. Sentado en un banco, Gonzalo Jiménez admira el entorno de la Colegiata y un edificio frente al templo, un antiguo palacio en el que hoy cuelga un cartel de 'se vende'. «¡Qué lugar más bonito!», exclama quien ocupa el cargo de secretario general de la Fundación Las Edades del Hombre desde el año 2011. Desde entonces compagina esta labor con su trabajo como sacerdote en varios pueblos de Ávila. Ahora compatibiliza esos encargos con sus viajes a Toro. «Si quieres que alguien te haga algo, dáselo a quien más trabajo tenga», afirma Jiménez Sánchez quien, lejos de hacer estimaciones de turistas, prefiere que el visitante de 'Aqva' comprenda lo que significa el agua en la historia de la salvación, que conozca un poco más su patrimonio y se sienta identificado «con su fe, con su tierra y con su pueblo».

¿Qué balance hace de este tiempo como secretario general de la Fundación Las Edades?

Hemos logrado que la Fundación sea más reconocida porque llevamos cinco años haciendo una exposición cada año, por lo que se populariza más. Son seis ediciones desde las Medinas hasta ' Aqva' y por ellas han pasado 1,6 millones de personas. A esto se añade una veintena de solicitudes de municipios que quieren ser sedes. Es un reclamo importante para nuestra comunidad, no solo como un proyecto catequético sino que, a través de Las Edades, se ha demostrado que el patrimonio puede ser también una fuente de recursos económicos y de movimientos turísticos.

La elegida en esta ocasión es Toro, ¿qué tal ha sido recibida la Fundación desde su llegada?

Muy bien. La gente es muy amable, no excesivamente habladora, lo cual está muy bien, pero muy acogedora y muy dispuesta, desde el propio Ayuntamiento hasta los sacerdotes, la gente cuando vas a tomar un café o estás de camino de una sede a otra. Se percibe el interés y la acogida cariñosa de la gente. Estoy contento, sinceramente. También con la colaboración de la Diputación de Zamora y el Ayuntamiento de Toro. No puedo decir otra cosa más que estoy agradecido por la gran disponibilidad, la acogida y el cariño de la gente.

El patrimonio fue uno de los factores que contó a favor de la elección de Toro. ¿Con qué más bazas contaba la ciudad?

Su solicitud estaba hecha en 2001, prácticamente terminada la exposición de Zamora. Además, en Zamora solamente se había hecho una edición, con lo cual ya tenemos los dos factores quizá más importantes de los criterios que nosotros solemos utilizar. Toro también tiene infraestructura y el patrimonio le sale por todos los sitios. La ciudad en sí es una ciudad patrimonio, cargada de historia y de belleza. La suerte de Castilla y León es que tenemos un patrimonio riquísimo.

Equilibrio de sedes

Entonces, ¿sigue vigente el modelo de Las Edades y hay patrimonio todavía para exponer?

Hemos expuesto 4.500 piezas y el 45% también las hemos restaurado, pero el patrimonio de Castilla y León es tremendo. No digo que sea eterno, pero tenemos un patrimonio tan rico, tan vasto, que nos permite realizar este trabajo y sin repetir obra. A lo mejor con algún motivo hay alguna obra que repetimos en alguna edición, pero puntualmente y por exigencias de guión.

¿Por qué se ha decidido contar con dos sedes?

Nos permitía un desarrollo mayor del tema, lo que supone mayor riqueza para la exposición y para la gente que venga a verla. Es verdad que es mayor coste, pero habíamos pasado de cuatro sedes en la última edición, cinco prácticamente, a una. Era un poco complicado, porque siempre están estas cosas de las comparaciones y tienes que intentar hacer algo que sea razonablemente justo. Nos pareció que el desarrollo de esta exposición en dos sedes podía ser muy adecuado y equilibrado.

¿Qué habrá de original en 'Aqva' respecto a anteriores muestras?

El tema, las técnicas expositivas y una apuesta también por el arte contemporáneo, que no hubo el año pasado pero sí en anteriores. Hemos pedido a artistas, pintores y escultores que hicieran obras que tuvieran como finalidad esta exposición y hay un número importante, unos veinte artistas contemporáneos. Estamos consiguiendo un poco que se haga arte religioso moderno. En esta edición también va a cobrar más importancia la utilización de las nuevas tecnologías en las dos sedes.

¿Se han quedado por el camino algunas piezas seleccionadas?

Muchas. En principio teníamos seleccionadas cinco piezas de Portugal, pero vienen tres porque dos se han quedado en camino. Siempre se quedan algunas piezas, pero forma parte del proceso porque algunas acababan de salir y no podían volver a salir otra vez, estaban en proceso de restauración o son demasiado delicadas. Lo que hacemos es plantear alternativas. Si nos falla una cosa cogemos otra, porque la calidad en Castilla y León casi la tenemos asegurada por nacimiento.

Se decidió ponerle 'Aqva'. ¿Cree acertada la elección del nombre?

Sí, no hay más que mirar al Duero. Castilla y León y especialmente Zamora está atravesada por el agua, que genera y crea dos tierras distintas, con productos y modos de vivir distintos. El agua es aquello que define. Nos daba mucho juego como un efecto natural y como un elemento de purificación, un símbolo natural que se mira desde los ojos de la fe. Nos daba muchísimo pie para hacer una temática y una catequesis bella y yo creo que agradecida. Nos ha permitido generar una lectura fácil y que la gente que venga salga con una idea clara de cuál ha sido el mensaje que ha percibido. De esta exposición se va a salir con una idea clarísima de cómo el agua, tan importante para la vida y para el desarrollo de la vida de las personas, se convierte también en un elemento importante para el desarrollo del alma, no solo de la vida material sino de la vida espiritual.

Después de veinte ediciones, ¿a los castellanos y leoneses les ha cambiado la idea que tenían del arte y el patrimonio que atesora la comunidad autónoma?

Suelo decir que Las Edades del Hombre han sido uno de los primeros ejemplos de socialización del patrimonio religioso porque lo ha dado a conocer. También se ha logrado un sentimiento de reconocimiento y de importancia sobre ese patrimonio porque se ha constituido en seña de identidad y en una historia común de un pueblo y de una iglesia. Yo creo que esto es la socialización y ha generado un respeto hacia el patrimonio. Hoy día se respeta y se valora mucho más nuestro patrimonio que hace unos años, tanto el religioso como el religioso.

Catequesis y reclamo

¿Se consigue el objetivo evangelizador que tiene la exposición?

Lo pretendemos, y estructuramos las exposiciones en torno a una temática y construimos un guion en el que sustituimos las palabras por imágenes. También creamos una serie de materiales como las guías y un programa para acercar el patrimonio religioso al contexto escolar. La finalidad primordial para nosotros es una finalidad catequética, aunque, indiscutiblemente, lo que surge como una catequesis se desvela después como un proceso de reclamo turístico, económico y, sobre todo, de amor y cuidado por lo que constituye nuestro patrimonio.

Respecto del efecto económico de Las Edades, ¿se nota un antes y un después de la exposición en los lugares por los que ha pasado?

Se nota mucho económicamente y es un impulso no solo para la ciudad, sino para toda la zona. En Zamora vamos a trabajar para que se conozca la provincia, que tiene rutas realmente importantes y bellas, y para que la gente se acerque también a ver el románico de Zamora. Laimagen de la ciudad en la que se celebra la exposición cobra una dimensión distinta y el hecho de que vengan Las Edades del Hombre sitúa a Toro en otro nivel de comunicación con respecto a la importancia de su patrimonio.

Para aprovechar esos efectos, ¿qué tienen que hacer Toro y, en general, la provincia de Zamora?

Yo creo que lo están haciendo. Están preparando la ciudad y la Diputación se está moviendo bastante para organizar cosas. Creo que lo están haciendo bien en ese sentido. Es peor cuando nos vamos. Cuando hay que impulsar realmente estos lugares es cuando Las Edades se van. Lo que sí que es cierto también es que a pesar de que nos vayamos, la ciudad va a tener más repercusión turística que la que tenía anteriormente a la muestra.

De momento, el alcalde ya ha pedido la ampliación de la muestra...

A lo mejor lo ha dicho o ha sido un comentario, pero yo esas cosas no las tomo en consideración. Son cuestiones que no tienen en este momento ningún tipo de planteamiento ni de respuesta tampoco. Primero vamos a echar a andar y vamos a ver cómo van las cosas.

Después de 'Aqva', ¿cuáles son los retos de la Fundación?

Vamos a elaborar un nuevo programa en breve y con una serie de ediciones más que nos permita trabajar con más perspectiva de futuro, más sosiego y tranquilidad.

Publicidad

Publicidad

Publicidad

Publicidad

Esta funcionalidad es exclusiva para suscriptores.

Reporta un error en esta noticia

* Campos obligatorios

elnortedecastilla «Las Edades han convertido el patrimonio en seña de identidad común de un pueblo»

«Las Edades han convertido el patrimonio en seña de identidad común de un pueblo»