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Natalia Boiko y Aleksandra Boretska posan en la Plaza Mayor de Valladolid. A. Mingueza

Así están viviendo el inicio de la guerra dos ucranianas residentes en Valladolid

Aleksandra Boretska y Natalia Boiko coinciden en señalar que «ojalá esto acabe pronto» porque les «aterroriza que empiecen a matar civiles»

Laura Negro

Valladolid

Jueves, 24 de febrero 2022

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La calma tensa que se vivía entre Rusia y Ucrania ha llegado a su fin. La guerra ha comenzado. La pasada madrugada el presidente ruso, Vladímir Putin, anunciaba una operación militar especial en la región del Donbás. Sus fuerzas terrestres han penetrado en Ucrania desde varias direcciones y la respuesta del presidente ucranio, Volodímir Zelenski, no se ha hecho esperar. Ha declarado la ley marcial, una de las medidas más temidas por los suyos, ya que implica que todos los ciudadanos se convierten en militares y quedan sometidos a las leyes del Ejército. 

Aleksandra Boretska, es una ucraniana que reside en Valladolid desde hace 21 años. Vive pendiente de las noticias que llegan de su país. Desde el otro lado de la línea telefónica, atiende la llamada de El Norte. Está muy emocionada y nerviosa. Tiene miedo. Hace unas semanas, en una entrevista en estas mismas páginas, se mostraba optimista ante la posibilidad de que la diplomacia consiguiera apaciguar a Putin. Ha perdido ese optimismo. «Me equivoqué. No pensaba que el conflicto iba a acabar en guerra. Creí que todo se solucionaría. En esta situación es muy difícil controlar las emociones», dice con voz entrecortada. «Anoche estuve despierta hasta las 02:00 de la mañana y a las 04:00 horas, con las noticias, me desvelé por completo. Me preocupa mucho mi familia, pero también el resto de la población y muy especialmente los jóvenes, que son prácticamente niños y que han sido alistados para el ejército», prosigue.

Esta misma mañana, a primera hora, se ha puesto en contacto con su madre, que vive en Lviv, una ciudad situada a 540 kilómetros de Kiev, cerca de la frontera con Polonia. Allí viven también su abuela, sus tíos y primos. «La recomendación que han hecho es que la gente no salga de casa y a partir de las 20:00 horas está prohibido. Mi abuela lleva días sin dormir y está muy afectada. Hace unos días me decía que la cosa pintaba muy mal», cuenta Sandra. «Muy cerca de mi ciudad hay tres bases militares destruidas. Me llegan vídeos de gente de allí en los que se ven muchos tanques y la gran cantidad de armamento que han movilizado. Todos piden tranquilidad, pero es imposible no sentir miedo y preocupación. Los soldados que están en la primera línea envían mensajes de ánimo y cuentan que están haciendo bien su trabajo, pero hay civiles muertos y la vida humana no la devuelve nadie. Que se destruya un edificio es una cosa, pero que maten a una persona es otra bien distinta», dice esta joven que llegó a Valladolid en el año 2001, acompañada de su entonces marido y de su tío. Aquí han nacido sus hijos y éste es su hogar ahora, pero no puede evitar tener su corazón en Ucrania, con sus seres queridos. «A través de internet sigo varios canales de televisión que son independientes del Estado y me dan confianza. El presidente está saliendo a declarar cada poco. No sé cómo va a acabar esto», dice pesarosa.

Galería. Las imágenes del inicio de la guerra.

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Galería. Las imágenes del inicio de la guerra.

Su compatriota Natalia Boiko lleva 12 años en Valladolid. Sus padres y su hermana viven en Cantabria, lo cual, le tranquiliza, pero no puede evitar estar permanentemente pendiente de sus tías y primos que viven en Vinnytsia, una ciudad situada a 260 kilómetros de la capital, Kiev. Han creado un grupo de WhatsApp con toda la familia, para estar siempre informados de cómo se encuentran los suyos. «En ningún momento pensé que el ataque se iba a extender por todo el territorio ucraniano, pensé que se limitaría a las frontera con Donetsk y Luhansk. Ha sido totalmente inesperado. Cuando mi primo me ha dicho que se escuchaban explosiones muy cerca de nuestra ciudad, me ha dado muchísimo miedo», confiesa Natalia muy preocupada por el futuro de Ucrania. «Ojalá esto acabe pronto. Me aterroriza que empiecen a matar civiles. Estoy siempre pendiente de las noticias, a través de internet, aunque no todas las informaciones que llegan son fiables. La gente está saliendo a comprar lo necesario a los supermercados y a las tiendas, y muchos quieren escapar del país. La única vía posible es por carretera, por lo que se han formado grandísimas colas en las fronteras. Los cajeros de muchas ciudades se han quedado sin dinero y las estanterías de muchas tiendas están vacías. No todo el país está igual, hay ciudades, como la mía, que están más tranquilas, en cambio, hay otras en las que la gente ha entrado en pánico. Sólo espero lo mejor. La paz para mi país y para el resto del mundo», desea esta ucraniana residente en Valladolid.

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