José Carlos Pastor de vacaciones en Puerto Banús, una semana antes del siniestro mortal. El Norte
Valladolid | Obituario

Villasexmir llora a José Carlos Pastor, fallecido en el accidente de la rotonda del San Agustín

El motorista era un vecino, marido y padre ejemplar, que deja un vacío imposible de llenar en su pueblo y en su familia

Laura Negro

Valladolid

Sábado, 20 de septiembre 2025

En la tarde del pasado jueves, el pueblo de Villasexmir perdió a uno de los suyos en la rotonda de San Agustín de Valladolid. La ... noticia corrió rápido dejando helados a vecinos y amigos de la infancia. José Carlos Pastor Álvarez, de 58 años, había fallecido en un accidente de tráfico. Iba en su motocicleta y, pese a los esfuerzos del equipo sanitario, nada se pudo hacer por salvarle la vida. Hoy, la tristeza se palpa en cada calle de este pequeño pueblo torozano. Allí nació y creció, y allí volvía siempre que necesitaba recargar pilas. Su pueblo era su refugio. Llegaba siempre, con su sonrisa por bandera y saludando a todos. Era alguien muy, muy querido.

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José Carlos era el menor de ocho hermanos. Creció en una familia que se dedicaba a la albañilería. Desde niño aprendió a ser responsable y a mirar por los demás. Soñaba con estudiar mecánica en Tordesillas, sin embargo, la enfermedad de su padre le obligó a dejar los estudios para ponerse a trabajar y ayudar en casa. Aunque era el más joven, siempre fue un pilar sobre el que la familia se podía sustentar.

Los suyos le recuerdan como una persona emprendedora, incansable, perseverante y con ganas de crecer. Comenzó trabajando con su hermano Pedro en la construcción, pero su inquietud le llevó a Valladolid, donde poco a poco fue labrándose su propio camino. Primero en la construcción y cuando pudo ahorrar, se compró una máquina excavadora y finalmente un camión, siempre buscando aprender y progresar. «Nunca se ha detenido por nada. Ni por la crisis ni por los obstáculos que le ha puesto la vida. Pero nunca lo ha hecho por dinero, sino por darnos a nosotros una vida mejor y por superarse a sí mismo», destaca Mari Luz Sánchez, su mujer.

José Carlos no solo se preocupaba por trabajar; su motor eran todos los que le rodeaban. Para él, lo primero eran los demás. Mari Luz cuenta que «José Carlos es una persona increíble», hablando de él todavía en presente. «Siempre está pensando en ayudar, en hacer sentir bien a los demás. Cariñoso, atento, generoso… su sonrisa ilumina cualquier lugar».

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«Nunca se detuvo por nada, ni por la crisis ni por los obstáculos que le puso la vida»

Mari Luz Sánchez

Mujer de José Carlos Pastor

Su hijo Carlos, de 25 años, también le recuerda con orgullo. «Mi padre es la mejor persona que he conocido. Siempre está ahí para todo. No solo para mí, también para mi madre y para todos los que le rodeaban. Me ha enseñado a disfrutar de la vida, a trabajar con ilusión y a no rendirme nunca», comenta emocionado. Para él su padre ha sido su mejor ejemplo. «Recuerdo que cuando yo era pequeño, él se compró una moto y me compró también a mí una pequeñita para mi cumpleaños. Me llevó al patio del pueblo y allí estaba, esperándome con ella. Fue un regalo que para mí lo significó todo, porque nos hizo pasar tiempo juntos. Él siempre ha estado ahí para mí», subraya.

También recuerda cómo compartían su pasión por el motor. «Me llevaba a concentraciones de coches y motos, a circuitos, a todos lados. Me enseñó todo lo que sabe sobre motos y coches, pero sobre todo me enseñó a disfrutar y a ser constante. Siempre celebraba mis logros como si fueran suyos. Yo, en parte, he cumplido su sueño, ya que me dedico a la automoción», añade este joven, que actualmente trabaja en Oviedo.

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Para Mari Luz se ha ido su alma gemela. Se conocieron siendo muy jóvenes, en Santa Isabel, las fiestas de Villasexmir. Y aunque tardaron en iniciar su relación, su conexión fue inmediata. «Me enamoré de él en una foto y cuando le vi en persona, me terminé de enamorar. Nos entendíamos sin palabras. Siempre fuimos grandes amigos antes de ser pareja y luego nos convertimos en compañeros de vida. Empezamos a salir en San Valentín», recuerda. «Para José Carlos, la familia es su orgullo y motivación diaria. Es generoso hasta en lo más pequeño. Siempre piensa primero en los demás, y su alegría es contagiosa. La vida era más bonita cuando él estaba cerca», prosigue, teniéndolo muy presente.

Pasión por el motor

Le gustaba bailar en las fiestas, contar chistes, reunir a amigos y familiares y disfrutar de los pequeños momentos. «Era un pedazo de pan y el alma de las quedadas familiares. Siempre recordaremos su alegría y sus chistes», destaca Nieves, una de sus sobrinas.

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Su pasión por las motos era bien conocida; hace dos años cumplió uno de sus sueños al comprarse la BMW F750 GS que tanto había deseado, con la que tuvo el fatal accidente. Era su ilusión. «Mi padre siempre ha sido el pilar de nuestra familia. Todo lo que soy, se lo debo a él. Siempre me apoyó en mis decisiones, me enseñó a luchar y a soñar. Era un padre que se implicaba, que cuidaba, que enseñaba y que escuchaba. Lo daba todo por nosotros», apunta su hijo, sin querer mencionar el accidente en el que perdió la vida. «Prefiero recordar su persona y su sonrisa», concluye.

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