

Ventiladores, abanicos y sombra para combatir el calor en Valladolid: «No podemos respirar ni salir»
La primera noche tropical del verano deja temperaturas mínimas muy superiores a los veinte grados que se podrían repetir en los próximos días
Lucía San José
Valladolid
Miércoles, 2 de julio 2025, 19:29
En busca de la sombra y con el abanico, papeles o cualquier objeto que dé una pequeña tregua de aire en la mano. Así afrontan ... los viandantes la ola de calor que comenzó hace cuatro días en Valladolid. El plan está claro: «Salir pronto de casa, ir por la sombra llevando un poquito de agua y después a casita pronto», relata Benito Pérez mientras se refugia con su sombrero y gafas bajo el fuerte sol de la mañana al final de la calle Santiago.
Las noches de insomnio se acumulan y el ocaso no ayuda, ya que la temperatura mínima, en el caso de este miércoles, no hja descendido de los 23 grados. «Muchísimo calor. Después ya te quedas dormido y cuando mejor se duerme es casi cuando te tienes que levantar», lamenta Benito.
Aunque otras ciudades de España sufren temperaturas similares, los visitantes confiesan que el calor de la capital es diferente, más seco: «Se me corta el aire cuando salgo a la calle», asegura en el Campo Grande el colombiano Iván Pereira antes de confesar que «lo único que me mantiene vivo aquí son los árboles, la naturaleza». Juan Pita coincide en el mismo paraje que este parque es el lugar idóneo para un descanso del sofoco: «Aquí se está mejor».
A pesar de las máximas de 38 grados, el turismo, las tareas rutinarias y el trabajo mantienen vivas las calles de la capital durante este verano. «Por la mañana disfrutar de la ciudad y por las tardes estar en el hotel». Así resume el granadino Francisco Pérez su rutina diaria de vacaciones. Más tarde, casi rozando el anochecer, junto con su familia se refresca y afronta la última parte del día con un paseo por la playa de Las Moreras.
Pero los ciudadanos reconocen que Valladolid es «una de las ciudades que más verde tiene», afirma María Luz Pereira, vecina de Parquesol, dónde refugiarse es una tarea sencilla porque «hay bastantes árboles».
Muchos, no obstante, se cobijan estos días en sus casas con los ventiladores y los aires acondicionados al máximo para dar continuidad a las rutinas. No es el caso de Rosi Hernández, quien reconoce bajo el sol abrasador del mediodía que «quién tenga una piscinita en la que se pueda meter y un aire acondicionado en todas las habitaciones, pues es el que mejor lo combate».
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