«Antes vendía algunos táperes, ahora trabajo con dos empresas de reparto»
David Miranda, de Las Kubas, dice que el servicio a domicilio ha servido a los hosteleros para «sentirnos útiles y recuperar sensaciones»
«Yo creo que sumarnos al reparto a domicilio nos ha servido a todos fundamentalmente para sentirnos útiles, volver a recuperar sensaciones con el trabajo», ... reconoce el hostelero vallisoletano David Miranda, del bar Las Kubas. A él, como a tantos otros, el servicio de comida a domicilio durante la pandemia le ayudó a coger oxígeno. No le quedaba otra que «buscar fórmulas» para no estar parado cuando la covid cerraba a cal y canto sus negocios.«Te tienes que adaptar y tienes que entrar en el mercado de la forma que en ese momento te dejaban; yo tengo una familia y hay que mantenerla, no podía esperar a que todo volviera a ser como antes de la pandemia», afirma, al tiempo que matiza que «si consigues llegar a cierto volumen vas cubriendo gastos y ganas algo, aunque no es lo mismo que teniendo el local abierto».
Se arriesgaron y –dice– la respuesta de los vallisoletanos fue «espectacular». «Se volcaron con nosotros, estamos muy agradecidos», asegura Miranda, quien 'lanza' un agradecimiento especial a los vecinos de la zona de la Circular, donde hasta hace tan solo unas semanas –y desde hacía seis años– tenían Las Kubas. Ahora se han trasladado a la calle Gamazo. «La gente se ha volcado con la hostelería, por lo menos en Valladolid; de alguna forma querían ayudar y apoyar al sector y ha habido un tiempo en el que estuvimos desbordados, de primeras no dábamos abasto, no esperábamos tanto», apunta.
De hecho, si hace un año trabajaban únicamente con una plataforma, ahora la intención es ampliar ese espectro a tres. «Empezamos a mirar plataformas, fuimos eligiendo, empezamos solo con una y la idea es llegar a tener tres. Con una estamos ya, con otra nos sumaremos en los próximos días y a la tercera aún no les hemos llamado, pero lo haremos en breve», señala.
«Se ha apaciguado un poco»
Prueba de ese notable incremento que su local ha experimentado es el acopio de táperes que tuvo que hacer cuando estalló el servicio. «Antes de la pandemia ya hacíamos algo, tenía cuatro táperes allí para las cuatro personas que me lo pedían para llevárselo a su casa, incluso alguna vez se lo llevaban en mis propios platos y luego me lo traían de vuelta, pero cuando vimos que la gente respondía muy bien. Antes vendía algunos táperes y ahora trabajo con dos empresas, lo que son las cosas», subraya Miranda.
No obstante, admite que desde que se terminó el estado de alarma, desde que se han aliviado las medidas de restricción, «se ha ido apaciguando un poco». «Una vez que la gente se ha empezado a mover y a salir ha bajado un poco el nivel de pedidos, pero sigue funcionando. También hay que tener en cuenta que esa gente igual no pide para casa, pero lo está consumiendo en el establecimiento», insiste.
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