«Vamos a buscar a mi padre el tiempo que sea necesario», afirma la hija de Manuel Sáez
Policías, bomberos, familiares y voluntarios de Protección Civil llevan diez días rastreando la ciudad en busca del vecino de La Rondilla
Manuel Sáez Palomino salió aquella tarde de viernes, y de eso hace ya diez días, a dar un paseo por su barrio, La Rondilla. «Suele hacerlo habitualmente», recuerda Tere, su hija, antes de aclarar que siempre regresaba puntual a su domicilio a tiempo de ver Pasapalabra, «un programa que le gusta mucho y que ve a diario». Pero aquel día no regresó a casa. Tampoco lo hizo en las horas siguientes.
Así que esa misma noche comenzó una carrera contra el reloj de sus familiares para buscar a este hombre de 87 años que, aunque padece una «ligera demencia» fruto de su edad, nunca antes se había despistado o perdido. Y menos por las calles de su barrio, por las que paseaba cada día y donde los habituales de la ribera del Pisuerga solían verle «sentado en algún banco».
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Nadie ha vuelto a saber nada de su paradero después de que allegados, bomberos, policías y voluntarios de Protección Civil hayan peinado hasta el último rincón de la ciudad (y es literal) sin encontrar pista alguna fiable de Manuel desde las 20:00 horas de aquel ya lejano 13 de julio.
«Esta situación nos está superando», reconocía ayer su hija antes de aclarar que «vamos a seguir buscando a mi padre el tiempo que sea necesario, hasta que lo encontremos». Y lo dice en presente. «La esperanza no la puedes perder en una situación así y por eso continuaremos peinando la ciudad y los pueblos de alrededor, con la ayuda de decenas de voluntarios, policías y bomberos, a los que estaremos eternamente agradecidos por su colaboración», añade Tere, quien reconoce que las pocas aportaciones que han recibidos por parte de testigos, algunos de los cuales situaron a Manuel en distintos puntos de la ciudad durante las primeras horas desde su desaparición, «no han resultado fiables».
El desaparecido, de 87 años y 1,55 de altura, vestía pantalón oscuro y camisa de cuadros
El operativo oficial de búsqueda continúa abierto después de ocho días en los que bomberos e integrantes del Grupo de Salvamento y Rescate han recorrido las aguas del Pisuerga, y sus riberas, hasta la saciedad sin encontrar rastro alguno del vecino de La Rondilla. Solo la casualidad quiso que el miércoles por la mañana fuera localizado el cuerpo de un vecino de la capital, en este caso un hombre de 62 años, que había desaparecido esa misma madrugada de su domicilio de la carretera de Rueda, en La Rubia, y que fue hallado flotando en el río a su paso por el puente de Hispanoamérica.
Pero de Manuel ni rastro. «No pararemos hasta encontrarle», concluye su hija. Su padre mide 1,55 de altura, lleva bastón y usa gafas. Aquella tarde del día 13 vestía pantalón oscuro y camisa de cuadros.