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Juan Carlos García, en un bucólico paraje de Fuentecantos. I. G. V.
Coronavirus en Castilla y León: El sosiego de la España vaciada, antídoto contra el temor al virus

El sosiego de la España vaciada, antídoto contra el temor al coronavirus

Los habitantes de los pequeños pueblos de interior de Castilla y León viven la crisis sanitaria sin que su día a día se vea alterado, al menos de momento

El Norte

Valladolid

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Domingo, 15 de marzo 2020, 08:06

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La tranquilidad, el aislamiento respecto a los grandes núcleos urbanos y el lento discurrir cotidiano del medio rural juegan a favor de sus vecinos. Aunque la crisis del coronavirus está en el núcleo de sus conversaciones, por ahora no han visto modificadas sus rutinas de manera significativa. Los alcaldes de tres pequeños municipios de Castilla y León -Matilla de los Caños (Ávila), Arcenillas (Zamora) y Fuentecantos (Soria)- explican que esa lejanía es clave para una población muy envejecida y por tanto de alto riesgo.

Juan Carlos García, alcalde de Fuentecantos«La gente es muy mayor y sabe que son un grupo de riesgo, hay miedo»

Isabel García Villarroel. Fuentecantos es un pequeño municipio de la comarca del Campo de Gómara de Soria. Ahora tiene 68 habitantes, pero hace dos décadas tuvo población suficiente para tener maestro, médico y sacerdote con sus respectivas viviendas, que aún se conservan. Su alcalde, Juan Carlos García, reconoce que «los vecinos tienen miedo al coronavirus, la gente es muy mayor aquí y saben que pertenecen a un grupo de riego y, aunque Soria tiene solo un caso confirmado, no se habla de otra cosa en el pueblo».

El regidor ha decidido cerrar el teleclub «porque es un lugar que no está bien ventilado y es mejor prevenir por lo menos hasta que las cosas mejoren». Sin embargo, las clases de yoga y baile municipales que se imparten en el Ayuntamiento «las seguimos desarrollando porque son instalaciones que están muy bien y de momento nuestros vecinos no tienen ningún síntoma, pero si es necesario que las suspendamos más adelante, lo haremos». Juan Carlos García ha enviado un 'whatsapp' a todos los vecinos y veraneantes de Fuentecantos «para pedirles por favor que en la medida de lo posible no vengan al pueblo ni familiares ni sorianos que están fuera. Queremos proteger a nuestros vecinos, aunque es verdad que tampoco podemos prohibirles que vengan. No obstante, una familia del País Vasco que quería aislarse aquí nos ha respetado y no lo va a hacer, y sobre todo recordar que la cuarentena no son unas vacaciones y que los mayores son un grupo de riesgo importante; además, no tenemos ya consultorio ni médico ni enfermero».

Juan Antonio Gallego, alcalde de Matilla de los Caños: «Aquí vivimos a otro ritmo que en la ciudad. No somos alarmistas»

Laura Negro. La histeria colectiva derivada de la crisis del Covid-19 no ha hecho mella en pueblos como Matilla de los Caños. Allí sus 108 habitantes siguen atentos las noticias, pero viven su día a día con total tranquilidad. A las doce de la mañana se escucha una bocina desde lejos. Es Rafa, el panadero, que acude puntual a su cita. En la Plaza Mayor hay un corrillo de gente esperándole. Son los mismos de siempre, pero con un tema nuevo de conversación, el coronavirus.

«Aquí vivimos a otro ritmo que en la ciudad. No somos alarmistas. Hablamos de ello y estamos pendientes de los medios de comunicación, pero en general estamos tranquilos», explica Juan Antonio Gallego Jiménez, el alcalde. «En el Ayuntamiento no hemos recibido ninguna consulta ni petición especial por este asunto y tampoco hemos tenido que cancelar ningún evento. Por nuestra parte, asumiremos con responsabilidad lo que la Administración dicte, y todas las decisiones que haya que tomar las tomaremos pensando en el bien de los vecinos», añade el regidor.

Los miércoles por la mañana se nota más actividad. Ese día hay servicio de Secretaría en el Ayuntamiento, el médico pasa consulta y Enrique y Ana, gerentes del teleclub, abren su establecimiento para que los vecinos se reúnan. El pasado miércoles también. «Nos juntamos un grupito de 6 o 7 personas y pasamos un buen rato. A veces bromeamos sobre el tema, porque si no nos lo tomáramos así, viviríamos aterrados», dice Laura, una de las vecinas de Matilla. «Los jueves, viernes, sábados y domingos las partidas siguen tan concurridas como siempre y el médico tiene los pacientes habituales», añade, aunque con la alerta sanitaria, quedará también cerrado.

La población no ha aumentado estos días con hijos del pueblo que escapan de la ciudad y los vecinos siguen trabajando con normalidad. «La mayoría trabajan en Valladolid o Tordesillas, y se siguen desplazando. Aquí no hay teletrabajo», dice el regidor, quien asegura que el suministro de alimentos tampoco es un problema. «Estamos bien cubiertos. Tenemos huertos, gallinas, cerdos... y para el resto de productos, acudimos a Tordesillas», informa.

Enrique Rodríguez, alcalde de Arcenillas: «Los vecinos han decidido cerrar el club de jubilados y que no se haga una fiesta juvenil»

Alicia Pérez. En Arcenillas, un municipio de 420 habitantes de Zamora, la crisis del coronavirus se vive con tranquilidad, aunque atendiendo las recomendaciones y expectantes sobre lo que ocurre.

El nuevo Covid-19 está presente en todas las conversaciones que mantienen sus habitantes. Es el tema por excelencia durante los últimos días, pero el hecho de que en la provincia zamorana se hayan registrado cinco casos de coronavirus hasta el momento hace que los vecinos mantengan la tranquilidad y la calma, según explica el alcalde del municipio, Enrique Rodríguez.

Han sido los propios vecinos los que han adoptado medidas como cerrar el club de jubilados, donde a diario acuden cerca de una decena de personas. El pasado jueves fue el último día que se reunieron en el centro para jugar a las cartas. Los usuarios, que días antes se encargaron de dotar a ese espacio con gel desinfectante de manos, han acordado que se mantenga clausurado hasta nuevo aviso.

Es uno de los principales cambios en la vida de los habitantes del pueblo de Arcenillas, donde la Asociación Juvenil El Duende de La Tinaja ha decidido no organizar una fiesta juvenil que tenía previsto celebrar el último fin de semana de marzo.

«Como en Zamora no hay lo que se llama la transmisión comunitaria, de momento parece que la gente se lo toma con tranquilidad. Aunque es verdad que el coronavirus es el tema de conversación continuo, de momento todo sigue con normalidad», explica el alcalde de un Ayuntamiento que ha decidido cancelar el campamento infantil previsto para las vacaciones de Semana Santa y que no admite nuevas peticiones de uso del salón de usos múltiples hasta nuevo aviso.

Por lo demás, la vida continúa con normalidad en Arcenillas, donde se mantiene abierto el único bar que tiene el pueblo y donde los asistentes a la misa del pasado domingo ya no se estrecharon la mano para darse la paz, por recomendación del sacerdote, que también ha retirado el agua bendita de las pilas de la iglesia parroquial.

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