Solo diez trabajadores de Bimbo Valladolid se han recolocado en la empresa que compró la fábrica
De los 44 empleados que optaron por el traslado a otras plantas trece han dado marcha atrás, lo que sitúa la cifra final de despidos en 71
A punto de cumplirse medio año del cierre de Bimbo Valladolid el panorama es muy distinto del que se pintó cuando la multinacional mexicana anunció ... la venta de la fábrica del polígono San Cristóbal a un inversor local. Aquel acuerdo incluía al menos 40 recolocaciones en la factoría del grupo en Medina del Campo, otras tantas prejubilaciones y el compromiso de que el comprador reservara al menos 50 plazas en su empresa para los empleados de la firma de bollería, unas cifras que seis meses después solo se han materializado en parte.
El optimismo ante aquel anuncio, que llevó a la plantilla a dar luz verde al proyecto cuando la identidad del nuevo propietario aún no se conocía, dio paso al desconcierto y la decepción al descubrir su identidad. El hecho de que se tratara de una compañía de transporte de mercancías, Martínez Marcos, aplacó las expectativas iniciales porque era un sector de actividad que nada tenía que ver con la alimentación. Del medio centenar de ocupaciones ofertadas treinta eran para conducir camiones, lo que causó frustración en muchos de los que se habían interesado por continuar su vida laboral en la calle Pirita.
Esto se ha reflejado en el balance final. Solo diez extrabajadores de Bimbo en Valladolid se han recolocado en Martínez Marcos, según indica el expresidente del Comité de Empresa, Félix Fernández. El representante sindical, miembro de CC OO, incide en que «para chófer solo se presentaron dos» que han sido contratados, y detalla que «tras las entrevistas» se ofrecieron además «cuatro puestos para talleres, y dos aceptaron y otros dos declinaron, y seis puestos para administración», que se han cubierto en su totalidad. De acuerdo con la información de la que dispone, en este momento se encuentran «en proceso de formación» o «realizando prácticas» de cualificación.
Otro grupo lo forman los que tenían edad suficiente para acogerse a la prejubilación con el respaldo de un plan de rentas. De esta posibilidad se han beneficiado 43 de los 155 operarios de la planta donde se producían los donuts, donetes y minibollicaos, que ya disfrutan del retiro. Aquellos que no podían acceder a él tenían como alternativa el traslado a otra factoría, con la garantía de que si en un plazo de seis meses no se adaptaban podían marcharse en las mismas condiciones que los que pidieron la cuenta el 1 de enero. Es decir, con una indemnización de 45 días de salario por año trabajado (con un tope de 42 mensualidades) hasta el 12 de febrero de 2012, fecha en que entró en vigor la reforma laboral, y 33 jornadas por ejercicio con un límite de 24 meses a partir de entonces.
El plazo acaba el 15 de junio
Félix Fernández señala que en principio 44 personas decidieron seguir vinculadas a Bimbo, de las que 38 pusieron rumbo a las instalaciones medinenses, cuatro a Puente Genil, una a Solares y otra al PAI de Guadalajara. Con el paso del tiempo, sin embargo, trece han decidido dar marcha atrás (una docena de ellas desde la factoría valisoletana y otra desde la cordobesa). El plazo para tramitar una salida pactada concluye el próximo 15 de junio –es obligatorio avisar al menos con quince días de antelación– y, aunque «siempre puede haber alguien de última hora», lo normal es que no haya más cambios. En este sentido, puntualiza que quienes han vuelto lo han hecho «no por el trabajo, sino porque no se acondicionaba su vida familiar, más que nada por la distancia».
Así las cosas, el número final de despedidos asciende a 71 y entre los afectados «hay de todo». «Están intentando amoldarse. Hay a los que les ha venido bien, se han tomado un año sabático de reflexión interna y están creando nuevos proyectos. Hay gente que se ha metido un poquillo en el mundo empresarial, han hecho su propia actividad que tenían ganas de hacer. Otros se han dedicado a formarse», prosigue, y «bastantes se han colocado en otros sitios» pero «con la complicación de que el mercado laboral es eventual, es ETT, y están esperando a asentarse». «Algunos han estado en Entrepinares, otros han ido a Michelin, a Lessafre han ido muchos con las levaduras, a la antigua Dulciora (hoy Damel) y creo que a Helios», resume. Y sentencia que Nicolás Nieto, que negoció mudarse a tierras cántabras –allí vive junto a sus dos hijos, y el mayor también se ha incorporado a Bimbo– «es el que más a gusto está, me lo recalca todas las veces», porque «le ha cambiado la vida, está entre montaña y playa y es al que mejor le ha ido personalmente».
Agradecimiento y prevención
La determinación de Bimbo de desprenderse de su sede de Valladolid habría tenido un impacto menor si otra compañía alimentaria se hubiera hecho cargo de ella. «Eso hubiera sido lo más acertado para todos. No fue así y la gente tuvo esa pequeña o gran desilusión, aunque se nos avisó desde el principio que no iba a venir nadie que pudiera suponer una competencia», recuerda el expresidente del Comité, que sentencia que «la toma de decisión lógicamente ha sido complicada y cada uno sabrá si ha acertado o no. Siempre tienes la duda». Al hilo de esto, valora que «la empresa ha cumplido con todo lo pactado, hasta el momento». Confía en que siga en esa línea y aprovecha para «agradecer a la gente de Comisiones Obreras su apoyo desde el principio hasta ahora, tanto en medios, asesoramiento, como a nivel personal».
Acceso a la fábrica el pasado 30 de diciembre de 2024, el último día que funcionó.

Los logotipos de Bimbo y donuts han desaparecido de la fachada de la planta.

Desde la Unión General de Trabajadores el secretario del Sector Agroalimentario de la Federación de Industria, Construcción y Agro (FICA) de Castilla y León, Juan Carlos García Serrano, sentencia que «la reindustrialización ha sido pésima, aunque es verdad que mucha gente está trabajando porque trabajo manufacturero hay». Este dirigente sindical, que estuvo muy implicado en la negociación del Expediente de Regulación de Empleo (ERE), sigue defendiendo que lo suyo es que una firma similar «hubiera cogido la fábrica y además con 200 empleados, porque esa fábrica es para eso, no es para tener cuatro camioneros que van a lavar el camión, diez o doce en el taller y las ocho o diez de administración», y lamenta que «Bimbo esto lo tenía presupuestado y es lo que hay, y les ha salido más barato de lo que creían». Solo en 2024 la que se define como la panificadora líder clausuró once plantas en el mundo, de acuerdo con su Informe Anual.
En relación a estos datos y a la posibilidad de potenciar la otra planta que tienen en la provincia, fuentes de Grupo Bimbo se limitan a indicar que, «como es habitual, no compartimos cifras ni detalles específicos sobre nuestros colaboradores y sobre los procesos internos llevados a cabo por la compañía, ni tampoco valoramos informaciones proporcionadas por terceros. En el caso de la planta de Medina del Campo, la actividad continúa con normalidad», remarcan.

Las obras estarán acabadas a finales de este año
La empresa de transportes vallisoletana Martínez Marcos, especializada en el traslado de graneles, ha tomado posesión de las antiguas instalaciones de Bimbo. Prueba de que está llevando a cabo las obras de adecuación necesarias para acomodarlas a su nueva actividad es el trasiego de camiones, que trasladan chatarra y otros materiales al exterior. La intención de la compañía familiar, fundada en 1963, es que los trabajos estén terminados «a finales de este año, sobre octubre o noviembre». Eso permitirá que esta firma de logística duplique su superficie desde los alrededor de 25.000 metros cuadrados que tiene su base principal, en el kilómetro 117 de la carretera nacional Burgos-Portugal (la Autovía de Castilla o A-62), hasta los 50.000.
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