Mi plan favorito en Valladolid
Rodrigo Puertas: «En El Minuto he tenido conversaciones muy importantes y bonitas»Este actor, director y profesor de teatro, más conocido como 'Rodri' en su faceta como integrante del grupo infantil Cantajuego, repasa los bares y restaurantes que más recuerdos le traen de su etapa universitaria en Valladolid
El vallisoletano Rodrigo Puertas es actor, director y profesor de teatro en su propia compañía y escuela que fundó hace una década en Alcalá de ... Henares. Pero cuando se viste con peto azul y camiseta roja se convierte en Rodri, integrante del famoso grupo infantil de Cantajuego desde hace ya 17 años. Con ambas personalidades en su maleta, procedente de Madrid, entra en la cafetería vallisoletana El Minuto y se le iluminan los ojos. «Hace tiempo que no venía», confiesa mientras le asaltan los recuerdos de su época de estudiante de Arte Dramático. Es un día de lluvia y el bar está especialmente animado, lleno de gente en busca de resguardo y de café caliente. Al mirarlos, recuerda una infinidad de tertulias con sus compañeros de carrera, almuerzos y meriendas con infusiones y croissants a la plancha. «Fue mi momento vital más potente, te marca tanto... una etapa muy bonita en la que compartí vivencias con mi abuela materna, ya que viví con ella en Valladolid durante toda la carrera», explica nostálgico. «Para mí El Minuto es un sitio muy especial que invita a conversar. Y aquí he tenido conversaciones muy importantes y muy bonitas con amigos. Después de tantos años todo sigue igual, el lugar y la energía que desprende», asegura.
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Otro de los lugares que más frecuentaba durante su juventud en Valladolid es el Café Berlín. «Muchos de los camareros eran compañeros de la escuela, actores que trabajaban allí por las tardes o los fines de semana. Y había mucho ensayo, solíamos leer escenas», asegura. Completan su ruta de vivencias universitarias el Desierto Rojo, y El Cafetín (El Largo Adiós), donde hizo sus primeros pinitos cantando. «Era un lugar de tertulia nocturna, y de vez en cuando nos veníamos arriba y cantábamos de forma espontánea», admite. Sin olvidar El Tío Molonio, «un lugar maravilloso que acogía conciertos en directo, cuentacuentos... algunos de los compañeros de cursos superiores empezaron a actuar allí. Y además yo vivía justo enfrente», recuerda. Para Rodrigo, todos estos lugares, puntos de encuentro para artistas, tienen en común una atmósfera que favorece la conversación y la emoción. «Son lugares que te aportan algo, es casi como estar dentro de una escena teatral», describe.
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Para tapear elige la zona de la Catedral, especialmente la Cárcava y Los Ilustres, donde hace poco disfrutó de una cena de reencuentro con sus antiguos compañeros de Arte Dramático. «Celebramos 20 años de mi promoción y fue algo mágico, emocionante. Además, la mayoría estamos en activo, trabajando como actores», agradece. De su carta, que describe como «una fusión de comida mediterránea con un toque oriental», se queda con «las ensaladas, con unas mezclas ríquisimas». Y todo ello aderezado con melancolía universitaria y unas vistas privilegiadas a la Catedral.
Pastas de Portillo y abisinios
El recuerdo de su primera tapa en Valladolid está íntimamente ligado a su abuelo Ángel. «Era un hombre de bares y paseos y todo el mundo le conocía y hablaba con él. Me llevó al Penicilino y me pidió el 'Penicilino infantil', esa mirinda de naranja con la pasta de Portillo. Yo era un niño y me emocioné al ver que a mí también me ponían algo. Me marcó», evoca con cariño. Y es que además reconoce que los mantecados de Portillo son su debilidad. Otros de los bares que asocia con momentos familiares «de tapeo y caldito» son El Portón y el Mesón Don Enrique, aunque también celebraban muchas comidas en casa. «Mi abuela, la matriarca, nos reunía a todos. Somos una familia muy numerosa, con veintitantos nietos». Sin olvidar las «riquísimas patatas caseras» de La Leonesa y la sopa castellana de La Criolla. «Soy más de cuchara», matiza.
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En cuanto al postre, reconoce que es «muy goloso». Si tiene que elegir un dulce vallisoletano, además de las pastas de Portillo, sería el absinio. «En ningún otro lugar se llama así, en Madrid ni saben lo que es, así que siempre llevo algunos y los comemos. Es un postre potente, como una bomba. Mis familiares de Santander venían mucho a comprarlo, les encantaba. Siempre hemos sido muy golosos, muy de meriendas. Recuerdo esas tahonas de Valladolid que olían maravillosamente, que te vendía el pan, la pasta de pueblo, la perrunilla... ¡qué rico!», añora.
Gira 20 aniversario de Cantajuego
Rodrigo Puertas se encuentra en plena gira 20 aniversario del grupo Cantajuego, algo que compagina con su trabajo como actor y profesor en la compañía y escuela 'generacionARTes' que fundó en 2015 en Alcalá de Henares. «Es muy emocionante y bonito haber podido desarrollar toda esta etapa con Cantajuego, porque al final es un modo de vida. He compartido muchas cosas con estos compañeros y hemos viajado mucho por España». Se declara un enamorado del público infantil, de su capacidad de disfrute y su honestidad. «A veces pasa que el padre y la madre no te reconocen, el niño sí, y te hace un pequeño gesto para mostrar que sabe quién eres, un hasta luego, como si fuera tu amigo del cole». Un amigo que lleva 17 años cantando con ellos.
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La próxima semana
El domingo 23 de noviembre conoceremos el plan favorito de la escritora vallisoletana Esperanza Ortega.
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