León de la Riva: «Temía más la crecida de la Esgueva, Barrio España está más bajo que el cauce»
El entonces alcalde destaca la «implicación de todos los servicios municipales y de la ciudadanía» para hacer frente al siniestro
Recuerda, como anécdota, «lo malo que se puso» el entonces presidente de la CHD cuando, junto a él y al delegado del Gobierno, Isaías García ... Monge, sobrevolaron la ciudad en un helicóptero de la Guardia Civil para comprobar los efectos de la crecida. «Ya habíamos dado aviso para que sacaran los coches de los garajes en ambas márgenes del Pisuerga», rememora el entonces alcalde, Francisco Javier León de la Riva, recuperado hoy tras su ingreso por covid, aunque con ocho kilos menos. Después del «terrible» suceso de la discoteca 'Siete Siete', esta era la segunda catástrofe a la que se enfrentaba desde que asumió el bastón de mando como regidor en verano de 1995. «Me daba más miedo la Esgueva; si se desbordaba en la ciudad, Barrio España iba a quedar totalmente inundado porque está más bajo que el cauce», argumenta. Pero «hubo suerte» y el agua se «laminó» en tierras de cultivo antes de entrar al municipio.
De ese día no se le olvida otra imagen. «Entramos en el polideportivo Pisuerga y parecía que no había pasado nada, cuando nos fijamos vimos que el agua llegaba a la parte baja de los tableros de las canastas; luego ya aprovechamos para mejorar las instalaciones», relata. La ausencia de víctimas o heridos ayudó a que el operativo se desplegara sin tanta angustia. «Aunque uno sea el alcalde, en una situación de estas hay que dejar asesorarse por los que saben y estos eran el presidente de la CHD y sus ingenieros», afirma. Reconoce el «acojono» de ver Arturo Eyries tapado por el agua y él recorriéndolo en zódiac.
A la memoria le vino entonces la historia de aquella niña colombiana, Omayra Sánchez, quien falleció tras tres días atrapada en un pozo lleno de lodo. «No me quitaba de la cabeza ese episodio», asegura. La única situación crítica se vivió con «dos o tres vecinos» de un edificio residencial junto a la Politécnica. «Mandamos desalojarlo porque los cimientos habían quedado al aire al pasar por debajo un arroyo; se negaron a dejar sus casas y les hicimos firmar un documento en el que asumían que se quedaban bajo su responsabilidad», explica. De ese 6 de marzo destaca la «implicación de todos los servicios municipales y de la ciudadanía» para hacer frente al siniestro. «En situaciones graves como estas la gente responde», agradece el exalcalde, quien ya había tenido otra experiencia con el agua en 1962 cuando, estudiando primero de Medicina, colocó sacos terreros junto a los militares en la zona de Las Moreras ante otra crecida. «De todos los fenómenos meteorológicos, el agua es el más peligroso, aunque gracias a Dios en 2001 no hubo que lamentar daños personales», subraya.
¿Tienes una suscripción? Inicia sesión