Las escuelas infantiles inician su actividad con un 5% de niños
Solo tres de los diez centros municipales abren sus puertas con treinta usuarios e importantes medidas de higiene
Tres de las diez escuelas infantiles municipales reabrieron hoy sus puertas tras el cierre decretado por la pandemia del coronavirus en Valladolid. Los centros de El Principito, situada en el barrio de la Victoria, Mafalda y Guille, en Parquesol, y Cascanueces, en Parque Alameda iniciaron su actividad con un 5% de ocupación con respecto al mes de julio de 2019, y un total de «unos treinta niños», según fuentes del Ayuntamiento. «Estamos muy orgullosos del regreso al trabajo, porque son centros que ayudan a muchas familias a conciliar su vida laboral y personal», indicó la concejal de Educación, Infancia e Igualdad, María Victoria Soto, quien detalló el esfuerzo realizado en material de higiene y medidas de seguridad para «velar por la salud de los más pequeños».
Las tres escuelas reabrieron tras adaptar sus infraestructuras a la normativa de la Junta de Castilla y León, como percibieron las primeras familias en utilizar este servicio, que tuvieron que despedirse de los pequeños desde la puerta, sin poder entrar en el edificio. Después de dejarles vieron cómo a sus hijos se les tomaba la temperatura con un termómetro en los accesos, para, posteriormente, realizar un lavado de manos, así como separar y desinfectar los materiales que cada niño portaba a su entrada.
La previsión de acceso escalonado no tuvo que aplicarse en la primera jornada, dado el pequeño número de alumnos, «de unos ocho o nueve por centro», aunque la directiva de cada escuela sí aplicó divisiones por edades, como en el caso de El Principito, en La Victoria. A los más mayores se les ubicó en una clase, mientras que «a los medianos, pequeños y bebés» se les dispuso en otra junto a una tutora y una persona de apoyo.
Las escuelas infantiles en Valladolid
Desde la Concejalía se admite que las previsiones de ocupación eran mayores, «tras las consultas realizadas en los meses de abril y mayo», pero se argumenta que muchas familias «se han buscado la vida para dejar a los niños con los abuelos, llevarles a los pueblos o quedarse con los propios padres que están todavía en expedientes de regulación de empleo temporal o teletrabajando en casa».
Las familias deben acreditar con una declaración jurada que sus hijos no han tenido el coronavirus
Aún así, los directores de los centros estiman que la demanda subirá con el paso de los días, una vez «se pierda un poco el miedo», pese a que admiten no se llegará a los valores de otros años, con casi un centenar de usuarios por escuela y una capacidad de setecientas plazas para todos los centros municipales.
A las posibles reticencias de las familias también se ha sumado la obligatoriedad de que todos los usuarios que utilicen el servicio tengan firmado una acreditación con una declaración jurada de que no han pasado la covid-19. «Algunas personas se lo han tomado como una muestra de desconfianza, pero es la normativa de la Junta», concluye la edil María Victoria Soto.
El primer mes de los centros privados, «más fácil de lo esperado»
Los centros infantiles pudieron abrir sus puertas con el inicio de la fase-2 de la desescalada. A las reticencias de algunos, que optaron por dejar pasar las semanas para ver «la evolución de la pandemia», según en la plataforma de Escuelas y Centros Infantiles Privados de Castilla y León, les precedieron otros, como La Suite Infantil, de Parque Alameda, donde cada día «se ha convertido en un aprendizaje». «No hay un protocolo claro, y poco a poco hemos ido adaptándolo. El primer día fue una locura, pero luego ha sido más fácil de lo esperado», explica su directora, Beatriz Rodríguez. «Por ejemplo, pensábamos que había que dejar a los niños menos juguetes en el exterior... Y vimos que entonces jugaban mas juntos, se tocaban... Así que, aunque hay que desinfectar más, ahora les dejamos más y pueden estar más tiempo fuera».
