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Peter Revsbech, consejero delegado de Ordbogen, junto a Pedro Fuertes, de la Universidad de Valladolid. c. barrena-uva
Un proyecto internacional con la UVA aspira a crear 100 empleos en Valladolid

Un proyecto internacional con la UVA aspira a crear 100 empleos en Valladolid

La firma danesa Ordbogen incluye al Centro de Lexicografía de la Universidad en el desarrollo de su herramienta para ayudar a escribir textos en inglés a hispanohablantes

Antonio G. Encinas

Valladolid

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Jueves, 4 de abril 2019

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La referencia más cercana para la aplicación que se presentó ayer en la Universidad de Valladolid, y que a partir de aquí se irá presentando por diferentes ciudades de todo el mundo, es Google Translate. El traductor del buscador más utilizado del planeta cambió su forma de actuar hace algún tiempo para aprender a partir de las consultas y experiencias de sus usuarios y mejorar la precisión de las traducciones que buscan. Los resultados han mejorado, pero aún hay conceptos y usos que se le escapan y que hacen que conseguir a la primera una traducción fidedigna sea bastante complicado, especialmente de textos complejos.

El Grupo de Investigación en Lexicografía de la Universidad de Valladolid, creado hace una década aproximadamente, ha trabajado durante seis años en la creación de lo que han llamado Diccionario Valladolid-UVA. No es un simple compendio de definiciones, como explica su coordinador,Pedro Fuertes. «Un verbo, en nuestro diccionario, puede tener unas ocho páginas de datos si lo pusiéramos en papel. En un diccionario normal podría tener un tercio de página. Buscamos añadir el máximo de contextualizaciones para que la máquina lo entienda mejor».

Esa otra parte, la de la máquina, es la que corresponde a la empresa danesa Ordbogen, que ha invertido ya 16 millones de euros desde su puesta en marcha, en parte con financiación del Gobierno danés, para construir lo que llaman 'asistente de escritura' (Write Assistant). Su consejero delegado, Peter Revsbech, explicó ayer en la Facultad de Comercio cómo funciona el programa, que poco a poco estará disponible en todas las plataformas. Mientras alguien escribe un texto en inglés le puede surgir la duda de qué palabra emplear a continuación. Entonces la escribiría en castellano y el sistema, automáticamente, detectaría cuál es la que más se adapta a lo que busca el autor. En este caso está basado específicamente en los hablantes nativos de español que quieran escribir en inglés.

La segunda derivada de este proyecto es que Ordbogen ha creado un consorcio al que ha invitado al Centro Internacional de Lexicografía que dirige Pedro Fuertes. Este consorcio, financiado por el Gobierno de Dinamarca con siete millones de euros, contará con la aportación de expertos en redes neuronales de todo el mundo en un 'centro de excelencia'. Y esa participación de la UVA les lleva a tener un interés máximo en «establecerse en Valladolid, primero en la Facultad de Comercio, con entre 15 y 20 personas», según confirmaron tanto Fuertes como Revsbech. «Pero apiran a contar con más de cien empleados en Valladolid relacionados con tres sectores: telecomunicaciones, lenguas y comercio electrónico».

Tienen claro que este es el momento idóneo. Hasta el punto de que han acelerado la puesta en marcha de la aplicación en español, que se iniciaba anoche a las 00:00 horas. «Es una herramienta tecnológica. Eso quiere decir que se estropeará y la arreglaremos. Y luego se estropeará y volveremos a arreglarla. Y volverá a estropearse...», bromeó Peter Revsbech para explicar que «antes del verano estará mejor» porque en esta primera versión «hay cuarenta personas trabajando contrarreloj, y seguirán haciéndolo durante los próximos tres años por lo que cada semana se irán introduciendo mejoras».

Como ocurre con el caso del traductor de Google, o como sucedió con la máquina de ajedrez Alpha Go, las redes neuronales, la inteligencia artificial y demás avances científicos y tecnológicos permitirán que el sistema evolucione con el uso. «Cada día que pase mejorará, por tres razones: porque iremos incorporando descubrimientos y mejoras en inteligencia artificial; porque añadiremos mejores diccionarios y porque el sistema, además, aprende y se retroalimenta».

Es una herramienta, matizó Fuertes, que a diferencia del traductor de Google, «está pensado para hablantes españoles».Y las pruebas que se han hecho con los datos recabados por el grupo de investigación de la UVA «mejoran en un cien por cien los resultados», lo que les lleva a ser optimistas.

Para 700 millones

El negocio depende de ello, además. Su público potencial, señaló Peter Revsbech, son los 700 millones de hispanohablantes del mundo. Al principio la herramienta será gratuita porque de lo que se trata es de que comience a utilizarse y ese uso permita su mejoría progresiva. «Después, cobraremos», admitió el consejero delegado de Ordbogen, que hizo suya una máxima de los negocios, «primero hay que crear la necesidad y luego cobrar por darle solución».

El cálculo es sencillo y abrumador por lo ambicioso.«Si conseguimos que un 1% de la población pague un euro por utilizarlo estaríamos hablando de 18 millones de facturación». Y en ese 1% se encuadran, por ejemplo, investigadores que tienen que traducir los resúmenes o 'asbtracts' de sus artículos académicos para enviarlos a publicaciones y congresos científicos, o incluso los propios artículos.Y medios de comunicación, directivos de empresas...

La herramienta, de momento, funciona con otros idiomas.«El programa se liberó al público hace seis meses en Dinamarca y ha cambiado por completo el modo en que se traduce», presumía Revsbech ante los estudiantes de la Facultad de Comercio. «Han sido ocho meses de trabajo para crear la tecnología en la que se almacenan los datos», explicaba Pedro Fuertes. «Tardaremos unos seis meses en lanzar el primer diccionario Valladolid-UVA», añadió. Será uno de los momentos críticos en la evolución y progreso de la herramienta, que como recalcó ayer el consejero delegado de Ordbogen, funcionará mejor cuanto más se utilice.

Pantallazo del vídeo explicativo proyectado ayer.

Una aplicación que estará tres años en pleno desarrollo

La hora cero eran las doce de la noche. En ese momento debía entrar en funcionamiento la herramienta con el diccionario español, la mejora que permitirá que usuarios hispanohablantes utilicen la plataforma para escribir textos en inglés. De momento hay algunas restricciones técnicas importantes. Por ejemplo, es preciso contar con Microsoft Office, como mínimo, en su versión de 2013 y con Windows 7 en el ordenador. También se puede instalar una extensión en el navegador Chrome (buscar por Write Assistant en la direción

chrome.google.com/webstore) si se escribe en Google Docs. Peter Revsbech anunció que también se podrá emplear con dispositivos iOS (iPhone y iPad) en un futuro, así como en otro tipo de sistemas operativos.

El funcionamiento, como se pudo comprobar en la demostración en la Facultad de Comercio, es simple. Cuando se escribe un texto en inglés y se coloca una palabra en español, el sistema ofrece la alternativa que mejor encaja con el sentido de la frase que se estaba escribiendo. Además, el diccionario permitirá acceder a una funcionalidad en la que se ofrecerán todos los significados y contextos en los que se usa habitualmente esa palabra, para que el autor compruebe, si lo desea, si es efectivamente la que se aproxima mejor al significado que quiere darle al texto. En los próximos tres años se realizará un desarrollo exhaustivo de la herramienta.

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