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Participantes en la XXXII Marcha de Manos Unidas de Íscar. C. C.

Vecinos de Íscar caminan para ayudar a familias vulnerables de Chad

La villa carpintera celebró este domingo la trigésimo segunda Marcha de Manos Unidas

Domingo, 18 de mayo 2025, 19:23

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La delegación comarcal de Manos Unidas en Íscar celebraba en la mañana de este domingo su veterana marcha solidaria, que este año ha alcanzado su trigésimo segunda edición. Una iniciativa solidaria impulsada por Felícitas Arranz 'Tita' en 1989 con el fin de recaudar fondos económicos con los que ayudar a financiar los proyectos que cada año apoya dicha ONG católica.

En esta ocasión la recaudación obtenida se destinará al refuerzo socio-económico de familias vulnerables de la diócesis de Doba en Chad (África) y se enmarca dentro de la campaña 2025 de Cáritas Valladolid que se está desarrollando bajo el lema 'Compartir es nuestra mayor riqueza'.

La marcha discurrió con casi un centenar y medio de participantes de todas las edades por el recorrido habitual que, partiendo desde la Plaza Mayor, llevó a los andarines hasta el área recreativa de la ermita de Cristo Rey en el paraje de Puenteblanca, donde les esperaba un puesto de avituallamiento, lugar desde el que emprendieron el regreso al lugar de partida donde a primera hora de la tarde tuvo lugar la degustación de un pincho solidario a precios populares.

Como en anteriores ediciones, en esta acción solidaria colaboran además la Parroquia de Santa María de los Mártires, el Ayuntamiento de Íscar, las Asambleas Comarcales de Cruz Roja de Íscar y Mojados y las empresas Carpintería Almusa y Bebidas Javier Merino Alderete.

Proyecto de alfabetización

El proyecto, que incide en varios de los Objetivos de Desarrollo Sostenible (ODS), entre ellos el número 1 'Fin de la pobreza' y el número 4 'Educación de calidad', se desarrolla en Kara, aldea situada al sur de Chad, país con un IDH de 0,394, ocupando la posición 189 de 193 países, donde el 61,09% de la población vive por debajo del nivel de pobreza, y solo el 30% de los jóvenes de entre 15 y 24 años están alfabetizados. La tasa media de abandono de la primaria es del 76.7%, siendo este abandono mayor entre las niñas.

La pobreza es el factor más determinante en la no escolarización de niños y adolescentes, así 8 niños de cada 10 de los hogares más pobres no van a la escuela. Y la ruralidad es otro gran obstáculo por varios factores, en particular la falta de infraestructuras escolares, la prevalencia de escuelas de ciclo incompleto, el trabajo infantil más generalizado en las zonas rurales, tareas del hogar incluidas.

A falta de centros públicos, los padres ponen en marcha las escuelas y colegios comunitarios, y fijan los salarios y las matrículas, con las que pagan los salarios y el funcionamiento del centro. Los espacios no son acogedores, limitan las horas y las actividades por falta de luz, limitan los meses de curso por las lluvias; a ello se suma la falta de un necesario seguimiento.

La Iglesia de Chad, comprometida con esta realidad, apoya prioritariamente la educación de niños y jóvenes, empezando por la educación primaria. Las Direcciones Diocesanas de Enseñanza (DIDEC) tienen como misión la formación y el seguimiento de los profesores y maestros comunitarios, tanto de primaria como secundaria. La mayor parte de las parroquias de la diócesis de Doba tienen una escuela primaria comunitaria miembro de las Escuelas Católicas Concertadas (ECAs), y en parroquias rurales muy extensas, como la de Maïbombaye, es necesario abrir escuelas primarias en diversos sectores de la parroquia, como el de Kara.

Para ello, la DIDEC solicita a Manos Unidas colaboración para financiar el proyecto. El proyecto se realizará en dos etapas. En una primera fase para dotar a la escuela de un edificio de tres aulas y un despacho más almacén, equipados, y un bloque de letrinas; y en la segunda la creación de un comité para la reforestación de la escuela y la aldea, donde cada alumno plantará y cuidará un árbol, estando ya en marcha el semillero.

Los beneficiarios son los 301 alumnos (38% niñas) que cursan los seis cursos de la primaria y la preprimaria, así como sus siete profesores, entre ellos una mujer. La duración del proyecto es de un año y su viabilidad está asegurada por el balance entre ingresos y gastos, siendo el coste de la escolaridad acordado por la asociación de padres de alumnos de 15,2 euros por alumno y año.

El aporte de Manos Unidas (89%) se dedicará a la construcción de las infraestructuras y equipamiento. La asociación de padres de alumnos y la comunidad parroquial aportarán el 9% y el 2% respectivamente en materiales locales de construcción y en la plantación de un árbol por alumno.

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