Valladolid
Trece leyendas del volanteAntiguos conductores de Auvasa rememoran sus días dorados en un encuentro en Mota del Marqués
Ha llovido mucho desde que en junio de 1928, el empresario de Peñafiel Cipriano Díez Platero, inaugurara la primera línea de autobuses en Valladolid capital, ... uniendo la Plaza Mayor y el barrio de las Delicias. En 1945 se traspasó el servicio a Marcial Carrión, representante de la empresa Hermanos Carrión, que lo explotaría hasta 1979. Fue en esos años, antes de que el Ayuntamiento se hiciera cargo del servicio de autobuses creando la empresa Vallisoletana de Transportes Urbanos Sociedad Anónima (Vatusa), que más tarde pasó a ser Auvasa, cuando un grupo de jovencitos amantes del volante, entró a trabajar como conductores, cobradores o inspectores en las líneas de autobús.
Este sábado, aquellos jovencitos, hoy octogenarios, se reunieron en Mota del Marqués, para pasar un día de hermandad entre antiguos compañeros de trabajo y amigos. Fue un emotivo encuentro lleno de risas y abrazos mientras los veteranos compartían anécdotas de sus años de servicio. Los recuerdos fluían como si el tiempo no hubiera pasado, reviviendo trayectos y anécdotas de aquellos años en los que cada día, durante décadas, salían a desafiar el asfalto de la ciudad.
La cita reunió a trece exconductores, varios de ellos naturales de este municipio. El alcalde, Gerardo Hernández, actuó de anfitrión. Él también era del gremio. «Estoy muy feliz de haber reunido a mis antiguos compañeros en mi pueblo. Tengo tantos recuerdos con ellos… y todos muy felices. Me gustaba mucho mi oficio. Yo entré en Carrión. Empecé haciendo el recorrido de Plaza España a la Rubia como cobrador y a los tres días ya me pusieron de conductor», recuerda este edil autobusero. Los últimos años estuve cubriendo las líneas 1 y 2, hasta que me prejubilé y pasé a hacer trabajo de oficina. Era un trabajo precioso. Pasábamos por los lugares más emblemáticos de Valladolid y veíamos cómo la ciudad cambiaba con el paso de los años», prosigue.
«Pasábamos por los lugares más emblemáticos de Valladolid y veíamos cómo la ciudad cambiaba con el paso de los años»
Gerardo Hernández
Allí estaba también el motano Teodoro Díez, el decano de todos ellos con 87 años. También Ángel Gómez, un salmantino que a sus 82 primaveras recuerda perfectamente el recorrido de cada línea de autobús. «Mi mejor recuerdo es que todas las chicas iban siempre detrás de mí», dice con guasa. «A la fuerza… porque al ser yo el conductor, me tenía que colocar adelante», completa entre risas. «Yo compaginaba el trabajo de autobusero con el de albañil. Trabajábamos mucho y apenas teníamos descansos. A mí me apodaban 'Quema-autobuses' porque una vez, mientras yo conducía, empezó a arder el motor de un autobús de gas».
«Mi mejor recuerdo es que todas las chicas iban siempre detrás de mí»
Ángel Gómez
La reunión también contó con la presencia de algunos de los familiares de estos veteranos conductores, quienes escuchaban con admiración las historias que, a lo largo de los años, se habían convertido en verdaderas leyendas familiares. «Mi padre Félix Díez, fue autobusero durante 40 años. Empezó en 1963 y siempre le escuchaba contar las anécdotas que le pasaban estando al volante. Hoy he venido representándole, porque era muy amigo de esta panda y le hubiera encantado estar hoy aquí», señala Jesús Díaz. «Organizan estas quedadas muy frecuentemente. La última fue en El Pedroso de la Armuña, en Salamanca. Ésta la hemos querido hacer en Mota del Marqués, porque en nuestro pueblo hay mucho autobusero. Algunos han trabajado como conductores y otros como inspectores», señala.
Además de compartir anécdotas laborales, el reencuentro sirvió para conocer los lugares más emblemáticos de Mota del Marqués. Así, visitaron la Iglesia de San Martín, donde Gloria Hernández, presidenta de la asociación AREPA Mota XXI les hizo de guía, y también el Palacio de los Ulloa, donde fueron recibidos por la madre superiora, Pilar González. Continuaron la jornada con un vermut, una comida de hermandad y una sesión de karaoke, en la que el autobusero octogenario Ángel Gómez dio buena muestra de su arte a la hora componer canciones y poemas sobre Auvasa, mientras su colega Pedro López tocaba el saxofón.
Esta jornada de reencuentro sirvió para mantener vivos los lazos que estos antiguos conductores de autobús crearon en cada parada y los grandes recuerdos que forjaron al transportar durante décadas, a miles de vallisoletanos de un lado a otro de la ciudad.
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