Torrelobatón se somete a una PCR masiva
Sanitarios del centro de Tordesillas se desplazan a la localidad para realizar el cribado masivo y detectar nuevos casos de covid-19
Por riguroso orden alfabético. Así se sometieron en la tarde de ayer numerosos vecinos de Torrelobatón, a las pruebas PCR de covid-19 tras detectarse ... un brote que ya suma 42 contagiados en la localidad. Los sanitarios del área de salud de Tordesillas se desplazaron hasta el consultorio médico torreño para realizar los correspondientes análisis a las personas que han tenido contacto con los positivos detectados. Se trata de una operación masiva que podría elevar el número de afectados en las próximas 48 horas, cuando está previsto que se notifiquen los resultados.
Los vecinos, empadronados y no empadronados residentes estos días en Torrelobatón, habían sido convocados por el ayuntamiento a través de la aplicación móvil municipal, de los perfiles de redes sociales y de whatsapp. A las 17:00 horas se concentraban puntualmente los primeros en la explanada del consultorio. Allí, en tres carpas instaladas para la ocasión, se fue realizando el cribado por parte de los sanitarios. Los últimos fueron atendidos alrededor de las 22:00 horas. «El objetivo es hacérselo a todos los contactos posibles para que la gente se quede tranquila. Es la forma de que los vecinos sepan si han contraído el virus para, en ese caso, puedan tomar las medidas oportunas y evitar transmitir el virus entre sus familiares y otros contactos», explica Juan Pradera, responsable del centro de salud de Tordesillas y médico de cabecera del municipio.
Más información sobre el brote
Hace días que los torreños decidieron autoconfinarse en casa. Los dos bares de la localidad están cerrados a cal y canto, igual que las dos casas rurales y el Centro de Interpretación de los Comuneros en el castillo. La parroquia también ha suspendido el culto. Todo con el objetivo de contener un brote que parece tener su origen en una comida familiar. Muchos de los afectados son niños y adolescentes, que ayer acudían también a realizarse las pruebas. Todos asintomáticos. «Queremos que esto pare de una vez», señaló Natividad Casares Puerta, alcaldesa. «La prueba se la pueden hacer todos los vecinos que lo deseen y que actualmente están residiendo en la localidad. Lo que no queremos es que acuda nadie que ya esté fuera de Torrelobatón, precisamente para evitar que el virus se desplace de un lugar a otro», añadió.
Una de las primeras de la cola era Merche Alonso, quien confesaba que vive el brote de su pueblo «con mucho miedo. Preveía un repunte a nivel general a finales de agosto, pero nunca me hubiera imaginado que los que lo iban a padecer fueran mis propios vecinos», cuenta esta torreña. «Mis nietos han estado en contacto con una persona positiva y la prueba de mi hijo ha salido indeterminada. Todo eso me hace venir más nerviosa. Pero mientras todos sigan asintomáticos, todo va bien·, dice antes de que le toque el turno.
Hace días que el hermano, la cuñada y la madre de Javier Puerta recibieron su resultado. Los tres son positivos. Eso a Javier le causa gran incertidumbre ante su prueba. «Estamos contentos porque están todos bien, pero nos da miedo que el virus se vuelva más agresivo. El hecho de que esto haya pasado en Torrelobatón no significa que hayamos sido más descuidados o imprudentes que en otros lugares. Simplemente ha sido un cúmulo de coincidencias y de mala suerte», afirma.
Un valiente de 4 años
También se encontraba muy nerviosa Lorena Alonso, de 25 años. Ella achaca la rapidez con la que se ha extendido el brote a la cercanía que hay entre los vecinos. «Nunca te esperas que aquellos con los que estás todos los días, puedan tenerlo. No eres consciente hasta que no te toca de cerca. Yo no he tenido contacto con ningún positivo, no he estado en bares ni sitios cerrados y he sido muy cuidadosa, pero aún así, tengo miedo a que me den unos resultados que no me espero», reconoce esta joven.
Entre los primeros de la fila hay también un valiente de 4 años. Carlos Mozo estaba tan tranquilo antes de que le llegara el turno y tenía muy claro todo el procedimiento sanitario que tenía que cumplir. «Me van a meter una pajita por la boca para que me miren el coronavirus», dice muy convencido. «No tengo nada de miedo», informa el niño. «Venimos tranquilos y sin síntomas», aclaran Azucena y Ángel, madre y abuelo del pequeño.
Con los ojos llorosos y cierto picor en la nariz salió Alfonso Casado tras realizarse el test. «No duele, pero da mucha impresión. Sientes un cosquilleo muy grande», le dice a su vecino Cipriano Bueno, al que se lo han tenido que repetir, por haberse caído el bastoncillo al suelo. Allí está también Paquita Pérez esperando su turno. «A mí me están llamando muchos amigos para interesarse por la situación. Muchos bromean y me dicen que mi pueblo es como Wuhan», comenta.
A media tarde acude a la fila la más veterana del municipio, Saturnina Díez. No le hacen esperar cola. A sus 103 años, acude en coche, acompañada de su hija Julia y de su nieta Virginia. Satur tenía un año cuando surgió la epidemia de gripe. Dice que el coronavirus no le quita el sueño. «Vengo tan tranquila. A mi edad, una ya no se asusta por estas cosas. No tengo síntomas y no me entran ni las balas», dice convencida la decana de Torrelobatón.
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