Un santo contra la epidemia del miedo
La localidad vallisoletana de Villabrágima se encomienda San Roque, venerado desde 1584 como sanador, para hacer frente al coronavirus con «confianza»
San Roque es el santo protector de las epidemias. Desde su canonización, en 1584, es venerado y se trata de uno de los santos ... sanadores con mayor tradición. Y la parroquia de Villabrágima se ha encomendado a este popular santo para pedirle que detenga la propagación del coronavirus.
El pasado jueves se iniciaron en la iglesia de Santa María una serie de actos, con la celebración de una misa y exposición del Santísimo como «una invitación, en estos momentos de inquietud y desasosiego, a vivir con paz, serenidad y confianza en lo que nos toque, sabiendo que estamos en manos de Dios», según explicó el párroco de la localidad, Francisco Casas, quien calificó la situación actual como «epidemia de miedo», para la que «se necesita renovar la confianza y la paz».
Las actividades, presididas por la escultura de San Roque que alberga el templo, continuaron el viernes con confesiones, un vía crucis y una misa. Yayer sábado, desde las 9:00 horas, con turnos de vela y exposición del Santísimo con adoración y reparación, dirigidos tanto a vecinos de Villabrágima como de otros pueblos, como Medina de Rioseco, Pozuelo de la Orden o Morales de Campos. La jornada llegó a su final con el rezo del santo rosario, al que siguió una misa.
El párroco hizo ver también que «el hombre se ha creído el centro del mundo, y cuando aparece una enfermedad que nos habla de muerte, nos toca renovar la confianza en el Dios de la vida eterna». En todos estos actos se están siguiendo de forma escrupulosa las recomendaciones del Arzobispado para evitar posibles contagios, como no darse la paz.
Reparto de 'detentes'
Hoy domingo, durante la misa en la iglesia de San Ginés, se realizará la renovación de la consagración de la parroquia al Corazón de Cristo y se repartirán los detente «como protección del cielo a cada uno de los fieles». El detente es un pequeño emblema que se lleva sobre el pecho, con la imagen del Sagrado Corazón. El párroco recordó la eficacia que ya tuvo en el pasado contra otras epidemias, especialmente con la de peste bubónica que se produjo en Marsella en 1720 y donde el detente, que lleva la leyenda «el Corazón de Jesús está conmigo», logró frenarla de manera casi milagrosa. En este sentido, Francisco Casas señaló que «los cristianos en tiempo de peste siempre se han distinguido por la oración y la confianza».
Además de la imagen de San Roque, otra de las particularidades que tiene la parroquia de Villabrágima en estos momentos de pandemia es un lignum crucis (una astilla de la Cruz de Cristo), regalo del cardenal Carlos Amigo, al que «encomendarnos en este largo Viernes Santo que nos ha tocado vivir en un tiempo de sufrimiento, dolor e incertidumbre, y en ese trocito queremos renovar la confianza en Dios que sufre y muere por nosotros», en palabras del joven párroco.
No es la primera vez que Villabrágima pone su confianza en momentos difíciles a un santo, como lo demuestra la presencia en la iglesia de una imagen de San Gregorio Ostiense, al que la localidad le hizo un voto de villa como protector contra las plagas agrícolas. Mientras la propagación del Covid-19 parece que empeora día a día, Villabrágima exclama «¡San Roque, ruega por nosotros!», según se lee en el cartel anunciador.
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