Valladolid

Pintia, una 'Atapuerca' de la Edad del Hierro

El pasado 11 de enero el director de las excavaciones y del Centro de Estudios Vacceos Federico Wattenberg -sito en Padilla y dependiente de la Universidad de Valladolid-, el profesor de Prehistoria de la UVA, Carlos Sanz, se dio de bruces con dos excavadoras que alcanzaban a horadar una zanja de 230 metros de longitud y 1,50 metros de profundidad en una tierra de cultivo en la que -por normativa- la máxima profundidad que los trabajos agrícolas pueden alcanzar es de 35 centímetros. La ciudad de Las Quintanas y su muralla resultaron afectados, principalmente.

Una profundidad que los vecinos de Padilla cumplen escrupulosamente, por respeto a la ley y por respeto a lo que destacaba la citada vecina, su herencia: histórica, patrimonial y cultural. La persona que realizó la zanja es de Peñafiel, de ahí que Carlos Sanz estime que el daño provocado surja de «falta de apego a la tierra», algo que no sucede con los vecinos de Padilla de Duero que sí se sienten apegados plenamente a su terruño, del cual forma parte Pintia.

El propio Carlos Sanz reside en Padilla de Duero desde hace 10 años y es una persona apreciada, tal y como reconoce el presidente de la asociación vecinal Los Álamos, quien señala que «Carlos es una persona que se ha hecho querer, y su pareja, y todo en lo que podamos ayudarles lo hacemos. Han hecho mucho por el pueblo. No solo se dedican a la excavación, también se dedican a hacer otro tipo de cosas para el pueblo y para los vecinos. Además nos han dado a conocer en el mundo».

Junto a la UVA y de su mano, Sanz desembarcó como estudiante universitario en el yacimiento en 1979 y ya en 1985 se puso al frente de él, y, también, a hacer frente al primer gran daño que vivió en persona: el plan de regadío de la vega de Padilla. De nuevo otra canalización, en el año 2000, de la Confederación Hidrográfica del Duero, causó estragos en la ciudad de Las Quintanas y la muralla y, ocho años después, un agricultor de fuera del pueblo horadó la tierra hasta un metro en la necrópolis de Las Ruedas. En torno a esta necrópolis, en el 2021, los expoliadores cavaron 100 hoyos en busca de tesoros.

45 años de excavaciones, más de 30.000 piezas rescatadas, estudiadas, datadas y contextualizadas -y numerosas publicaciones- llevan a Sanz a afirmar, sin el menor género de dudas, que Pintia es «una Atapuerca de la Edad del Hiero».

No existe un yacimiento vacceo que tenga, ni de lejos, el recorrido de Pintia ni los frutos que éste ha dado, y que puede dar. En tan solo media hectárea trabajada «los resultados han sido extraordinarios, no solo en recuperación de objetos, miles, algunos de elevadísimo valor económico, sobre todo de un elevadísimo valor histórico» por lo que representan para construir el relato histórico fidedigno de Pintia.

Esos extraordinarios resultados -cuantitativa y cualitativamente- surgen de tan solo el 1% de la zona arqueológica, de media hectárea de las 125 que abarca la zona arqueológica, su mayor parte propiedad de una decena de agricultores. De titularidad pública son 6 hectáreas, parcelas de la Junta, del Ayuntamiento de Peñafiel y del propio Carlos Sanz, quien compró dos de su bolsillo para protegerlas.

Pintia sobrevivió 1.200 años, alcanzado una población de 10.000 habitantes, más de un milenio de continuidad en el que se dieron el relevo vacceos, romanos y visigodos, del siglo V a.C. al VII de nuestra era.

«Si potenciaremos el valor patrimonial que subyace a los 35 centímetros de uso agrícola nos daríamos cuenta de la dimensión que puede tener esto: patrimonial, económica, turística....». «Si queremos establecerlo en términos estrictamente crematísticos, yo no sería capaz de evaluar ahora mismo qué aportación de patrimonio hemos producido en estos 44 años al Tesoro Nacional, al Tesoro de nuestra comunidad. Miles de piezas», afirma Sanz.

Unos resultados de gran magnitud con pocos recursos y siempre inciertos. Pequeños patrocinios y el voluntariado tensa el fino hilo de vida al que cada anualidad Pintia se ancla. «Cada año es una incógnita, es como tirarte a la piscina y luego ver si hay agua», ejemplifica Sanz.

Tempos Vega Sicilia les apoya desde 1999, así como la propia Universidad de Valladolid -de quien dependen-, y desde hace 4 años la Diputación de Valladolid hace lo propio, y de quien esperan un nuevo apoyo este este quinto año. Los socios de la Asociación Cultural Pintia, con sus cuotas y su trabajo de voluntariado también contribuyen, como lo hacen las visitas que organizan -también actividades para escolares-, o el merchandising. Esperan retomar los cursos de verano para estudiantes extranjeros en el yacimiento.

De esta forma sobreviven, por lo que el director del yacimiento entiende que debería garantizarse una fuente de financiación estable en el tiempo que asegure un equipo humano de trabajo. Junta, Diputación y Ayuntamiento de Peñafiel como pilares fundamentales. Hay que buscar una fórmula para que siga siendo una fuente de riqueza arqueológica, patrimonial, histórica, cultural, turística, empezando porque exista «una política para el patrimonio arqueológico en Castilla y León, por favor. Es necesario que haya unas financiaciones de escala más pequeña de cosas que fomentan la investigación, pero luego que diseñen un plan estratégico en relación con estos bienes patrimoniales arqueológicos, y seleccionar unos cuántos de ellos, me da igual que sea Pintia o que sea otro, aunque a estas alturas no sería lógico no utilizar Pintia por el desarrollo que tiene ya. De Castilla y León el más importante, sin duda».

Sobre cómo ha caído en el pueblo la noticia del destrozo al yacimiento, el presidente de la Asociación Los Álamos, Manuel Viñuales, señala que «lo que hemos hablado todos es que es vergonzoso que estas cosas puedan suceder. Ha sido tremenda la cantidad de gente del pueblo que ha reaccionado contra esto, lo consideran como una ofensa a toda la gente del pueblo. Es inadmisible que se pueda hacer una cosa así».

No existe un choque de intereses entre agricultores y el yacimiento, el presidente de la asociación vecinal es claro al respecto: «Esto no es una guerra entre agricultores o vecinos con propiedades y el yacimiento. Este último daño es un acto puntual y además provocado por alguien ajeno al municipio», lo cual no excusa, ni entiende, porque se trata de un vecino de Peñafiel, y «todos los agricultores de la zona saben que ahí no se puede excavar a más de 35 centímetros. Es incomprensible que lo haya hecho una persona de Peñafiel, eso es lo que llama la atención».

Por el contrario, lo que sí que ha provocado una valoración positiva ha sido la determinación y diligencia del consejero de Cultura, Gonzalo Santonja. «Es fundamental, porque a partir de ahora este hecho no creo que se vuelva a repetir». Es algo sin precedentes. «Más rápido imposible», refleja Viñuales, lo que «demuestra su interés. Esperemos que esto dé un impulso a Pintia y que las administraciones se organicen en intentar apoyar todo lo que pueda».

El deseo del pueblo ahora es ver de nuevo a los estudiantes extranjeros que acudían cada verano a las excavaciones, y que se convertían en unos vecinos más. «Una maravilla», refleja el presidente de Los Álamos, «porque los chavales conocían el pueblo, también Peñafiel y la comarca y Valladolid. Pero esto sin ayuda no se puede llevar a cabo».