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Lorena Arias Duque
Lunes, 9 de junio 2025, 13:30
La localidad vallisoletana de La Parrilla conmemoró el fin de semana las fiestas en honor a San Francisco de San Miguel. Los festejos, que comenzaron ... el día 5, se cerraron el domingo 8 con el día del patrón. Las calles amanecieron vacías durante la jornada grande, con tan solo el ruido de las escobas que movían sin parar Elena y Geli, trabajadoras del servicio municipal de limpieza, para dejarlo todo a punto antes de que la gente se echara a la calle.
Ambas coincidían en que el desenfreno de la noche anterior fue algo más «exagerado» que otras veces. «Y, claro, ahora todo el mundo está de resaca en su casa y las calles llenas de basura», lamentaba Elena, con notable indignación, mientras mostraba unas fotografías del estado de la Plaza Mayor antes de empezar la limpieza.
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Ella y su compañera se afanaron durante más de tres horas -comenzaron a las 8:00 y a las 11:00 aún seguían- en retirar toda la basura del recorrido taurino. Entre los vasos de plástico y los cristales rotos que se colaban bajo los bancos, en los callejones o en el césped, lo que más sorprendía a Geli era la cantidad de cigarrillos electrónicos. «Otros años no he visto tantos», aseveraba.
Acabado el trabajo –y bien limpias las calles– ambas se apresuraron a acicalarse para no perderse la misa de las 12:30 en la iglesia de San Francisco de San Miguel y la posterior procesión. A las puertas de la parroquia, uno de los dulzaineros de la procesión rememoraba la leyenda del mártir. Se dice que se trata de un misionero del siglo XVI enviado a Asia para evangelizar, junto con otros compañeros, y martirizado allí por su cometido. «Se sabe que llegó hasta Japón», asegura el músico. De ahí su nombre, Francisco de San Miguel del Japón, que reza en el estandarte de la procesión que esta mañana sujetaban con orgullo dos niños.
Al ritmo del grupo musical Campo de Mielgas, se fueron uniendo los vecinos del pueblo para bailar las jotas castellanas. Al finalizar el recorrido, el café Paradiso propuso una discomovida con el DJ Carlos GS y la degustación del menú del restaurante, para continuar con la fiesta incluso a la hora de comer. «Parece que esto está teniendo muy buena respuesta por parte de la gente», señalaba Noelia Garrote, propietaria del bar, que, además, tuvo una impresión positiva de estos días de fiesta. «Aquí, por lo general, la gente se comporta bien», subrayaba.
Por la tarde, a las 19:30, el bar El Cafetín ofreció la actuación del grupo de rumba Los Perets y, para cerrar la jornada, hubo un baile para todas las edades. Mientras, los más pequeños pudieron entretenerse con las atracciones hinchables y el tren infantil.
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