De Medina del Campo al mundo a través de una trenza viajera
A principios del 2019 la emblemática Panadería Cipriano Martín lanzó una iniciativa en redes sociales y el dulce ya ha recorrido miles de países de mano en mano
Todo comenzó en Roma frente a la romántica Fontana di Trevi, pero pronto continuó su trayecto por Egipto, Luxemburgo, Ámsterdam, Jerusalén, Petra, Washington D.C., ... Moscú, Dubái, Tanzania, Marruecos, incluso Cuba o las Islas Maldivas. Uno de los productos más típicos y característicos de la Panadería Cipriano Martín de Medina del Campo lleva más de cinco año conociendo el mundo con una gran variedad de acompañantes. A principios de 2019, Carlos Martín, sexta generación de la pastelería, se encontraba en un viaje con unos amigos cuando, de repente, se le ocurrió hacer una foto a la emblemática trenza de crema medinense frente a un monumento.
«Lo subí a redes sociales. Estábamos viendo el programa de 'Españoles por el mundo' y nos surgió crear el hashtag #CMartínporelmundo. A partir de eso, nació la trenza viajera», explica. Este dulce ya ha recorrido varios continentes de mano en mano, desde Europa, hasta América, pasando por Asia y por África; e incluso ha presenciado el inicio de las Ferias y Fiestas de San Antolín desde lo alto de la Torre de la Colegiata y ha disfrutado de la última edición de Eurovisión. «Queríamos enseñar el mundo con un producto característico nuestro que tuviera una repercusión visual para nosotros y que la gente conociera la diversidad que puede tener la trenza», añade. Y es que, junto a la imagen de este postre, la panadería medinense explica a sus seguidores de redes sociales algún dato de la ciudad en la que se encuentra.
«La historia empezó en algo nuestro. También hicimos hincapié en familiares, amigos y cercanos, porque todo proyecto al principio cuesta un poco sacarlo adelante», detalla Martín. Pero, de inmediato, la respuesta de la ciudadanía fue muy positiva y la acogida de esta campaña no pudo ser mejor. «Después de todo esto, la gente vienen a la pastelería y nos pide trenzas para hacerse fotos en sus viajes», puntúa. Un enganche y un reclamo también para que compren algún otro producto del establecimiento.
El por qué una trenza en vez de otro dulce es muy sencillo; puro tema logístico. «Su tamaño y su caducidad hacen que sea fácil de llevar, de transportar y de incluir en el equipaje. También es uno de los productos que más vendemos y tienen un precio bastante asequible», menciona Martín. Además, su forma redondeada y plana posibilita su envasado al vacío, y así su conservación.
La panadería Cipriano Martín lleva desde 1955 endulzando los paladares de Medina del Campo e incluso ya alcanza la sexta generación al mando. Recientemente, en 2017 la tienda, ubicada en la céntrica calle Padilla sufrió una remodelación. «Cuando mis abuelos fallecieron estuvimos un tiempo cerrados viendo a ver qué hacíamos. Finalmente reformamos el local sin perder nuestra seña de identidad», explica Martín; pues hasta entonces se encontraba separado de esta.
Poco tiempo después, Carlos comenzó la iniciativa #CMartínporelmundo que ha ayudado a impulsar el consumo no solo entre los vecinos de la localidad, sino también entre los foráneos. «Desde que abrimos las ventas han ido creciendo, año a año, considerablemente. No solo de la trenza como tal, sino a nivel de la pastelería en general. Creemos y confiamos que, al final, puede haber sido que las redes sociales nos hayan ayudado a potenciar las ventas», asegura.
Aunque, hasta el momento, no dispongan de tienda online, esta campaña ha ayudado a la panadería medinense a aumentar el número de seguidores en Instagram; plataforma donde publican las fotografías y donde cuentan con casi 2.000 usuarios. E incluso están pensando en comercializar sus dulces en internet. «Estamos dando vueltas a cómo poder vender nuestros productos, porque la verdad es un poco complicado. Se elaboran diariamente y no tenemos una fábrica para haber envasado individual. Pero al final nada es imposible», menciona Martín.
Por el momento, la antigua panadería Cipriano Martín seguirá con sus visibilidad en ese mundo a través de su trenza viajera; un dulce que, en este último mes de mayo, ya ha recorrido Nápoles, Mérida, Malmö y Esauira. Sus gerentes se sienten muy orgullosos del desarrollo del comercio. «Es un negocio que funciona y que nos gusta», detalla Carlos. De hecho, esperan seguir subiendo escalones. «Ya no sé si en el propio local o en otro, o una reforma de la parte del escaparate actual para ganar metros a la tienda», explica.
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