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Más de doscientos participantes consolidan en Peñafiel la cita con las vespas y lambrettas
La concentración Scooter Run Ribera del Duero celebra su decimotercera edición con inscritos llegados de todo el país y uno de Gran Bretaña
Si el sonido de sus pequeños motores las hace inconfundibles, su carrocería las hace míticas. Como en mítica va camino de convertirse la Scooter Run Ribera del Duero, una de las concentraciones de motos vespas y lambrettas más importantes del panorama nacional.
Es todo un clásico en Peñafiel, con participantes procedentes de toda España. En esta ocasión, fueron más de doscientos los amantes de las dos ruedas que se inscribieron en la iniciativa, con la curiosidad de que uno de los inscritos era de Gran Bretaña.
Este fin de semana se concentran en la localidad vallisoletana vehículos de dos ruedas de todo tipo. Para muestra, un botón, pues quienes se acerquen hasta el municipio podrán contemplar tanto una Lambretta de los años 50 como una Vespa prácticamente recién sacada del concesionario.
«Es una Lambretta LD del año 55, con una motorización más actual, pero ahí está la moto, rodando estupendamente», dice sobre la primera su propietario, José Enrique Fontecha, llegado desde Linares, en Jaén. «He venido con ella en un remolque, son casi 500 kilómetros. Podría haberlos hecho en la moto pero tendría que haber salido la semana pasada», explica el jienense sobre esta veterana moto que luce matrícula de Granada pintada en el guardabarros delantero.
«He venido en una Lambretta del 55 desde Linares, con ella en un remolque; son casi 500 kilómetros»
Otras, algo más nuevas, lucen en el frente de sus alas el sello de estar al día del pago del 'Impuesto Municipal sobre Circulación de Vehículos', de 1968, y 150 pesetas del lugar en el que se adhiere.
José Enrique repite visita, como también lo hace Pablo Llorente, quien se ha desplazado desde Segovia con una vespa de 2021. Se trata del modelo GTS 300 HDI, una montura con la que hacer kilómetros. «Creo que es la más joven, pero es chapa, no es plástico», aclara.
Una buena organización
Tanto para Llorente como para Fontecha «esta concentración es de las que con más ganas vengo», subrayan. En lo que también coinciden es en alabar la organización, el programa de actividades y especialmente el papel del organizador, Alberto Arranz, otro apasionado de esta filosofía de vida que, además de las scooter, también tiene como epicentro la música y la moda.
Alberto Arranz se emociona al hablar de la edición de este año, pues una lesión inoportuna estuvo a punto de impedir su puesta en marcha. Se emociona por cómo le han arropado sus amigos y compañeros acudiendo a Peñafiel a apoyarle.
De nuevo suenan en Peñafiel los motores de unas míticas motos, como lo es la música que les va a acompañar el fin de semana, el vino de la Ribera del Duero del que van a disfrutar y, cómo no, el lechazo con el que sublimar esta experiencia motera.
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