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Hace cientos de años un gran incendio se propagó por todas las calles de Castromonte. Los vecinos atemorizados acudieron a su patrona, la Virgen ... del Rosario, para que acabara con las llamas. A poco rato de sacar a la imagen en procesión, las llamas cesaron. Entonces, el pueblo, agradecido, juró rendir todos los años un homenaje a la Virgen del Rosario en lo que se denomina un voto de villa.
Una tradición que después de siglos se conoce en el pueblo como la Rogativa, ya que han sido muchas veces las que por medio de este voto de villa se ha pedido el agua para los campos. De hecho existe otra tradición por la que un año después de la Rogativa llovió mucho, la cosecha de trigo fue muy buena y hubo mucho pan, por lo que en los pueblos de la zona se conoce a la Virgen como la Panadera, según siguen recordando los vecinos más veteranos. Sin duda este año ha sido el de agradecer a la Virgen el buen estado del campo, que hace anunciar una excelente cosecha.
La tradición se repetía todos los lunes de Pentecostés cuando finalizaba la novena al Espíritu Santo. Desde hace pocos años tiene lugar el sábado anterior con el fin de dar la posibilidad a todos los vecinos y allegados que viven fuera de que puedan participar de esta tradición tan querida en la localidad, en la que sale a la calle una larga procesión en la que son portados a hombros una quincena de santos de devoción que acompañan a la Virgen del Rosario, y que es seguida por multitud de vecinos y visitantes por calles y caminos para regresar a la iglesia, donde se canta la salve en el exterior en presencia de todos los pasos.
Un año más, la procesión, con la presencia de multitud de vecinos y visitantes, fue abierta por la imagen del Niño Jesús, que fue portada por niños. Después, y por orden de su festividad en el año, siguieron, San Sebastián con la bandera nacional, San José, la Cruz, San Antonio, el Padre Bernardo de Hoyos, Santa Rita, San Roque, la Virgen de Fátima, la Purísima, el Corazón de María, el Corazón de Jesús, San Isidro, San Clemente, que es el patrón, la Virgen del Carmen, Santa Ana y la Virgen del Rosario, que cerró la procesión vestida con sus mejores galas que en otros tiempos la regalara la marquesa de Trebolar.
La gran mayoría de los santos tiene su cofradía y es el mayordomo el que tiene el honor de invitar a otras personas a portar las andas y estandarte, sin que necesariamente sea de la cofradía. Al final de la procesión, el mayordomo les agasaja en su casa, también en restaurantes de Rioseco, con una suculenta merienda en la que no faltan mariscos, pescados y carnes. El resto de vecinos pudieron disfrutar de la cena organizada en las paneras por el Ayuntamiento, que tuvo el menú de entrantes variados con canapés, queso de Castromonte y empana de bonito, dando paso al plato principal de caldereta de ternera con verduritas y al postre con surtido de pastelitos. La jornada festiva tuvo el mejor final con un homenaje al grupo Mocedades que llevó a cabo la Agrupación Musical Voces de Laguna.
La celebración de la Rogativa de este año ha venido acompañada de la buena noticia de que el bar-restaurante Sabor de Torozos, en un bello y moderno edifico ubicado en la plaza Mayor, ha empezado a ser regentado por la vecina de Villabrágima Ana Cebrián, que ha heredado el buen hacer de su padre, Félix, que durante muchos años abrió en su localidad natal el bar Felisín como referencia en la comarca de la mejor cocina casera. Una apuesta de emprendimiento para el que, además de su buena y acreditada mano en los fogones, cuenta con el apoyo de su marido, Javier Caballero, y de sus tres hijas, Celia, Sofía y Julia. La noticia ha sido muy bien recibida por los vecinos.
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