Los primeros 'teledoctores'
de la UVA
La universidad estrena sus tribunales 'online' para doctores. «Es casi más bonito que en directo», afirma su pionero
El momento cumbre de la vida estudiantil defendido desde el salón de su casa en Madrid y frente a una pantalla. Sin un tribunal delante, ... ni familiares o público en directo. Hasta ahora, este acto académico tenía estética de juicio, con estrado y tribunal. Y con sentencia. El ya doctor en Matemáticas Hristo Inouzhe es el primer doctorando de la Universidad de valladolid (UVA) que presentó su trabajo en Estadística ante sus examinadores de forma digital.
Sobresaliente cum laude. Fue un estreno exitoso. «Siempre hay unos nervios iniciales. Pero, después, estaba muy tranquilo y solo me preocupaba que pudiera fallar el servidor», explica este alumno de la Facultad de Ciencias. En el mundo universitario, la defensa de un doctorado es un acto social, una fiesta que reúne a candidato, tribunal, familiares y amigos y culmina años de investigación con una puesta académica normalmente exenta de tensiones. El tribunal conoce el trabajo con antelación y el documento es público semanas antes por lo que son muy inusuales las sorpresas de última hora. Y el temor a cualquier fraude, como sucede con los cercanos exámenes digitales, carece de sentido.
Ante la irrupción de ese 'alumno' incómodo que es el coronavirus, la UVA ha adaptado su normativa de defensa de doctorados para poder hacerlo 'online'. El 20 de abril, los cambios se publicaron en el Boletín Oficial de Castilla y León, «Ha sido un aprendizaje a marchas forzadas –explica la directora de la Escuela de Doctorado, Carmen Camarero– . Pero hay alumnos que no pueden esperar y hemos modificado la normativa de forma temporal».
Pero, como en otras áreas formativas, el 'teledoctorado' ha llegado para quedarse. «Cuando se levante el estado de alarma cambiaremos de nuevo la normativa para permitirlo de forma definitiva», confirma Camarero.
Hristo Inouzhe aceptó ser el primero precisamente porque tenía prisa. Y planes. «Ha pesado más que el aspecto social, compartir con la familia... Tengo la opción de hacer un postdoctorado en Francia y necesitaba cerrarlo ya». Además del éxito en su presentación le queda un consuelo. «Ha habido más gente viéndome de forma digital que si hubiera sido presencial». Además considera que la presentación «fue casi más bonita con un proyector y un 'powerpoint' que ante un tribunal presencial».
El anterior sistema solo permitía que uno de los miembros del tribunal accediera por videoconferencia. El nuevo contempla el uso de cualquier plataforma digital. Una URL (dirección digital) admite que cualquier persona pueda asistir al evento. Además hay que preparar otra conexión privada para que el tribunal pueda deliberar tras la exposición del doctorando. Todo ello con el soporte de autentificación de las firmas electrónicas.
«En realidad esta parte es la más fácil» –insiste carmen Camarero– ya que es la plasmación digital de los habituales espacios físicos». Otras de las grandes ventajas es el ahorro de tiempo y dinero. Reunir un tribunal suponen viajes y costes que debe sufragar la institución académica y el propio aspirante a doctor que, si es foráneo, se veía obligado a costearse el viaje y la estancia para presentar su trabajo.
Calidez frente a agilidad
Tras este primer ensayo positivo. Esta semana se han defendido otro par de tesis digitales. Una de Carlos Gómez, sobre Ingeniería industrial. La catedrática de Historia de la UVA Isabel del Val copresidió ayer el tribunal de la tercera: la de su discípulo Germán Gamero, que ha recorrido los archivos de media europa investigando sobre la corte del rey Fernando el Católico.
Días antes, la exvicerrectora ensayaba la parte técnica para evitar las sorpresas del directo. Se muestra defensora de este «cambio total», nunca vivido en su larga experiencia docente. «Pierdes la calidez del contacto directo en el momento en el que se alcanza el máximo grado como estudiante –reflexiona–. Pero las ventajas de lo virtual son muchas y el ahorro, también». Veteranos docentes curtidos en muchos tribunales como Del Val perciben que «hay mucha expectación en estas primeras lecturas. Y no se puede despreciar el ahorro de costes para las universidades».
Carmen Camarero admite que hay muchos estudiantes que finalizan su trabajo y se debaten entre «esperar que pase este proceso para vivir intensamente su lectura». Frente a ellos, los que tienen planes postdoctorado. En la UVA hay 1.300 alumnos matriculados en la Escuela de Doctorado, que da cauce de lectura a unas 150 al año. El 30% son extranjeros que ahora «podrán defenderla desde su propio país».
¿Tienes una suscripción? Inicia sesión